Foto

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  Katsuki tomó entre sus manos el rostro de su fotógrafo y novio, empezó a besarlo y acariciar su espalda. Se le fue correspondido el beso y terminaron abrazados en medio de un silencioso living.

  Izuku no dejaba de llorar, no podía dejar de hacerlo y varias veces trató de huir de sus brazos. Katsuki le rogaba que no se fuera, que se quedara en el hogar que habían construido. Rogaba a su pareja que no se fuera, le aseguraba que no era importante la opinión ajena, pero Midoriya quería asegurar la carrera de su novio.

  —No tuviste que decirles, te estás arruinando —aseguraba el pecoso.

  —Pero eres todo lo que amo, Izuku, he luchado por tenerte a mí lado y no te voy a perder tan fácilmente...

  —Pero también has luchado por tu carrera —él ni perdía la mirada de Izuku, quería que esos verdes le queden viendo. E Izuku no era capaz ni de alejarse ni de dejar de mirarle la boca, quería otro beso—, luchaste cada día por ser quien sos y estar conmigo te quita eso.

  —No quiero que te vayas aún así, no voy dejar que te vayas.

  —Todos hablan de ti y de mí, Katchan.

  —¿Y cuál es el problema en eso? Yo te amo... Y eso no lo cambia ninguna nota de revista.

  Izuku solo se queda callado a ese punto, estaban ya sentados en el sillón, y Katsuki tomaba sus manos desesperado de que entre en razón. Se soltó de su agarre solo para abrazarlo fuerte, llorando.

   Toma su rostro entre sus manos y le deja un largo beso, uno tan extenso como el amor que se tenían. El pecoso decidió aprovechar ese beso hasta donde termine y luchar por alargarlo, porque cada segundo donde sentía que su alma se fundía con la Katsuki eran fundamentales.

  Mientras Katsuki comía tranquilo mirando una película en la tele del salón, agotado de tanto llorar con su pareja y con los ojos hinchados, Izuku le toma una foto con su celular, el pecoso sonríe por la imagen, porque aún así, Katsuki era el hombre más atractivo en la tierra.

  Miró el logo de Twitter por mucho rato hasta que solo entró y publicó la foto, sin esperar que alguien la vea, pero ya estaba cansado de fingir de que Katsuki y él no llevaban una relación de ocho años.

  Por la mañana siguiente, un martes cualquiera, internet otra vez hizo de su nombre trending top. Publicó un vídeo viejo, con la frase "Ocho años con novio, y vos seguís soltero, cortala con tu envidia". Un vídeo vertical, de él en el baño de alguna discoteca arreglándose el peinado, llegando su novio por la espalda a abrazarlo robándole un beso y dominando su cuerpo con sus brazos, escuchándose la voz de ambos de como se susurraban cosas en la oreja. Ambos de la misma altura y la misma fuerza al agarrar al otro, viéndose pasión en sus ojos.

  Katsuki toma de la nuca a su novio y lo jala con fuerza mientras el otro gira su cabeza, pero es sumiso ante cada mínimo roce. Se pegan, se buscan y sus manos buscan sostener al otro como si la vida dependiera de eso.

  Era una de las opciones que tenía su teléfono, haciéndole recordatorios espontáneos de archivos viejos en su teléfono y quizás, solo quizás, dudó antes de publicarlo. Pero ya lo había hecho y a pesar de que su mánager le quiso hablar de como eso presentaba una pérdida de ingresos, los ojos hinchados de katsuki le demostraron que estaba al borde del llanto. Sin aguantarse un día más en ocultarse del mundo.

  —¡Todo el mundo puede fumar, beber, tener sexo, y tener miles de parejas! ¡porque son blancos y heterosexuales, y yo tengo que tener cuidado con las apariencias como si yo no tuviera oportunidades en la vida! ¡¿cuando es mí turno de ser feliz y libre?!

  «¡Si ser modelo significa perderme a mí mismo, prefiero ser barista! Prefiero renunciar que pasar un día más escuchando estupideces.

  El rubio no renunció, pero tuvo que seguir su vida como si nada hubiera pasado. Porque el público se sentía en el derecho de pisotearlo cuando y como quieran.

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