Maestro Lynch | Fanfic.

Capítulo 08

Al entrar a la clase de investigación puedo darme cuenta de la gran emoción que siento en el estómago por ver nuevamente al maestro Lynch.

No lo niego.
Me gusta sentirme así.
Nerviosa ante su presencia.
Emocionada, sin saber que es lo que va a pasar al iniciar la clase.

Y mucho más luego de las pequeñas acciones que estaba haciendo en WhatsApp.

Estuve publicando fotos "íntimas".
Y sí, digo íntimas entre comillas porque yo no las considero de tal forma.
Fotografías en ropa interior, que tranquilamente pueden ser vistas como fotos en traje de baño.
Pero con unas expresiones demasiado sexys.

Me atrevo a confesar que para esto, bloquee a todos mis demás contactos y solo permití que el maestro Lynch pudiera verlas.
Y así lo hizo.
Las vió.

No recibí ningún mensaje de su parte.
Pero me hace feliz el hecho de saber que las ha visto.

Me siento en el segundo asiento de la tercera fila de todos las carpetas. Coloco mi mochila en la parte trasera de la silla, pero antes saco mi botella de agua para poder beber de ella.

Esta vez había optado por venir a la universidad a pie. Lo cual, me dejó exhausta.
Debería retomar aquellas épocas en las que iba al gimnasio. Pero como sea, lo analizaré después.

Al cabo de 10 minutos, el maestro Lynch entra al salón. Sonrío de inmediato.
Está vestido con una camisa blanca, una corbata negra, un pantalón negro de vestir y zapatos negros. Que se ve que realmente son costosos.

Se ve perfectamente bien.
Perfectamente sexy.
Pareciera que se fue a un evento antes de venir a dictar clases.

Suspiro.
Coloco mi rostro entre las manos y lo observo detenidamente.

–¡Buenos días chicos!- saluda por fin con su preciosa sonrisa– ¿Qué tal el fin de semana?

–¡Bien!- escucho a Greta.

Suspiro.
Tratando de que no se refleje mi molestia en los ojos.
El maestro Lynch ríe, mirándola.

–Me alegro bastante, ¿tuvieron tiempo de leer el libro que les indiqué la última clase?

Su mirada se dirige a mí.
Haciéndome auto preguntarme si es que fue por el mensaje que le envié para saber el nombre del libro que nos dejó.

La verdad es que no lo leí.
Seguro debí hacerlo.
Y mucho más si quiero llamar su atención, pues tendría la perfecta excusa de hablar con él haciendo comentarios de esta obra.
Pero no pude.

Asiento.
Viendo como el maestro Lynch quita su mirada de mí.

Se dirige hacia su maleta de cuero marrón, la abre, y saca de esta un plumón de pizarra, y comienza a escribir la clase del día de hoy.

–Como sabrán, recientemente su compañera Greta, la delegada del aula, me dió la buena idea de crear un grupo de WhatsApp con ustedes. Y si lo han leído, saben que el día de hoy tendremos una pequeña prueba con el libro que les encargué leer.

Trago saliva.
Se dará cuenta que no leí el maldito libro.

Veo a mis costados.
No estoy al lado de ninguno de mis compañeros favoritos.
Y desafortunadamente no leí el grupo de clase.

Suspiro.
Iniciaría nuevamente este nuevo ciclo con bajas notas.

–¿Por qué esas caras?- el maestro Lynch ríe– ¿No lo leyeron?

Escucho a la mitad de la clase reírse y murmurar. Pero yo solamente necesito su atención en mí otra vez. Y no puedo dejar de pensar en ello.

–Estará fácil- dice el maestro. Sacando un par de hojas con bastantes letras de su maleta– Iré repartiéndolas.