† ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛᴇɴ †

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— Vaya.

YoonGi se apoyó en el auto, fumándose el quinto cigarro en esa tarde observó cómo JiMin salía de la universidad con Mark, ambos tomados de la mano y mostrándose tan felices, hablando entre risas y juegos que, no lo negaría, le perforaba el corazón sin anestesia. JiMin se veía tan feliz, con un brillo en los ojos y una sonrisa que con él jamás sacó, tal vez porque su relación desde un principio no funcionó.

A pesar de que le había prometido a ese nene buscar también su felicidad, no podía solo ir a sacar un clavo con otro clavo, así que solo le tocaba ver cómo JiMin era feliz con alguien más que jamás sería él. Al fin y al cabo, él también fue culpable de muchas cosas, como el de haberse acostado con su tío estando enamorado, tal vez era cierto que creó en JiMin muchas inseguridades, pero ya era muy tarde para buscar culpables y crucificar cuando todo ya estaba hecho.

Esperaba de corazón que Mark hiciera muy feliz a ese nene, porque se lo merecía luego de tanto y también esperaba que YajaTzael no entrara en modo tóxico, buscando por todos los medios de matar al tipo que puso los ojos en su enano. Debía estar presente cuando JiMin le dijera acerca de su novio, así podría intentar calmar a ese hombre y evitar que discutiera con JiMin.

— YoonGi-Hyung, amor mío. Dichosos los ojos que te ven.

Fumando con necesidad sintió que alguien se sentaba a su lado, que pasaba el brazo por uno de sus hombros y que lo agarraba del mentón para dejarle un buen beso en la mejilla. A pesar de que estaba feliz por esa presencia, no podía apartar los ojos de Mark, de cómo abrazaba a JiMin con todo el amor del mundo y cómo éste se escondía en su pecho como con timidez.

Todo era un completo asco.

— ¿Qué te pasa, eh? Estás todo perdido. ¿Te volviste a drogar?

— Kook... creo que me siento celoso, no lo sé.

El menor lo miró con sorpresa ante tal comentario, pues jamás creyó que escucharía esas palabras de su boca, de él, del tipo que era todo menos un celoso, que jamás en su vida había sentido lo que era esa palabra. Entonces decidió buscar el motivo por el que decía estarlo para verificar qué tan importante era como para generar en él los celos que nunca ha sentido.

— Vaya...

Pudo saber entonces que esos celos se debían a JiMin y a su novio. Toda la universidad ya estaba hablando de la nueva parejita formada por el chico más popular de la universidad y del capitán del equipo de fútbol americano. Estaban en boca de todos y la mayoría sentía envidia porque se veían muy enamorados y esas vergas que, si lastimaban a YoonGi, para él no eran interesantes.

— Yo creo que más que celos es envidia, Hyung... envidia porque ése no eres tú.

— Tal vez. Maldito coraje que tengo atorado, ¿sabes? Solo me queda resignarme y aceptar que ese nene ya es feliz — Murmuró el mayor — Me duele y más que doler, me mata... pero así debía ser desde un principio. Fue un relación toxica.

— Me encanta lo maduro que eres en todo, Hyung. Verás que pronto llegará la persona indicada.

— Es que JiMin no lo fue, ¿cierto?

JungKook suspiró, pegó la frente a sus sienes y siguió con los brazos colgados en su hombro. Ahora estaba intentando darle algún buen consejo para la decepción amorosa que sentía, aunque la verdad era el menos indicado para hacerlo cuando por sus errores perdió a la persona que más amaba y era algo que seguía lamentándose.

— Si JiMinie hubiera sido la persona correcta... Hyung, él jamás se habría ido.

— Tal vez, yo...

ɪ ʟɪᴋᴇ ʙᴏʏs² 「†」 ʏᴏᴏɴᴍɪɴ [ʟɪʙʀᴏ ᴛʀᴇs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora