Un viaje, una historia y siete posibilidades.
Un viaje que marca el inicio de todo, una historia que cuenta la protagonista y siete posibilidades que abren camino a siete destinos.
– Alaska, tienes listos los documentos para el Señor Perkins?
Me aborda en mi cubículo por encima de mi computadora, acomodo la pila de papeles que he terminado, mi proyecto, al que Perkins le dio riendas sueltas e implementara.
–Siempre Tadeo, aquí están – se los entrego y sonríe.
–Por esa razón es que te ama – su ojos van a la oficina.
–Un secreto a voces. Me ama y le encanta mi trabajo.
–Mil años de verdad en una sola frase – Erika guiña su ojo verde. La planta esta conformada por ocho cubículos a media altura y el de Perkins es el que queda justo al frente, a donde miro y también me guiña un ojo.
Nuestro guía y jefe de esta prospera empresa a la que presto mis servicios con muchísimo gusto desde hace cinco años. No hay quejas de mi sueldo, ni de mi vida, cuando trabajas donde te gusta y haciendo lo que te gusta, tu trabajo ya no es trabajo y ocupa el nombre de pasatiempo.
Es una fortuna que sea mi caso.
–Emocionada por irte? – lo mencioné antes, tengo cinco años trabajando para Perkins.
–Quien no?, un crucero? son unas esplendidas vacaciones que merezco y consentiré.
Son mis primeras vacaciones tras cinco años de labor intenso.
–Quisiera ser tu en estos momentos – Erika hace un tierno puchero.
–Hasta yo me envidio a mi misma. Viste ese barco? no tiene comparación.
Reímos y atraemos la atención de los demás.
–Ya hiciste las maletas?
–Claro Kors.
–Guardaste ropa sexy?
–Imposible que no lo haga, Marshall – acomodo mis cosas en mi escritorio.
–Acompañantes? – se quita los lentes y cruza los brazos.
–No te estarás ofreciendo, Leon.
–Acabas de ponerme los frenos – vuelve a colocarse los lentes, los otros chicos se ríen y rocío mi planta de Aspidistra. Me da buena alegría y es fácil de cuidar. Me agacho al tarro alargado negro y toco las ovaladas hojas.
–Luces perfecta Aspi, ya sabes, mantén aquí las cosas controladas y no importa que se olviden de regarte, – los miro–, por suerte te cuidas solita.
Besos sus hojas e ignoro el coro de comentarios por lo que he dicho pero...
–Susúrrame de ese modo– Kane muerde mi oreja y se que es el por su fragancia.
No le presto atención y tras cerrar mis gavetas agarro mi bolso.
–Tienes hambre Kane? – le encaro–, si vuelves hacer eso tus testículos estarán servidos a la salsa en un buffet.
Se muerde los labios y le cruzo por el lado consiente de lo que le provoco.
–Acepto la opción si tu eres la guarnición– Ah Kane, Kane.
–Hasta pronto chicos.
–Hasta pronto Alaska!!!!
Me rodean para despedirme entre risas, deseos agradables y vítores de emoción por mis vacaciones.
Perkins esta parado en medio de su cubículo, lo que seria la puerta, si tuviera. Su semblante es sereno, no vio mi interacción con Kane.