capitulo 5

307 41 19
                                    

Llegaron a la casa del pelinegro en menos tiempo del que Roier creyó que llegarían. A comparación de Spreen, el castaño estaba totalmente sobrio así que quien tendría que cuidar de un Spreen muy borracho y cariñoso sería él. Cuando aparcan en frente de la casa de Spreen, este no quiere bajar y prácticamente le ruega a Roier que lo entre en brazos a su casa tal cual aquella escena de recién casados.

—Eres peor que un bebé— ríe tiernamente, ver a su amigo de esa forma, se le hace demasiado tierno, él no suele ser así de cariñoso, al menos no tan a menudo. Está más que seguro que cuando se le pase la borrachera dejará de actuar de esa forma.

—Vamos al cuarto— suplicó. Si no fuera porque Roier conoce perfectamente a su pelinegro amigo, hubiese mal pensado aquella súplica.

—Ya te llevo— asintió y comenzó a caminar hacia el cuarto del pelinegro a pasó lento, haciéndosele muy difícil otra vez el abrir la puerta, cuando lo logró, lo acostó cuidadosamente en la cama, puso su cabeza en la almohada y cubrió su cuerpo a excepción de su cabeza.

—No te vayas, quédate conmigo—  balbuceo Spreen al ver las intenciones de Roier de irse.

—Ya es muy tarde, vendré mañana temprano, te lo prometo— alzó el dedo meñique esperando a que su amigo lo imitara e hicieran la señal de la promesa, pero este simplemente lo miró con el semblante serio. No tenía pensado dejar que su amigo se fuera, lo quería junto a él y así iba a ser porque no es de quiénes se dan por vencidos tan fácilmente, eso no va con él.

—Spreen— colocó su dedo índice entre su entrecejo tratando de borrar su ceño fruncido sin ningún éxito. Su amigo estaba molesto y él lo sabía, pero no estaba seguro de querer quedarse, no quería dormir en el piso, era frío y duro, además de muy incómodo— No te molestes.

—Entonces, ven aquí— le dijo y dio tres suaves golpes al costado de él en su cama, donde había un espacio libre para que el otro se acostara y durmieran juntos.

—Si me quedo ¿No debería dormir en el piso con algunas mantas y almohadas?— dijo después de ver la intención de su amigo con aquel gesto.

—Sé que te duele, la última vez que dormiste aquí, sin que te dieras cuenta, te vi quejarte de dolor de espalda— musito apenado por su amigo. No le gustaba verlo adolorido por su culpa.

—Quizás deberías comprarte un colchón inflable o algo por el estilo— bromeo y se encogió de hombros, solo trataba de sacarle una sonrisa. Al ver que su amigo sólo lo mira suplicante, sin decir nada, termina dándose por vencido.

—Me voy a quedar— afirmó el castaño y el pelinegro aplaudió emocionado jalándolo del brazo para que se acostara a su costado y este obedeció. Se acostó y se cubrió con la manta hasta antes de su cabeza, sintiendo a la vez el calor que emanaba el cuerpo de su mejor amigo. Se siente tan bien y odia sentirse de tal modo.

Desde hace ya un tiempo que comenzó a sentir cosas que nunca antes había sentido y todo fue antes de pedirle a Spreen ser novios falsos,  mucho antes, había decidido ignorar todo eso, pero ahora que estaban cada vez más juntos, parecía ser que esos sentimientos extraños habían comenzado a crecer más y más.

¿Desde cuándo es que se siente así? Bueno... quizás, desde que Spreen en una de sus borracheras le dijo «¿Sabes? Eres más importante para mí de lo que crees. Lo eres todo para mí» para luego darle un tierno beso en la mejilla antes de quedarse dormido.

Y aquel simple y extraño acto lo dejo estupefacto. Poco a poco comenzando a darse cuenta de los pequeños detalles que tenía Spreen hacia él y amando, sin poder evitarlo, la forma en el que el pelinegro lo trataba.

 [Adaptación] Finjamos Ser Novios. 🍊🌷 {Sproier}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora