A Ciegas. (EN PROCESO)

Capítulo 7.

Ayla Winchester.

Debo ser sincera: No tengo ni puta idea de lo que estoy haciendo.

Ni siquiera tengo buenas razones para hacerlo, hundir al hijo del director de la universidad no es una buena idea, lo sé porque no solo me lo digo a mí misma, también me lo dijo Amelie, Ronald y si mi padre estuviera aquí, apoyaría la idea de ellos dos.

Ellos no irán al baile, Amelie solo me dijo que ella no se encontraba bien, fingió tener gripe para no ir y Ronald se ofreció a cuidarla. Es obvio que ellos esconden algo, pero tampoco voy a obligarlos a ir solo porque no quiero ir sola.

Tuve que buscar un vestido entre la ropa que traje, no pensé que en la universidad iba a ir a un baile elegante, empaque más para ir de fiesta y llevarme a la cama a algún chico, no para esto, pero logré encontrar algo, un vestido que traje más que todo por el valor sentimental que le tengo.

Solo me lo he puesto una vez, mi padre me lo regaló para mi graduación del instituto, lo habíamos visto en el centro comercial, no creí que fuera a comprármelo porque estaba ridículamente caro, pero un día antes de la ceremonia, el vestido se encontraba en una caja sobre mi cama.

Mi padre siempre ha sido la expectativa.

Me puse frente al espejo, alisé la falda y luego de algunos retoques le envié una foto a papá contándole que decidí ponérmelo —lastimosamente no es para una ocasión especial— estoy segura de que va a estar muy feliz de saber que me lo puse.

"Ayla: me puse el vestido lila que me regalaste"

Por la hora, sé que debe estar en una reunión con sus compañeros, se toman un día a la semana para analizar los casos que llegan a la oficina, comenzar a repartirlos y llevar a cabo diferentes investigaciones. A mi padre le gustan los casos complicados, el último que resolvió se trataba de un tratante de blancas, se llevaba a niñas desde los 7 años hasta los 15, logró atraparlo, pero lastimosamente no logró salvar a todas las niñas, recuerdo que pasó una semana sintiéndose culpable por ello.

Salí de mi habitación, Amelie y Ronald estaban viendo una caricatura en el televisor, tuve que carraspear para llamar la atención de ambos.

—¿Cómo me veo? —pregunté viéndolos.

Ronald abrió mucho los ojos y por un momento creí que brillaron, por parte de Amelie, solo esbozo una sonrisa para volver la vista al televisor frente a ellos.

—El lila te queda bien —dijo Amelie concentrada en el televisor—, se te va a salir la baba Ronald.

Las mejillas del mencionado se pusieron rojas, esbocé una sonrisa divertida y me acerqué a ellos.

—Te ves hermosa, Ayla —volvió a mirar el televisor y yo sentí como mis mejillas se sonrojaban un poco.

Ronald es el chico más tierno que he conocido.

—Vuelvo más tarde —me puse un abrigo y caminé a la salida del apartamento—, no me esperen despiertos.

—No lo haré —murmuró Amelie llevándose la coca cola a la boca.

—Llámame si necesitas que vaya por ti —dijo Ronald desde el sofá.

No respondí, solo salí del apartamento con dirección al ascensor, no quería creer lo que Amelie me había dicho sobre Ronald, me dijo que yo le atraía pero que no le gustaba, lo tomé como una broma porque sé que entre él y yo no habrá nada. Ronald es influyente, tiene un gran futuro y yo vine aquí con una sola meta, no quiero arrastrarlo conmigo, ni a él ni a Amelie.

Cuando llegué al estacionamiento Lennon ya estaba esperándome, levantó la mirada de su teléfono y solo abrió la puerta de copiloto cuando me acerqué a él. Que simpático. Ni siquiera saludó y eso sí que se me hizo muy grosero, no puedes ir por el mundo siendo un repelente que no dice buenas noches.