6. veneno

292 27 13
                                    

El lugar era bonito. Había una grande pradera verde llena de diferentes flores en tonalidades amarillas y blancas, además de árboles con cortezas grandes.

Le recordaba a uno de los campos a los que solía ir cuando aún vivía en el pueblo.

Caminó a su alrededor, tratando de no pisar las flores que se encontraban a su alrededor.

Era una sensación extraña. Sentía que ya había estado en este lugar, aunque no lo recordaba, solo percibía aquella familiaridad.  Fue como si algo lo estuviera llamando.

O alguien.

Una persona se posicionó frente a él, aunque todo lo que podía ver eran sus labios finos con una sonrisa brillante. La persona se rió, y la risa seguía siendo extrañamente familiar, incluso bonita.

Su estómago se retorció, le gustaba la risa del desconocido, y su sonrisa también. Extrañamente atraído, quiso mirar más arriba aunque no podía ver su rostro.

Lo único que notó antes de despertar fue un lunar en la parte superior de la mejilla.

Despertó agitado, tratando de respirar de forma incontrolable, sus mejillas estaban pálidas y su mente aún estaba confundida, con el sueño demasiado vivido reproduciéndose.

Su abuela le había dicho que los sueños eran el reflejo de lo que deseaba en lo más profundo. Traer aquel recuerdo solo le hizo sentir miedo.

Cuando salió de la habitación, se encontró con Chenle y Jaemin unidos en el sillón. Si fuera menos observador podría haberse perdido la mirada seria y el ceño fruncido plasmado en el rostro de Chenle, sin embargo, al notar su presencia Jaemin sonríe brillantemente, llamándolo para que se acerque a ellos.

Sí están tratando de esconder algo, Renjun no dice nada. No tiene el valor de siquiera ver a Jaemin a los ojos por demasiado tiempo, temeroso de que pueda adivinar qué es lo que pasa por su mente, su sueño.

Habían sentimientos peores que un corazón roto, ahora podría decir, como el de ser un traicionero.

Evitar a Jeno resultó mucho más difícil de lo que esperaba. No importó cuánto se esforzó en disminuir sus encuentros o en hacer más cortas sus respuestas por mensaje. Jeno no se rendía.

Le mandaba mensajes seguidos a Renjun sobre todo, no solo preguntándole cosas sobre cómo acercarse más a Jaemin como solía hacerlo, últimamente le mandaba mensajes cada mañana o preguntándole sobre su día.

Se sentía mal tener que ser cortante después de decirle a Jeno que quería ser su amigo pero no podía tapar el sol con un dedo, se estaba acercando demasiado a él y eso no era muy bueno, considerando todo su pasado. Y ese pasado perseguía a Renjun lo suficiente como para ver al pelinegro en sueños.

Sin embargo, Jeno parecía no darse cuenta de las cosas, o quizás no quería darse cuenta, apareciendo frente a Renjun en la entrada de su facultad.

Le sonrió grandemente cuando lo vió, dejándolo sin escapatoria.

Se acercó con pasos lentos hasta quedar frente a él. Traía una chaqueta varsity azul con mangas blancas y un pantalón de mezclilla, su cabello negro caía por sus ojos y Renjun tenía tanta envidia, se veía bien incluso sin esforzarse por usar el atuendo más elaborado.

Suspiró. —Hola, ¿Qué haces aquí?

Jeno solo pasó su mochila, abriéndola más de lo que ya estaba para sacar a un pequeño gato blanco con gris envuelto en una sábana. —Lo encontré en una caja cuando pasaba cerca de mi facultad—le dijo, mostrándole al gato entre sus manos.

Los chicos no lloran ☆ [noren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora