Los chicos no lloran ☆ [noren]

9. Labios sabor cereza

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Los abrazos de Jaemin siempre eran mágicos. Era como si contuvieran la cantidad exacta de ternura, amor y comprensión, la calidez perfecta para hacerlo sentir seguro entre sus brazos.

Los últimos días parecía que Jaemin aumentó su dosis diaria de abrazos a Renjun en un doscientos por ciento. Una parte era por la culpabilidad que sintió por haber guardado el secreto de su relación por tanto tiempo, además de la forma en la que lo hizo, y la otra razón fue darle consuelo. Renjun estaba confundido, sus sentimientos revueltos por todo lo que pasó.

Jaemin acarició su cabello, manteniendo su agarre fuerte. ——Deberías de preguntarle.

——Tal vez—— contestó simplemente. No era tan fácil como preguntarle a Jeno si lo que sentía era real, genuino, o si en algún punto se dejó llevar por la culpabilidad que sintió.

Tenía miedo de ambas respuestas porque no sabía si podía darle a Jeno lo que quería cuando él ni siquiera sabía qué quería.

Pasó tanto tiempo negando sus sentimientos por Jeno para posteriormente dejarse llevar por la emoción del momento que no sabía qué hacer.

Las cosas con Jaemin y Jisung se habían arreglado; Jaemin le dijo que, aunque Jeno le parecía atractivo, nunca sintió más allá de un cariño de amigos. Por supuesto, quería algo real, y Jeno parecía poder darle una relación estable así que se había aferrado a eso hasta que no pudo más.

Luego estaba Jisung, que temía perder su amistad con Renjun. Tenían muy poco tiempo de conocerse y aunque su lazo era fuerte, nada podría asegurarle qué su reacción fuera positiva o que nunca hubiera sentimientos de parte de ambos, tomando en cuenta que Jaemin estuvo un poco enamorado de Renjun por un tiempo. Tenía miedo de que Renjun no aceptara su relación porque la verdad era que no estaba demasiado seguro que lo que tenía con Jaemin fuera duradero, vino de manera tan espontánea que podría perderlo todo de la misma forma en la que llegó.

Las cosas se aclararon entre ellos, y no tendría que preocuparse si Jaemin sentía algo por Jeno porque le había asegurado que nunca fue así. Jeno también le había dado respuestas a sus preguntas, sin embargo, aún tenía mucho miedo.

Miedo de que no fuera real. Miedo de salir lastimado. Miedo de aferrarse a algo del pasado que nunca fue y que tal vez nunca estaba destinado a ser.

Jaemin percibió la inquietud de Renjun, apretándolo entre sus brazos. ——Sabes, es inevitable que no seamos lastimados——dijo, antes de mirar directamente a Renjun——no puedes pasar una vida evitando que los demás se acerquen a ti por eso. Es tu decisión, Junnie, solo pregúntate si prefieres arrepentirte por hacer las cosas o arrepentirte por nunca atreverte a hacerlo.

Aquellas palabras corrieron por su mente una y otra vez, grabadas, repitiéndose en bucle.

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Se sintió como la primera vez. Ambos estaban reunidos en la misma cafetería de su facultad, sentados uno frente al otro sin saber exactamente qué decir.

Renjun movió sus manos nerviosamente debajo de la mesa, suspirando para darse ánimos. ——Bueno, sobre mi oferta...

Jeno pareció darse cuenta de lo mucho que le costaba expresarse, a juzgar por el rostro rojo y la forma en que miraba hacia abajo así que decidió intervenir. ——Está bien, estoy de acuerdo. Es un honor para mí trabajar contigo——le sonrió, tranquilizándolo.

No era mentira, en realidad le emocionaba ser el rostro y cuerpo con el que trabajaría Renjun. Era emocionante pensar en compartir su tiempo, pero también le emocionaba ser parte de algo tan especial para el castaño.