† ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ғᴏᴜʀᴛʏ †

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— ¿Hola?

El cerebro tenía una habilidad en donde lograba sentir cuando alguien era observado y eso era justo lo que JiMin sentía en ese momento. Había salido de la academia de baile y pensó en irse caminando al edificio de YoonGi porque no quedaba tan lejos precisamente, pero fue gracias a eso que había estado sintiendo como que alguien lo estaba siguiendo y observando. Lo más raro de todo es que, cuando se daba la vuelta para ver si alguien iba detrás de él, se encontraba solo.

Ya había entrado la época navideña, por lo que el clima no era el mejor debido a una tormenta de nieve y entonces las calles estaban vacías en su totalidad. Para su mala suerte, él iba caminando por una calle ya cerca del edificio de YoonGi y esa calle estaba más vacía que el corazón de su papá, así que por eso estaba algo asustado y en trance, porque estaba completamente solo y sentía que en serio lo estaban siguiendo.

— Hola. ¿Hay alguien ahí? Esto... esto no es gracioso.

Un poco temeroso se había detenido de caminar para voltear a ver hacia atrás en busca de encontrar algo o a alguien, pero no vio nada fuera de lo normal ni algún movimiento extraño que pudiera indicarle que lo estaban siguiendo. Terminó suspirando porque tal vez solo estaba muy cansado y ya estaba pensando en cosas turbias e imaginando cosas en donde no las había, así que prefirió seguir con su camino.

— Ya la enfermedad hereditaria me está haciendo efecto...

— ¡Mimi, Mimi!

Ansioso alzó la vista tras haber escuchado la voz melosa y cantarina de JimSi, a quien logró ver saliendo del edificio junto con YoonGi, solo que ese hombre lo llevaba en los hombros y por eso es que ese chiquito parecía estar haciendo berrinche. Esa escena lo hizo sonreír y olvidar el hecho de que se sintió observado durante todo el camino, porque era muy tierno ver la bonita amistad que su hermanito tenía con su novio, aunque el noventa y nueve por ciento del tiempo se la pasaran como perros y gatos, discutiendo y peleando porque uno era muy celoso y el otro bien torero.

— ¡Mimi!

— Hey, precioso. ¿Por qué tan solito?

Ese par llegó con él entre insultos y chillidos de parte de JimSi, también quejas y reclamos de parte de YoonGi, pues ese desgraciado mini ser no había parado de, bien darle una sarta de pellizcos en la espalda o bien darle jalones de cabello que podían dejarlo calvo antes de tiempo. Ahora, el punto no es que seguían discutiendo entre ellos, sino que él estaba sintiendo que lo estaban viendo nuevamente y no sabía si decírselo a YoonGi o pasarlo por alto.

Para ser sinceros, eso nunca le había pasado en la vida, ni siquiera cuando han intentado atacarlo enemigos de su papá y mucho menos algún loco de calle, entonces se sentía muy extraño ser observado por alguien que tal vez desconocía, más porque sentía que esos ojos eran muy intensos y oscuros. Volteó a ver a YoonGi, ese tipo seguía discutiendo juguetonamente con JimSi y viéndolo se preguntó si debía decirle para tomar cartas en el asunto o si debía quedarse callado y no caer ante la paranoia.

No quería hacer todo un dilema en algo que tal vez solo era parte de su imaginación, pero también se preguntó que si por querer evitar ese dilema terminaba creando un gran problema, en donde alguna persona se obsesionaba con él a tal punto en el que lo seguiría a todos lados, en donde lo observaría dormir y en donde lo acosaría hasta volverlo loco. Y también se preguntó que si por haber creado esa obsesión, esa persona terminaba huyendo de la ley para que no lo metieran a la cárcel por acoso y entonces a él, en vista de estar en peligro, lo obligaban a ir a un Bunker que se disfrazaba de base militar, que estaba a dos horas de la frontera, que tenía un aproximado de ciento cuarenta cuartos, una base militar dentro, dos cabañas y cinco tanques de guerra mientras era custodiado por más de mil quinientos policías, de los cuales más de doscientos estaban dentro y que poseían más de quinientos cargamentos de armas.

ɪ ʟɪᴋᴇ ʙᴏʏs² 「†」 ʏᴏᴏɴᴍɪɴ [ʟɪʙʀᴏ ᴛʀᴇs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora