"La sangre, una sustancia rojisa con un olor común a hierro o a óxido, muchas personas no la toleran, pero hay otras que son capaces de hacer daño o aún peor matar solo por ver aquella abundante sustancia espesa que llena su miserable vida de diversión."
Con un aire de indignación, me acerqué a ella. ¿Cómo no podía comprender que solo me necesitaba a mí, y a nadie más? Con una firmeza controlada, tomé su brazo y la conduje con brusquedad hacia la cama.
Lo miré aterrada. Solo se acostó a mi lado me atrajo hacia él, apretándome con sus fuertes brazos. Colocó una de sus manos en mi cintura y la otra en mi pecho. Sentía un escalofrío recorrer todo mi cuerpo cuando apretó mi seno, ahogué un grito.
—¡Para , Karol! Apenas te estoy rozando. Deja de llorar, tus malditos padres no vendrán por tí. Mis palabras causaron más llanto de su parte.
—¡Déjame sola! —exclamó entre sollozos.
Respiro profundo. —¡Karol, basta! —intento decir lo más calmado posible.
Mis sollozos pasaron a un llanto ahogado en lágrimas.
Apretó un poco mi cintura—. ¡Karol, ya basta! —dije algo cansado pero alterado a la vez.
—¡Déjame en paz! —grité fuerte—, quitando su brazo de mi cintura y levantándome de la cama lo más rápido que pude. —Lo miré—. Eres un maldito hijo de puta, déjame en paz, no quiero estar aquí y menos con…
Se levantó tan rápido que lo único que pude ver fue su sombra como un celaje. Me tomó por los brazos, arrastrándome a la cama sacudiéndo mi cuerpo de un lado a otro sin parar.
—¡Eres una maldita malagradecida! ¿Quieres ver a un maldito hijo de puta? Así será —gritó Manuel con fuerza mientras me sacudía de un lado a otro. Me dejó caer en el piso con fuerza.
Sentía como mi cabeza golpeó contra el suelo, se quitó la corbata y me amarro las manos, yo forcejeaba pero fue inútil, me arrastro hacia afuera y me cargo colocándome en su hombro me llevo hasta el sótano.
Al final de este había otra puerta cuando entramos me tomo por la cintura me dejó ahí en el piso frío. Había un olor extraño, era como a... Sangre, todo estaba oscuro.
Manuel dió varios pasos hacia delante encendió un pequeño foco que estaba colgado, la luz me cejo unos segundos cuando logré ver con mayor claridad había un cuerpo, estaba colgado del techo, tenía una bolsa en la cabeza, está tenía sangre. cuando ví sus manos sentí un horrible miedo un escalofrío por todo mi cuerpo.
No tenía dedos...
Mi pequeña no dejaba de ver a ese maldito—. Karol, pequeña ¿te gusta lo que vez? —la miré con frialdad.
Ella no respondió, su tono de piel cambio a uno pálido sus labios temblaban ligeramente. No me miró, solo seguía observando al engendro hasta que esté se removió soltando un sollozo—. La verdadera maldad no necesita justificación Luzverda, solo necesita un espectador.
Ésto no podía estar pasando ¿Quién era.? ¿Qué hacía aquí? ¿Dónde están sus dedos? Pero lo único que tenía claro esque lo había hecho él—. ¿Está vivo?— pregunto con su voz temblorosa.
—Por ahora. Ella intentó levantarse, pero con una firmeza controlada la tomé por el hombro y la obligué a quedarse abajo. Me miró con una mezcla de enojo y desafío, sus ojos brillando con una intensidad que solo aumentaba mi determinación. —. No te preocupes, pequeña, esto es por tu bien.
—¿Qué me harás? ¿Qué hago aquí? Estaba asustada, ya no podía soportar este horrible olor. Manuel me miró y se alejó un poco. Tomó un cuchillo que estaba cerca de nosotros, se quedó un rato admirándolo y luego volteó lentamente hacia mí.
Sentía un miedo horrible y, cuando miré sus ojos, estaban vacíos. No estaba ese color ceniza ni el brillo en sus pupilas, solo oscuridad. Con una expresión tan maquiavélica, se acercó a mí. Cerré mis ojos con fuerza y solo esperé que me tomara y me enterrara el cuchillo en el pecho, que lo aprisionara contra mis costillas y lo sacara, repitiendo eso una y otra vez hasta que mi sangre saliera de mi pecho, manchara su camisa y se resbalara, y que a mis pulmones ya no les llegara aire.
Sentía que mis pulmones se quemaban, un dolor punzante en mi cabeza. Pensé en cómo sería mi vida si mis padres no me hubieran vendido, en los preparativos para mi cumpleaños que se acercaba, en lo feliz que estaba mi madre. Pero nada de eso pasó, ya que me vendieron a un psicópata asesino se fueron sin mí. Sentía una opresión en mi pecho tan grande que solloce. Y lo que esperaba que fuera a pasar no pasó. Abrí mis ojos poco a poco con miedo y él estaba ahí, parado, mirándome y apuntándome con el cuchillo.
—Cortale un brazo—dijo con una pequeña sonrisa marcada en su rostro.
No sé si había oído bien, pero acaso me mandó a ¿cortarle un brazo? Me aterre, mi corazón se acelero—. ¡Qué! —le dije casi gritando—. ¡Estás loco!
—Karol, has lo que te ordeno de lo contrario, te corto el brazo mientras hago mía.—mencionó sin ningún tipo de compasión.
—¡No puedo hacerlo! —Dije entre sollozos.
Escritora
Manuel Amoooo a Manuel 😅 jajaja , espero que les guste el capítulo 👀

ESTÁS LEYENDO
Karol Jamás Te Irás De Mi Lado©
DiversosLa voz de Manuel resonaba en su mente: "Jamás Te Irás De Mi Lado." Su obsesión era palpable, un eco macabro que la envolvía. Había visto en él cosas que jamás imaginó: una locura que helaba su sangre y actos que la sumían en un terror indescriptible...