3. Bob Esponja

388 23 6
                                    


Por la casa el griterío era lo más normal. Si eres la única chica entre 4 hombres si es normal.

Mientras avanzábamos hacia el comedor Dustin y Austin, que son hermanos gemelos, se interpusieron entre nosotros. Cuando vieron a Matteo fruncieron el ceño al mismo tiempo como si estuvieran conectados. Y con una mirada se decidieron por hacer algo. Levantaron sus pistolas de agua hacia el invitado. Matteo solo sonrió mientras lo rociaban. Yo casi me muero.

- ¡¿Qué hacen?! -Les grite a mis hermanos mientras le agarraba una oreja a cada uno y los llevaba hacia su cuarto.

Luego de encerrarlos volví hacia donde estaba Matteo.

- Te voy a matar- Fue lo primero que solté cuando estuvimos a solas. El elevó una de sus cejas divertido.

- Adorables niños- Soltó de la nada mientras avanzábamos hacia el comedor. No me había dado cuenta de que el estaba empapado por lo que lo frené en seco.

- Quédate aquí, te buscaré algo para que te pongas- Sin esperar respuesta alguna me di media vuelta y me dirigí hacia el cuarto de Andrew, mi hermano mayor.

Entre silenciosamente por la habitación ya que él estaba dado vuelta jugando con la play y me mataría si sabía que había entrado. Intentando hacer el menor ruido posible abrí el placar. Lo primero que encontré lo agarre.

Salí rápidamente del cuarto. Me sentía una espía. Volví hacia donde se suponía que Matteo me estaba esperando. Pero no era así. Lo busqué con la mirada y lo vi.

Se había puesto a jugar a el fútbol con Thomas, mi hermano.

Me acerqué hacia ellos y le tiré la remera en la cara. Me había dado la vuelta para ir a mi cuarto hasta la cena cuando escuché una carcajada. ¿De que se reía?

De ti seguro

Gracias conciencia. Me di media vuelta con mi ojo derecho titilando de rabia.

Cuando lo vi me di cuenta de que no se reía de mi. Se reía de la remera. Era amarilla y en el centro tenía un Bob Esponja gigante. Rodé los ojos mientras el, y ahora mi hermano se reían. Y subí a mi habitación.



Luego de unos cuantos minutos mi madre me grito que bajara.

La gigante mesa del comedor ahora tenía agregado un asiento más. A MI LADO.

Me senté malhumorada. Y unos segundos después Matteo, que tenía puesta la remera, también lo hizo. Me miro de reojo divertido con la situación. Yo no le encontraba nada divertido a que este idiota este en mi casa.

Cuando ya estuvimos todos sentados mi padre hablo:

- Asi que, Mario...- Le dijo a Matteo. Que sonrió ante lo dicho. Yo abrí los ojos como platos y le dediqué una mirada nerviosa a mi padre.

- Es Matteo, señor- Le aclaro él mencionado tranquilamente. Mis 4 hermanos observaban la situación en silencio. Prestando demasiada atención.

- ¿Qué intenciones tienes con mi bebé? – Lo iba a matar.  Fue mi primer pensamiento. Cerré los ojos avergonzada.

- Basta, papá. No estamos saliendo- Le aclaré en voz alta.

- Por ahora...- Susurro Matteo a mi oído. Idiota.

Cuando mi padre vio que el se acercó a mi, sus ojos parecían estallar de rabia.

El resto de la cena permanecio entre todo normal. Mis hermanos gritaban. Los gemelos se lanzaban comida. Entre otras cosas mínimas.

Cuando se había hecho tarde acompañe a Matteo a su auto.

- No se te ocurra volver- Lo amenaze cuando él estaba entrando a su auto.

- No te prometo nada, Dolcezza- Dicho eso arranco su auto y se perdió entre los árboles.

Entre a la casa y mi familia me bombardeó con preguntas. Les conté acerca del viaje a Italia y lo celebramos tomando helado hasta que el sueño nos venció y nos fuimos a nuestros cuartos.



Estaba caminando a través de los pasillos con Samantha a mi lado. Ella hablaba de lo primero que se le pasaba por ma mente y yo la escuchaba.

O eso creía porque en realidad estaba pensando en el viaje a Italia que sería en 2 días.

Cuando entre a la clase que tenía con Steve. El ni se volteó a mirarme.

Hoy luego del colegio habría un partido importante del equipo de fútbol. Sam me había estado insistiendo que vayamos toda la semana, porque quería ver a los sexis jugadores.

Estaba harta de escucharla por lo que acepté ya cansada. Grave error. En ese momento me había olvidado de que Matteo era el capitán.

Cuando salimos había un auto estacionado en la entrada.

El capitán del equipo de fútbol me estaba esperando. Uy dios.

Bajo la ventanilla y me hizo un gesto con los dedos para que me acercara.

- Te llevaré a casa, como prometí- Fue lo primero que dijo cuando me acerqué molesta. Sin darme tiempo de que me quejase.

- Iré al partido. -Susurre rodando los ojos. El hizo una media sonrisa. Y me señaló el asiento a su lado.

- Mejor. Iremos juntos, Dolcezza

~~~~~~~~

Holiiii

Perdón por no actualizar, estuve ocupada😭

Este capítulo es buenísimo JAJAJAJAJ. ¿Que opinan?

Gracias por leerrr, los amooooo

Amor entre númerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora