XII | Corazones en llamas

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Todo lo que has hecho frente a mis ojosEs una mentira

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Todo lo que has hecho frente a mis ojos
Es una mentira. Dilo como si fuera verdad
Al final no podemos hacerlo.

Una casa hecha de cartas
Y nosotros como idiotas dentro de ella.

[...]

Jungkook apretó la frente contra los azulejos de la bañera, mientras que Taehyung empujaba dentro y fuera de su entrada.

Estaba siendo demasiado lento, demasiado tortuoso, y no podía soportarlo. Empujó hacia atrás, gimiendo al instante cuando su próstata fue golpeada.

Se sentía bien.

Tan jodidamente bien.

Jungkook trataba de no divagar en la amenaza que lo estaba atormentando desde hace un par de días atrás y agradecía que las grandes manos de Taehyung se encontraran acariciando sus glúteos y abdomen bajo porque se sentía en el séptimo cielo, del cual no quería bajar.

Soltó un gemido cuando el mayor aligeró los movimientos, golpeando con más fuerza contra él. Quería venirse. Todo él estaba ardiendo con ello. No pasó más de dos minutos cuando Taehyung le dio lo que quería, sintiendo como su semilla impregnaba su interior y resbalaba por sus muslos interiores mezclados con las gotas de agua provenientes de la regadera.

Se mantuvo quieto, con la respiración agitada, estremeciéndose por la sensación entremezclada que daba el cálido orgasmo junto al frío gel de ducha que Taehyung se encontraba echando por toda su columna vertebral. Su cuerpo fue aprisionado y, cuando pudo darse cuenta, se encontraba besando los labios ajenos.

—Tenemos que... —jadeó cuando sintió como su labio inferior era mordisqueado—. ¡Tae!

—Es tu culpa —murmuró Taehyung apretujándolo más contra su pecho. Jungkook tan sólo pudo echar la cabeza hacia atrás, intentando que sus labios no volvieran a ser acaparados.

—¿Por qué?

—Eres demasiado adictivo —el mayor dio pequeños besos al húmedo y marcado cuello del azabache y éste calló por completo, no podía hacer nada en contra. Además, disfrutaba tanto la atención que Taehyung le daba.

Repitiendo una vez más, ambos salieron del baño. Jungkook no paraba de reír mientras el mayor rodaba los ojos e intentaba sacárselo de encima, se sentía relajado gracias al largo baño que habían tomado juntos, pero le agotaba la paciencia, la exagerada energía que tenía Jungkook. No podía creerlo.

—¿Iremos a comer al buffet? —preguntó Jungkook acariciando las mejillas contrarias. Se encontraba bajo el cuerpo del pelinegro, contra la cama de la habitación. Una sonrisa en ambos rostros delataba cuan felices eran.

—Sí —el mayor miró los rosados labios contrarios y no dudó en mordisquearlos y estirarlos con sus dientes. Jungkook suspiró suavemente y cubrió ambos bocas con un beso.

Una Venganza Casi Perfecta | KTH&JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora