La historia trata sobre un chico que trabaja en una panadería en París. Al pasar de los días llega un lindo actor Uruguayo, el cual le empieza a interesar nuestro Argentino llamado Matías Recalt.
Hoy tengo el día libre, puedo hacer cualquier cosa pero, prefiero quedarme en mi casita, ya que está empezando a nevar. Lo único que voy hacer en tomarme un café caliente en mi balcón.
El balcón:
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Matías
Me encantaba como nevaba, me da una sensación de paz increíble.
Cuando estaba dispuesto a salir, ví como Enzo estaba arrendado el apartamento de el frente. Lo ví salir, lo juro.
Matías
Seguí en mis pensamientos, tomando mi café y leyendo un libro. Cuando estaba apunto de anochecer, escuché como abrían la puerta de alguna casa, cuando me asomé a ver, era Enzo.
Mi balcón daba justo en la ventana de su habitación
Lo ví a entrar a su habitación, me parecía una persona atractiva pero, en ese momento se veía muy cansado, hasta me sentí mal por él, me preguntaba que habría hecho para estar tan cansado.
No te tome importancia y seguí tomando mi café pero, cuando volví a verlo, ya que me estaba viendo.
En ese momento me morí de pena. Me fui corriendo a mi habitación. No sabía que hacer, me retorcía de pena.
Al segundo caí en cuenta de que me había quedado dormido y, cuando me levanté, ya eran las 12 de la noche.
Decidí salir a caminar, la verdad que no tenía nada de sueño. Cambié y salir de mi apartamento. Empecé a caminar, y en mi caminata me di cuenta de que estaba nevando. En ese momento fui al Parc du Champs de Mars.
Cuando estaba llegando, lo ví, estaba sentado en el césped, era Enzo.
Me emocioné al verlo, ya que me parecía una persona atractiva y que hacía muy bien su trabajo. Yo decidí sentarme unos metros más alejado de él, ya que no quería incomodar.
Todo estaba oscuro, se veía perfecto, casi no había gente, y la torre Eiffel, emitía esa luz tan calmante.
Me había llevado una funda de pan caliente. Lo empecé a comer, cuando note que Enzo me estaba viendo, me di cuenta al instante, porque su mirada parecía un cuchillo clavándose en mi. Me dijo a mi mismo que lo volteara a ver de nuevo, quería observarlo antes de irme.
Empecé a entrar en pánico, no sabía que hacer. Cuando estuvo más que cerca, me preguntó que si podía sentarse a comer pan conmigo.
Enzo
Holaaa, me preguntaba si podía sentarme a comer pan contigo?
Matías
Claro, si quieres puedo ir a comprar café.
Enzo
Cómo crees que las cafeterías van a estar abiertas hasta esta hora? Dijo sonriendo
Matías se había percatado de que cuando Enzo sonreía, se le formaban unos hoyuelos hermosos.
