"ONE SHOTS" - Enzo Vogrincic

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Casados -

Recuerdas perfectamente ese día especial, cuando te tocó vestir de blanco, usar un velo y un ramo de flores. El día más especial, sintiéndote completamente nerviosa mientras una de tus damas de honor te retocaba el maquillaje. Te sudaban las manos mientras escuchabas la música del piano en la sala gigante donde estaban todos los demás invitados.

-Te ves preciosa.-Te dijo tu madre, tenía los ojos un poco llorosos mientras miraba a su hija en ese vestido que parecía de princesa.

Todos estaban felices por ti y se sentía como una fantasía, apretaste el ramo de peonias en tus manos que se sentían un poco sudadas por los nervios. Las mejillas las sentías hardiendo de la verguenza mientras esperabas que abrieran las cortinas que te separaban del altar en donde te estaba esperando Enzo, tu comprometido.

El día que te lo pidió fue precioso, especial y fue en un viaje a Europa que llevaban planeando por meses, se arrodilló y con esa sonrisa preciosa te mostró el anillo en una cajita de terciopelo. Uno de los recuerdos que más atesoras.
El corazón te iba a mil por hora cuando caminaste por la alfombra que llegaba al altar en donde te esperaba el uruguayo, en ese traje negro que lo hacía parecer aún más lindo. Caminaste del brazo de tu padre que te dio un beso en la mejilla cuando te entrego a la mano de Enzo, ese día fue especial, mágico como si fueras una princesita que iba a vivir feliz para siempre, por fin. Sin embargo las cosas fueron cambiando tras años de matrimonio.

5 años llevaban casados, los primeros tres fueron como una película de amor, la luna de miel no habia porque detallarla pero fue algo que ninguno de los dos iba a olvidar tan rapido, su primera casa juntos la llenaron de cuadros con fotos de sus viajes, uno de los cuadros mas especiales era el de su boda donde enmarcaba perfectamente el beso despues de decir "aceptó", amabas esa foto. Algunas de tus amigas que ya habían vivido el matrimonio largo solían decirte que el amor se acababa con un pestañeó, no les creías porque Enzo era el hombre ideal para ti en todo sentido, era con quién te veías teniendo hijos y de viejitos cuidándose entre ustedes y disfrutando a sus nietos, esa era exactamente el tipo de vida que soñabas con ese hombre maravilloso no querías que solo fuera un sueño, deseabas que fuera una realidad pero mientras más soñabas el tiempo pasaba y era imposible mantener viva la llama entre ustedes. La vida en pareja cambio y se torno más aburrida, apagada y nunca discutían pero cuando lo hacían era casi una guerra civil entre ustedes que no acababa hasta que te hacía llorar. Lo arreglaban con sexo, una cita y luego volvían a la misma historia.

Hace no más de unos meses te habías enterado que eras fértil para tener hijos, esa noticia la recibiste sola porque habías pensado en no molestar a Enzo por una visita al médico, pero te destruyó por completo. Trataste de no romperte delante de la ginecóloga mientras te daba la noticia pero era imposible, las manos te sudaban y sentías calambres en los pies era casi imposible respirar en esa oficina. Saliste del consultorio, un nudo en tu garganta apareció en cuanto viste a una madre joven sosteniendo a su bebita en brazos envuelta en una manta de color crema mientras el padre a su lado sonreía en grande mirando su tesoro. Pasaste la mano por tu cara tratando de detener las lágrimas porque no querías que se corriera tu rímel mientras apresurabas el paso a tu auto, cerraste la puerta con fuerza y completamente desconectada del mundo manejaste hasta su casa juntos. No tenías ganas de compartirle la noticia a tu esposo, no querías ver esa lastima en sus ojos. Limpiaste el maquillaje que se había corrido un poco por si acaso estaba Enzo en casa, pero al entrar estaba la casa vacía igual que siempre en las tardes y eso era algo bueno, ese momento a solas aprovechaste para llorarlo todo, no podías pararlo porque dolía mucho, demasiado. Encondiste los resultados de tus exámenes en tus cajones de ropa, cubriéndolo por completo con camisas y abrigos.