Capitulo 10

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A su lado estaba Spreen durmiendo plácidamente…Un momento, pero ¿Qué hacía él allí? ¿Durmieron juntos? ¿Porqué no recordaba nada? ¿Qué estaba pasando? Decidió que dejarlo dormir sería lo mejor, así que salió del cuarto y bajó las escaleras lentamente para dirigirse a la cocina y hacerse algo de comer.

Apenas llegó a la cocina comenzó a hacer panqueques para él y para Spreen, cuando terminó de hacerlos colocó en dos platos la misma cantidad y un tenedor para cada uno.

Cuando comenzó a exprimir los limones para hacer la limonada, escuchó pasos acercarse por detrás de él, al instante percibió el aroma del perfume de aquella personita detrás de él y se dio cuenta de que se trataba de Spreen, quien ahora estaba lamiendo el lóbulo de su oreja ¿Porqué estaba haciendo eso? Un escalofrío recorrió su espalda, lo estaba abrazando por detrás y hundiendo su cara entre su cuello y hombro, llenaba de besos húmedos la zona, haciendo que Roier perdiera la cordura lentamente.

—¿Qué estás haciendo Spreen?— jadeó separándolo de él.

—Esto es lo que quieres y lo sabes ¿Porqué lo intentas negar tanto?— se cruzó de brazos con una expresión enojada en su rostro— Ya no amas a Natalan— sonrió ampliamente y continuó diciendo— me amas a mí y yo a ti.

—¿Me amas?— preguntó el castaño con ilusión en sus preciosos ojos.

—Te amo— pronunció aquellas palabras que Roier tanto quería escuchar, porque aunque lo intentara negar, ahora más que nunca estaba seguro de que a quién quería era a Spreen, no a Natalan ni a nadie más.

Spreen se acercó lentamente a Roier y se apoderó de sus labios, comenzó un beso lento y tierno que poco a poco fue volviéndose cada vez más necesitado, transmitía un auténtico deseo. El pelinegro comenzó a morder el labio inferior del castaño y lo hizo jadear, Roier le hace lo mismo sorprendiéndose al escuchar un gruñido como respuesta.

—Me encantas— la voz del pelinegro salió ronca, Roier volteo y comenzó a dejar besos húmedos por la tersa piel de su cuello dejándole un chupetón y haciéndolo gemir ¿Desde cuándo él sabía hacer eso? Tal vez el calor del momento lo había ayudado.

Spreen lo cargó y lo sentó en la mesa del comedor, se posicionó entre las piernas del contrario, sonrió ampliamente, y lo volvió a besar apasionadamente, las mariposas en el estómago de Roier no paraban de revolotear, definitivamente este era el mejor día para ambos chicos.

El castaño se separó por un breve instante de Spreen dando por finalizado el beso para quitarle la camiseta al pelinegro, después de tomarse unos segundos para admirar el cuerpo contrario, comenzó a deslizar su mano suavemente en el abdomen de su mejor amigo, dolía tanto ser sólo amigos. Desde el cuello hasta el comienzo de su pantalón es llenado de besos húmedos por parte del pelinegro. Que bien se sentían ambos en ese momento, nada ni nadie podía arruinarlo.

Spreen le quitó la camiseta al castaño de la misma forma que este lo hizo con él, pero el mayor se volvió un poco más travieso y los besos que le daba en el abdomen comenzaron a convertirse en chupetones al succionar su piel.

—Ah, Spreen— gimió y aquello encendió aún más al pelinegro. El mayor gruñó y volvió a besarlo, haciendo sonreír al castaño en medio del beso al morder su labio inferior de manera juguetona. El pelinegro desabrochó el pantalón de Roier, y lo bajó con un poco de dificultad. Ambos completamente nerviosos, pero Spreen quería darle confianza al menor y también a sí mismo, así que se mostró como si nada le afectara. Seguido de los pantalones le bajó el bóxer lentamente, estaba disfrutando la vista que tenía frente a él. Roier es la perfección hecha persona, la forma en como se muerde los labios por los nervios, sus cabellos desordenados, todo su cuerpo tenso, y su mirada gritando deseo.

Justo en el preciso momento en el que Spreen acercó su boca al miembro del castaño, es que este comenzó a escuchar el sonido de una alarma, la alarma de su celular.

—Agh— exclamó frustrado— fue un maldito sueño— suspiró pesadamente y continuó diciendo— Nunca había soñado algo como tal ¿Por qué justo ahora?— se despeino por la frustración y salió de su cama. Era temprano, aun tenía tiempo para alistarse, desayunar e ir a la universidad.

Buscó entre su ropa del armario sus jeans favoritos y una camiseta blanca. Eligió también unas zapatillas del mismo color, apenas terminó de cambiarse salió de su cuarto, bajó las escaleras rápidamente, y se dirigió a su cocina para hacerse algo de desayunar, al final terminó comiendo un sándwich de pollo y tomando una taza de té ni tan caliente ni tan frío. Lavó los platos y al estar listo tomó entre sus manos su mochila, la colocó sobre su hombro y corrió fuera de su casa para tomar un taxi directo a la universidad.

Ya dentro del taxi, seguía pensando en aquel sueño que había tenido hace tan solo unos minutos ¿Como le sería posible mirar a la cara a su amigo después de lo que había soñado que hacía con él? Todo iba a ser extremadamente incómodo, al menos por parte de él ¿Cómo le dices a tu mejor amigo que has tenido ese tipo de sueños con él? Imposible, jamás podría hacerlo.

Los nervios llegaron a su punto máximo cuando notó que el taxi había estacionado frente a la universidad, ¿Lo peor de todo? Spreen estaba esperándolo en la entrada de la universidad, y he aquí la pregunta ¿Debería esquivarlo o ignorarlo? Si lo hacía tendría que darle explicaciones luego, pero si no lo hacía y trataba de hablarle con normalidad,  se le haría muy difícil y terminaría siendo cuestionado por su posible extraña actitud. Debió haber tomado clases de actuación cuando tuvo la oportunidad.

Salió del taxi y le pagó al  señor que manejaba, respiró profundamente para intentar calmar sus nervios, tratando de convencerse a sí mismo de que no era nada malo aquel sueño y que su amigo no tenía porque enterarse, JAMÁS. Caminó a paso lento hasta la entrada de la universidad y al estar frente al pelinegro las palabras no brotaron de su garganta, por lo que el primero en hablar terminó siendo Spreen.

—Ro ¿Te comió la lengua el gato o qué?— rió Spreen y acarició su barbilla con el dedo índice, aquello ya se le ha vuelto costumbre pero al castaño no pareció molestarle esta vez.

—No tonto— trata de actuar lo más normal posible, pero su mejor amigo lo conocía perfectamente y sabía cuando algo le incomodaba, fastidiaba o ponía nervioso, al instante con tan solo verlo pudo notar que algo andaba mal.

—¿Que tienes Roier?— frunció el ceño y lo escudriñó con la mirada.

—Nada ¿Por qué lo dices?— esquivó su mirada y tragó saliva, esto comenzaba a volverse cada vez peor.

—Porque te conozco Ro— puso los ojos en blanco y con una mirada le dijo que quería que le diga que le pasaba, pero finalmente optó por darle opciones del porque estaba comportándose tan raro.

—¿Estás nervioso por el examen de matemáticas de hoy? No tienes de que preocuparte ¿Lo sabes verdad?— le sonrió, pero Roier seguía sin mover un músculo, no recordó en ningún momento que hoy habría examen de matemáticas y eso que entre Spreen y él, el castaño era el más estudioso y quien siempre estaba entre los primeros puestos.

¿Quién lo diría? él siempre suele andar preocupado por las tareas, pruebas o exposiciones y esta vez no, ya que nada más que aquel sueño lograba ocupar su cabeza. Trató de aparentar que su amigo acertó en el porque de sus nervios, al limitarse a asentir.

—No te preocupes, saldrás bien, siempre lo haces— se encogió de hombros y le sonrió dirigiéndose al aula, pues ya había sonado el timbre de comienzo de clases.

¿Y al final qué pasó? Pues al no haber estudiado nada, no pudo hacer nada en el examen de matemáticas y se la pasó todo el día pensando en aquel sueño, ese sueño donde Spreen se veía tan sensual con el sudor recorriendo su frente y su mirada gritando el deseo que sentía, esa sonrisa ladina que disfrutaba de los nervios del contrario, simplemente era la perfección hecha persona, tantas ganas comenzaba a tener de que ese sueño se hiciera realidad, pero sería siempre algo imposible, porque solo era eso, un maldito sueño y nada más. Sin embargo, fue gracias a aquel sueño que se pudo dar cuenta de que lo que sentía por Natalan no era nada comparado con lo que sentía por Spreen, ahora más que nunca comenzaba a estar más seguro de que sus sentimientos por su mejor amigo eran verdaderos, auténticos, únicos e incontrolables. Descubrió que esta locamente enamorado de su mejor amigo.

 [Adaptación] Finjamos Ser Novios. 🍊🌷 {Sproier}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora