Viviendo en el pasado

Capítulo 3 : 1 de septiembre - 27 de diciembre de 1935

Harry estaba con el grupo de primer año sintiéndose decididamente fuera de lugar. Uno por uno observó a los de primer año subirse al nudo gordiano y ser elegidos por una de las estatuas de la casa. Le habían dado una descripción general de las casas cuando él y Theodore habían venido para sus pruebas, y no se parecían en nada a las casas de Hogwarts.

Finalmente llegó su turno. El director se paró desde su lugar en el balcón (y no era tan estresante tener a toda la escuela mirándote) y presentó a Harry. "Damas y caballeros, este año tenemos la suerte de darle la bienvenida a Hadrian Potter a nuestra escuela. El Sr. Potter es un estudiante transferido de Hogwarts. A pesar de tener quince años, el Sr. Potter se unirá a los de sexto año. Espero que todos ustedes lo hagan sentir bienvenido".

Con un gesto del director, Harry subió al nudo. Inmediatamente reaccionaron las cuatro estatuas. Si bien antes había sido bastante, una vez que las estatuas reaccionaron reinó el silencio absoluto. Aclarándose la garganta, el director Smith se puso de pie. "Bueno, señor Potter, parece que tiene que tomar una decisión. ¿A qué casa te gustaría unirte?

Harry miró las cuatro estatuas, tratando de recordar qué representaba cada una. ' La Serpiente Cornuda para los eruditos, el Wampus para los guerreros, Thunderbird para los aventureros y Pukwudgie es para los curanderos. Honestamente, creo que podría abordar cualquiera de ellos. Steve y mi abuelo han sacado al erudito y sanador que hay en mí, pero ¿cuál elegir? "Yo elijo-" Harry fue interrumpido por el rugido del Wampus de nuevo. La escuela se rió. "Bueno, supongo que elegiré Wampus". Siguiendo el camino de los otros de primer año, Harry se dirigió a una pequeña habitación lateral.

Mirando a su alrededor, Harry recordó el de Ollivander. Las paredes estaban apiladas hasta el techo con pequeñas cajas, mientras que en el medio de la habitación había un pequeño árbol que crecía sobre una gran roca. "Bienvenido Sr. Potter. Me sorprende verte aquí. Esperaría que un mago de tu edad ya tuviera una varita".

"Tenía uno, pero mi tío guardó bajo llave todos mis útiles escolares en el momento en que regresé de la escuela en junio. No pude traerlos conmigo cuando él me trajo aquí. Mi familia adoptiva y yo decidimos que no valía la pena el viaje a Inglaterra y no tengo ningún deseo de volver a ver a mi tío. Ni siquiera por mi varita".

El hombre asintió. "Muy bien. ¿Cuál era tu vieja varita?

"Pluma de acebo y fénix, once pulgadas".

Asintiendo, el hombre le hizo un gesto a Harry para que se acercara al árbol. "Somos diferentes aquí en Ilvermorny. Mientras Ollivander prueba varitas individualmente, no tenemos tiempo para eso. En cambio, tenemos el árbol de varitas. Coloca tus manos sobre el árbol y deja que fluya tu magia. El árbol sentirá tu magia y sacará tu varita del inventario que tenemos aquí".

Harry miró fijamente el árbol sintiéndose inseguro pero pensó qué diablos y puso sus manos sobre el árbol. Inmediatamente pudo sentir su magia tocando suavemente la suya. Al liberar una pequeña cantidad de su magia, sintió que el árbol se animaba. Al instante una sección de la pared empezó a brillar. "Pluma de fénix." Escuchó al hombre susurrar. Lentamente el brillo se redujo hasta que solo brillaba una caja. Moviendo su varita, el hombre llamó la caja y se la tendió a Harry. "Madera de abedul, pluma de fénix, nueve pulgadas. Esta varita es extremadamente leal y no funcionará para nadie más, incluso si le ganan la varita. Cuídalo muy bien y él te cuidará".

Harry miró su nueva varita y sonrió ante la sensación de plenitud que lo invadió. No había tenido esa sensación con su varita de acebo. Al levantar la vista de su nueva varita, Harry notó que el hombre se había ido y que ahora había una puerta abierta al otro lado de la habitación. Haciendo caso omiso de la rareza de todo, cruzó la puerta hacia un pasillo corto que conducía al Gran Salón.