Capitulo 3

268 40 6
                                    

-Tenemos que ser muy cuidadosos y actuar como una pareja en la universidad- le dijo Roier al pelinegro.

-¿Actuar como pareja en la universidad? No puedo hacer eso- se negó, y su amigo se sintió confundido ya que no entendía el porque no podía hacer algo como eso. Era fingido, no real ¿Entonces?

-¿Por qué?- inquirió el castaño.

-Todos los que me rodean saben que soy heterosexual- le dijo como si fuera algo más que obvio.

-Seguro se lo creen aún así- puso los ojos en blanco y continuó diciendo-, a parte de que solo estaríamos actuando por el momento- se encogió de hombros.

-Lo sé, pero temo que mi familia se entere y piense cosas que no son- dijo cabizbajo.

-Cierto- dijo después de recordar ese pequeño detalle-. A tu familia no le agrada la idea de la homosexualidad- asintió para si mismo entendiendo los motivos de su amigo para negarse a fingir ser novios en la universidad.

-Piensan que es como una enfermedad o algo parecido- dijo y expresó sus gestos de total desacuerdo, le fastidiaba tanto la forma de pensar que tenían sus progenitores-. Ellos no saben que tu eres homosexual, sino no te dejarían ir a la casa- bufó enojado-, de hecho, esa idea que tienen es una de las razones por las que quería vivir solo y lo hice- sonrió victorioso, pero esa misma sonrisa se apagó al segundo siguiente-. Hay gente aquí que conoce a mi familia, podrían ir con el chisme y créeme, me metería en grandes problemas- suspiró rendido.

-Sí, mejor no- le dio una leve palmada en su hombro para luego decir-. No quiero que te metas en problemas por mi culpa- le sonríe y finalmente retira su mano del hombro de su amigo.

-Entonces esta pequeña mentira sobre nosotros será un secreto que sólo sabremos los dos- le dijo Roier y alzó su dedo meñique para enlazarlo con el del pelinegro y hacer una promesa al juntar sus dedos pulgares. Cuando separaron sus manos, sonrieron ampliamente, y se quedaron mirando por unos segundos que parecieron eternos, se sentían muy a gusto el uno con el otro y deseaban ser siempre de esos mejores amigos que se apoyan todo el tiempo y en todo momento, a pesar de las dificultades.

Pero a menudo las cosas cambian, para bien o para mal pero cambian, no todo se queda como es en un comienzo, y debemos afrontar los cambios, sonreír a pesar de los problemas y vivir, porque la vida es una sola y no vale la pena desperdiciarla.

-Ya hay que irnos- dijo Roier pero de pronto al voltear hacia la puerta notó que Natalan está viéndolos, y al instante en que este abrió la puerta el castaño, por instinto quizá, entrelazó rápidamente su mano con la del pelinegro. Y Natalan se tensó e incomodó al ver tal escena. Se suponía que eran novios y que aquello era normal, pero aún así seguía sin gustarle todo esto.

-¿De qué estaban hablando chicos?- inquirió, para suerte de ambos chicos él no había escuchado nada que no debería, pero ambos pensaron que sí al oír aquella pregunta, la única diferencia entre la reacción de Roier y Spreen es que al castaño se le notaba nervioso mientras que a Spreen se le notaba relajado, quizá era porque era demasiado bueno ocultando sus sentimientos, ya que por dentro estaba lleno de miedo a que Natalan haya escuchado algo de su conversación con Roier.

-¿Escuchaste algo?- balbuceo Roier.

-Nunca te han dicho que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación- exclamó Spreen, pero fue ignorado por Natalan, quién sólo le prestó atención a Roier. Spreen odiaba sentirse ignorado y en esos momentos no podía ocultar su molestia, porque lo único que no era capaz de ocultar eran su enojo y sus celos.

-No mucho, por eso pregunto- contestó la duda de Roier y este suspiró aliviado. No habían sido atrapados, al menos por ahora.

El castaño volteo en dirección al pelinegro con una sonrisa plasmada en su rostro pero en cuanto notó el enojo en la mirada de su amigo su sonrisa se borró de inmediato y se dio cuenta de que Spreen estaba mirando a Natalan como si tuviera ganas de cometer un homicidio.

Para calmarlo decidió abrazarlo por detrás, ante aquella acción de parte del castaño, el pelinegro no pudo evitar ponerse nervioso al sentir los brazos de su mejor amigo alrededor de su cintura y su mentón en su hombro. Se sintió extrañamente bien.

Natalan carraspeo y desvió su mirada, ¿No era suficiente tortura? Decidió cambiar de tema, hablar de una vez por todas de lo que quería hablar desde un inicio.

-Quiero invitarlos a una fiesta- aquellas palabras que salen de la boca de Natalan hacen que aquel momento entre ambos amigos se vea interrumpido, para prestarle toda la atención necesaria.

-¿Sí me invitarás?- preguntó Spreen tan sorprendido como molesto ¿Qué hizo para que Natalan quisiera invitarlo a él también? ¿No se supone que quiere conquistar a Roier? ¿No debería querer que Spreen no este ahí? O ¿Acaso tiene algo planeado? Nada de lo que está pasando tiene sentido para Spreen.

-Supongo que debo hacerlo-se encogió de hombros como haciendo entender de que lo que dijo era algo obvio- de una u otra forma irás ¿No?- puso los ojos en blanco y esquivó la mirada fulminante del pelinegro.

-Pues sí, a donde vaya Ro voy yo- sonrió ampliamente, esto lo dijo solo para provocarlo porque sabía que a él le fastidia lo de ambos.

-Genial- exclamó con fingido entusiasmo y ambos amigos lo notaron, se miraron pero no dijeron nada al respecto.

-Es este viernes, en mi casa y comienza a las 8 de la noche.

-¿Es tu cumpleaños?- inquirió Spreen.

-No, solo quise hacer una fiesta, ya que estoy muy feliz de estar en esta universidad y quiero hacerme amigo de los demás chicos y chicas de por aquí -

-Entiendo- asintió lentamente.

-Es algo casual así que no vayan tan formal, va a ver trago y buena música, espero verlos ahí.

-Sí, no te preocupes ahí estaremos- habló amablemente Roier, como siempre tan lindo con todo el que lo rodeaba.

-Bien, espero que no faltes Roier- se posicionó frente al castaño, prestandole toda la atención a él y haciendo como si Spreen no existiera. Aquella mirada y sonrisa que le dedicó el castaño incomodan no solo a Roier sino también a Spreen quien interrumpió aquel momento al pasar su brazo por los hombros de Roier pegandolo más a él mirando al castaño desafiante.

-Sí, ninguno va a faltar, ya puedes irte- hizo un ademán con la mano para que se fuera y los dejara solos, a lo que él contrario sólo asintió y se fue, le hubiese gustado quedarse, pero si lo pensaba bien, sería incómodo hacer del violinista. Segundos después de que Natalan se fuera, ambos amigos salieron del aula y se dirigieron a sus respectivas casas sin imaginar lo que pasaría en aquella fiesta

 [Adaptación] Finjamos Ser Novios. 🍊🌷 {Sproier}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora