Capítulo 6

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Si dijera que he parado de pensar en lo que Isa iba a decirme en el auto, mentiría. Siento como si algo se expandiera dentro de mí y comenzara a crecer y crecer. Pero ¿quién podría estar en una situación como esta y no sentir nada? Sí, Isa dijo que es heterosexual, pero creo que comienzo a conocerla, y creo que eso no es todo; que la historía todavía no concluye ahí.

—¿Masajistas? —le pregunto a Isa, ambas bajamos nuestras cosas del auto, antes de caminar detrás de Cynthia y Brisa.

—En un momento lo entenderás... —contesta ella, mientras me sujeta la puerta de la mansión.

—Pensé que íbamos a estudiar.

—Sí... en teoría sí, pero...

—Blair Waldorf acaba de poseer a tu amiga.

Cuando entramos en la casa de Cynthia, mi quijata toca el suelo. Sé que no tengo tantas experiencia en reuniones de estudio, pero esta está lo más cercana posible a una noche en el palacio de alguna princesa.

Sillones de masajes, el lobby con una sección de puras camas individuales perfectamente acomodadas. Hay batas de seda, pantuflas acolchonadas, un carrito individual para acomodar nuestras pertenencias, camareros vestidos de ¿traje?, y hasta creí ver una fuente de ponche con una escultura de hielo sobre la mesa del ¿banquete? Y como si fuera poco, al entrar una chica uniformada nos entrega una bolsita en la que viene un jabón, una loción, cremas y una toalla.

—Es tarde, debemos comenzar con el estudio justo en... —Cynthia mira la hora en el reloj que lleva en la muñeca y luego se lleva ambas manos a la cintura mientras se pierde en algún punto de su mente perversa—. Mierda. ¿Dónde están esas masajistas? Ya deberían haber llegado.

—Supongo que cada quien tiene sus propios métodos de estudio. Algunos más refinados que otros —me escucho decir.

Isa me sonríe, antes de acercarse y tomar mi rostro con ambas manos.

—¿Te he dicho antes que eres realmente adorable cuando te quedas embobada con algo? —pregunta, me pierdo un segundo en sus labios.

—Isa. —Cynthia nos interrumpe—. Deja de estar coqueteando, mujer, y ven a ayudarme ahora mismo, porque estoy a punto de llamar a mi abogado y de demandar a la empresa de masajes por su falta de puntualidad.

Isa me suelta y rueda los ojos frente a su amiga, antes de volver a verme.

—Consíguenos unas camas cerca de la ventana. ¿Sí?

—¿Es por si tratas de escapar a media noche lejos de Cynthia y su neurótica pijamada de estudio?

Isa inclina ambas cejas.

—Eso y que mi claustrofobia no se convierta en una esquizofrenia.

Busca a Cynthia con la mirada, quien acaba de arrebatarle una botella de ¿champaña? al mesero.

—Te traeré una mimosa. Y tranquila, no dejaré que Cynthia se salga con la suya o con sus iniciaciones.

—¿iniciaciones? —pregunto nerviosa.

—No te preocupes, nunca dejaría que te hicieran algo de eso —enfatiza la última palabra.

Nos vemos a los ojos y ella sonríe.

—En ese sentido no te desaparezcas de mi vista.

—Creo que eso es imposible, no podría perderte de vista. Es difícil, ¿sabes?

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⏰ Última actualización: Nov 09 ⏰

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Mi chica hetero | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora