Recuerdo la primera vez que mi celular vibró, lo tomé como cualquiera de las veces en que una notificación llegaba. Pero esta no era cualquier notificación y mi cara detonaba la ilusión, la alegría y la ansiedad de un nuevo amor que empezaba a engendrarse a través de ese mensaje.
Ojalá nunca lo hubiese respondido, ojalá hubiese escuchado la parte cuerda de mis pensamientos y mi corazón, alertándome de que no era para mí. Recuerdo haber abierto su foto unas siete veces antes de responder con un 《¡Hola! Qué tal!》
Cada vez que la abría encontraba una señal que me alertaba de que algo no iba bien en él. Sus ojos detonaban un verde intenso que me hacía ilusión poder verlos en persona, pero que a la vez me aterraba encontrarme con esos ojos observándome en la oscuridad.
Eso me generaba una adrenalina que no sentía hacía mucho tiempo, y eso fue lo que me impulso a buscarlo, podía hacer lo que me pidiese con tal de poder oler su perfume, sentir su cálida respiración en mis pechos, poder oír su grave voz hablándome en el oído, enredar mis dedos en su pelo y acariciar su cara, su hermosa cara, tan brusca , pero a la vez tan perfecta sus cejas levemente tupidas que aparentan ser dos hermosos montes sobre sus delirantes ojos y unos labios levemente rosados que esperan a ser devorados.
Me arrepiento de ser tan estúpida, las señales estaban enfrente mío, pero sus mensajes me embriagaban de tal manera que en esas noches no podía evitar tocarme bajo la luz de la luna que entraba a través de la ventana, los recuerdos de sus ojos y mi imaginación no me ayudaban a ponerle un freno a lo que se estaba creando en mi interior y sin esperarlo salí corriendo a su encuentro, como una imbécil rata, que se deja llevar por el olor del queso cayendo en la trapera y muriendo lentamente hasta ya no sentir ni los estallidos de fuegos artificiales de sensaciones y sentimientos que se agolpan compitiendo entre ellos para ver quien es la más fuerte.
Fui como una oveja, que lo único que hacen es ajustarse a las reglas y al cerco que no le permiten ser libres, y en busca de ser diferente al inmenso rebaño blanco me escapé del corral para correr por las tupidas praderas y adentrarme en el infinito bosque para encontrarme directamente con el lobo creyendo que yo era diferente, que él era diferente, que tal vez sí podríamos reescribir la historia en donde el lobo no sea el malvado y feroz que pintaban.
Pero justamente eso es lo que era, sus instintos de depredador no le permitían marcar la diferencia.
Y sin darme cuenta, aquí estaba en su cueva, acorralada, llena de dudas, de cuál sería mi destino final. Solo quiero volver a encontrarme con mi hermana, correr hacia ella, hacia el rebaño y ajustarme a las idiotas reglas, pero que sin duda me resguardan del hostil final en el que me encuentro.
《Lo sé, lo siento》
Presiento que me queda poco, mi corazón me alerta una vez más, y soy consciente de que mis días se acortan sin poder evitarlo, el tiempo no para de correr como una liebre huyendo de su cazador.
ESTÁS LEYENDO
Luz De Luna
RandomSophia es una joven con diecisiete años recién cumplidos, vive en el condado de Montana en el pueblo de Yellowstone. En una noche del 22 de septiembre en el inicio del otoño, su hermana mayor Verónica desaparece dejando rastros confusos,¿Se fue por...