El regreso.

40 8 17
                                    

En la mansión se escuchaban risas y agradables charlas. Hoy acababa de regresar el hijo mayor de la familia, acompañado de una bella mujer que deslumbró a todos con su encanto y carisma.

En la universidad, Angelo al enterarse que Alexander había regresado, lo dejó todo hasta olvidarse de sus pertenencias y rápidamente corrió a tomar el primer taxi que encontró para regresar a su casa, agradeciendo interiormente a la persona que le envió el mensaje.

Era casi de noche y lo único que quería hacer era llegar a casa, pero una vez allí, ¿qué se suponía que debía hacer? Angelo se preguntó.

El viaje a su casa desde la universidad le pareció una eternidad a pesar de que es el mismo trayecto de siempre. Cuando finalmente estuvo en la puerta de su casa, Angelo dudó un poco antes de entrar, pero finalmente abrió la puerta y entró. Al llegar a la sala principal pudo verlo y su corazón saltó de alegría, pero esa emoción fue rápidamente reemplazada por otra cuando vio una mano abrazando el brazo de Alexander.

El shock del momento lo hizo temblar y tener unas ganas inmensas de llorar, pero no podía permitirse dejarse ver en esas condiciones. Enderezó su cuerpo y caminó lentamente hacia donde todos elogiaban a la invitada.

¡Cariño, cariño, llegaste!

La madre alzó la voz emocionada y lo tomó de la mano.

Alexander inmediatamente se giró y sus ojos se encontraron, uno frente al otro, mirándose directamente a los ojos. Por un momento fue como si estuvieran solo ellos dos hasta que la hermosa mujer habló y los liberó del encantamiento.

¿Quién es él? Ella preguntó.

¡Déjame adivinar! Él es tu hermano pequeño. Angelo, ¿verdad?

Bueno, este es mi hijo menor, Angelo, presentó la madre.

Es un placer conocerla señorita...

Helen, mi nombre es Helen Johnson, pero también puede llamarme por mi segundo nombre Rose.

Angelo Tomson, respondió suavemente.

Oye, ¿no vas a saludar a nuestro hermano?, estuvieron mucho tiempo sin verse, interfirió Angelí.

El pequeño cuerpo de Angelo se tensó, por un lado quería correr hacia él y abrazarlo fuertemente y calmar el anhelo abrumador reprimido en su pecho incluso si solo fuera como hermano, pero por otro lado no quería seguir lastimando su corazón, ahora sabiendo que ese probablemente sería el papel entre ellos dos para siempre.

Angelo finalmente se acercó y saludó a Alexander con un abrazo.

Sentir el cálido aliento de Alexander tocar su piel fue como retroceder en el tiempo, a los tiempos en que sus cuerpos y almas se pertenecían el uno al otro. Por un momento pensó en quedarse allí, pero luego entendió que ya nada es como antes y finalmente se alejó del abrazo, dejando un vacío en su corazón.

Las palabras no le salieron a Alexander, era como si no pudiera encontrar las palabras exactas para expresar sus emociones.
Sabía que había cometido un gran error al abonarlo sin darle ninguna explicacion y esperaba que aún no fuera demasiado tarde para remediar las cosas que hizo mal.

La señora Thomson, aún sintiendo la tensión en el aire, echó más leña al fuego e inmediatamente invitó a todos a pasar al comedor.
La cena estaba servido y le insistió a Helen para acompañarlos. Aunque al principio ella se negó, finalmente aceptó de buena gana.

La señora tomó a Helen del brazo y caminaron juntas hasta el lugar.

En la cabecera de la mesa principal estaba el señor Thomson, a su derecha estaban su esposa, Angelo y Angelí, y al otro lado Alexander y Helen.

             "Amor Casual"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora