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Llevabas días deprimida, te acostabas mirando el techo evitando llorar pretendiendo pensar en otra cosa que no fuera lo mismo de siempre. Estabas viviendo uno de tus primeros desamores cuando una de tus "amigas" se metió con Elías, tu novio. Ni siquiera comias o comias muy poco, ya no salias ni tampoco te interesaba pasar tu tiempo en familia. Hiciste tu mejor amiga la danza, la academia de arte fue tu refugio de la lluvia pero solo servía para despejar tu mente por unas horas y luego volvia el mismo nudo en la garganta. 

En esa soledad apareció Enzo...

El era unos 10 años mayor que tú.

Estaban rompiendo las reglas, muchas reglas todas juntas.

Te enteraste por tu hermano que había vuelto a la ciudad después de años de irse, Enzo era el amigo de la infancia de tu hermano porque crecieron prácticamente juntos los tres, aunque muy aparte porque mientras Sebastián y Enzo jugaban en el patio, tu todavía tomabas leche y gateabas en pañales. Cuando ya eras algunos años más grandes siempre tu hermano te hacia de lado para poder jugar "cosas de hombres" que eran muy bruscas para ti y aunque no jugaras te gustaba pasar tiempo con Enzo, el no te trataba tan mal como tu hermano.

No habías visto a tu hermano tan feliz desde que te consiguió novia, no paraba de contarle a tu madre por teléfono que Enzo; el niño que siempre iba con su bicicleta a jugar a la casa había vuelto después de tanto tiempo. Se fue cuando tenias 9 años, te alegraba un poco aunque no tanto como a Sebastián, pero si tenias curiosidad por ver como había cambiado ese niño que siempre tenía heridas en las piernas por caerse cuando jugaba o siempre tenia el pelo con ondas, largo y desordenado , ni se molestaba en peinarlo. Los tres habían crecido para bien o para mal, lo último que supiste de él fue que le interesaba el teatro y ser actor, es por eso que se fue en primer lugar; queria ampliar su talento y algún dia aparecer en la pantalla grande. 

No era tu mayor alegría, esa noticia no fue capaz de cambiar como te sentías. Era imposible superarlo si siempre que entrabas a clase veías a tu amiga y a tu ex chapando en pleno salón con hora libre. Desde eso, solo te la pasabas metida en el baño de mujeres encerrada en un cubículo sin hacer otra cosa que mirar tu teléfono por varios minutos hasta que fuera hora de entrar al salón, a veces ni siquiera entrabas. Últimamente andabas mucho más irritante que antes pero lo único que podía sacarte una sonrisa era que después, ibas a tu casa para cambiar tu ropa y podías ir a la academia con los demas. De vez en cuando ni siquiera cambiabas tu uniforme con tal de irte rapido, al llegar solo te cambiabas en los baños. 

Esa tarde fue así, apenas pudiste salir de la clase casi corriste a cambiarte ropa para ir al teatro. Amabas más que nada bailar, esa era la manera en la que te expresabas. Llevaban unos días ensayando para la obra de Giselle, una campesina sufre de un amor no correspondido por Albrecht y cae en la locura, también en la muerte. Una obra clásica de ballet, te partiste el lomo y los pies por conseguir el papel de Giselle aunque Santiago, uno de tus amigos en la academia, te decia mucho que seguramente te iban a dar el papel de Myrtha; la reina de las Willis, unos espíritus del bosque que reciben el alma de Giselle, eran almas de mujeres que murieron sin casarse. Lo ultimo no te gustó mucho, no te gustó esa parte de la obra y la manera en la que la protagonista enloquecía por el amor de un hombre, pero fuera de eso ansiabas bailar.

"ONE SHOTS" - Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora