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Hacer un intercambio no estaba precisamente en sus planes, y menos a final de carrera, pero, si eso le otorgaba la posibilidad de no verle la cara al amargado de Alejandro Vargas con gusto se metía de cabeza en la oferta.
Cosa que, por supuesto si hizo, y no de forma literal, tomó el primer vuelo disponible hacia su destino que no era nada más ni menos que Colombia. Un país que estaba de ultimas en el listado de países disponibles para hacer el intercambio, la razón del porque lo había escogido no la sabía realmente, su loba aulló en el fondo de su mente cunado leyó el nombre y lo escogió sin pensarlo.
El dinero no era un problema realmente para ella, era una Garza, su apellido y familia era de respeto en México debido a su linaje puro y a la fama que habían conseguido al hacer negocios exitosos. Valeria por supuesto no se quedaría atrás, seguiría con el negocio familiar y para eso fue educada con la mejor educación que se le podría dar a alguien de su estrato.
Al momento de aterrizar en Colombia fue recibida por un clima lluvioso y gris, no le desgradó al saber de antemano que ese era el clima habitual de la capital colombiana. Su trayecto hacia el apartamento lujoso que compró antes de viajar no duró más de tres horas, cuando llegó dejó sus cosas y volvió salir, esta vez hacia la universidad para el recorrido obligatorio.
Inevitablemente ganó miradas; su porte, olor y vibra dejaba en claro que era una alfa pura, la única razón por las que no se acercaban a hablarle era por la mirada antipática y fría que tenía, sus ojos decían que quien se acercara se ganaría un viaje directo al infierno. Cuando inició el tour había cierta tensión que ninguno quiso romper.
Pasaron por las facultades, incluida la suya, no tenía interés en lo que decían según avanzaban, pero al pasar por la facultad de arte y diseño su nariz percibió un fuerte olor a avellanas con toques de canela, sus sentidos se agudizaron para saber de dónde venía tan delicioso olor que tenía a su loba inquieta, cuando te encontró casi salió corriendo, pero se contuvo, no queriendo asustarte.
Estabas hablando con una Beta a las afueras de tu salón, dándole la espalda a Valeria, sin darte cuenta de la mirada atenta en tu persona, de vez en cuando te tocabas la gargantilla blanca que tenías de accesorio mientras discutías sobre un proyecto
