|❥| Capítulo 3

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“Cinderella's dead - Emeline”

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Cinderella's dead - Emeline”

Cuándo llegaron al lugar no necesitaron orientación ya que era demasiado obvio cuál era la casa. 

La música se escuchaba hasta la esquina y Mía se preguntaba cuándo faltaba para que viniera la policía.

Ella aún estaba en shock al ver la casa en la que vivía Hilary. Se juró que nunca había sentido envidia pero en ése momento no pudo evitar preguntarse que se sentiría vivir en ése lugar.

—¡Venga! No demoremos más. —Su amiga la arrastró hacia el interior de la casa, pero se les dificultó la entrada al haber tantas personas dentro.

—¡¿Cómo es que aún éste lugar está en pie!? —gritó sorprendida Mía haciendo que Samy suelte una risa baja.

—¡Porque la fiesta sólo acaba de empezar! ¡Espera a cuándo sea más tarde! —le gritó ésta y la pelirroja no pudo evitar poner cara de horror al imaginarse lo que podría pasar.

Llegaron a la cocina después de verse en la posición de empujar y dar codazos antes de morir ahogadas. Samy agarró dos vasos rojos y cuándo le tendió uno a Mía ella vaciló unos segundos pero la insistencia en la mirada de la morena hizo que aceptara.

—¿Te diviertes? —gritó su amiga ya que la música estaba a tope por todo el lugar.

—¡Acabamos de llegar Samy! —le riñó Mía con la mirada mientras observaba su vestimenta y la de su amiga.

Ella nunca fue fanática de salir de fiesta así que no sabía cómo vestirse. Traía un vestido rojo recogido por los bordes que combinaba con su cabello, por supuesto, el vestido era de su amiga. Mientras, la morena traía un vestido corto esmeralda que le quedaba muy bien.

—¡¿Jackson!? —Mía escuchó a su amiga dirigirse hacia alguien y acto seguido se quedó sola entre tantas personas.

—¡Samy! —le gritó pero la chica ya se había perdido.

Ella no sabía que hacer, estaba sola, algo que le asustaba mucho. Agarró fuertemente el vaso y empezó a caminar a ver si encontraba a Samy pero no había señal de ella.

Empezó a caminar hacia la salida pero chocó con un cuerpo duro.

—Lo siento. —dijo en voz baja mientras agachaba la cabeza. No sabía porqué lo hacía, pero siempre evitaba mirar a los ojos a las personas, éso la ponía muy nerviosa.

—¿Por qué te disculpas? —escuchó que dijo una voz ronca y levantó la cabeza en cuestión de segundos.

Enfrente de ella había un chico muy guapo, era alto y su mandíbula definida era lo que más llamaba la atención en él.

—Porque yo te choqué. —respondió ella en un susurro casi inaudible.

—No, yo te choqué, tú no deberías disculparte por algo que no tuviste la culpa. —Su voz sonaba enojada y ella no entendía que sucedía.

No quiero que seamos un cliché #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora