24| Insaciable +18

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Luffy no era alguien de sentimientos, no estaba en contra de ellos, para nada, pero los veía innecesarios para cumplir sus metas, o eso pensaba hasta que lo conoció a él.

Sanji; su cocinero.

Primeramente se fijó en su físico, su cabello rubio, sus ojos oceánicos, su pequeña cintura (no sabía que existían hombres con cintura pequeña), unas caderas anchas, luego de eso estaba un gran culo (de desayuno no estaría mal) y después unas piernas largas que conllevaban unos gordos muslos (¿Sería humillante querer morir ahogado por esos muslos?). Realmente la perfección en persona. ¡Y más encima cocinaba bien! Un plus, ganaba en todos los sentidos.

Siempre tuvo pensamientos sexuales, tanto con mujeres como con hombres, todos pensaban que no porque nunca prestaba atención a su alrededor, pero no estaban del todo en lo cierto; él no le tomaba importancia a sus deseos, pero eso no significaba que no los tuviera.

Normalmente era muy pasajero ya que veía de reojo lo que le llamaba la atención de la persona y luego pasaba de largo, pero con Sanji era diferente, porque Sanji era parte de su tripulación ahora, y eso significa verlo todos los días, por lo cuál veía ese culo gigante cuando se bañaban entre todos y esos gordos muslos pavoneándose por todo el barco.

Su polla dolía cada vez más.

Luffy nunca había intentado masturbarse, sabía cómo, vamos, era hermano de Portgas D. Ace, la persona más sexual del mundo. Pero nunca lo había intentado, tenía vergüenza de tocarse y que su pene se estirara, no sería para nada satisfactorio.

Pero ahora tenía que hacerlo, iba a explotar si no.

Le encantaba el peligro, una aventura siempre era bienvenida, y con lo sexual no iba a ser diferente, por eso estaba masturbándose en la habitación de hombres, mientras todos dormían.

El único no presente era Zoro, que era quién podría despertarse al sentir la mínima brisa rara de aire.

Se sentó en el borde de su hamaca, bajándose el pantalón y tocándose con suavidad.

Sanji estaba frente suyo, dormido y soltando pequeños ronquidos, su cabello rubio esparcido por la almohada y su ropa para dormir desacomodada, dejando a relucir la brillante piel de su cadera.

Su mano se movió con más velocidad.

Un jadeo escapó de sus labios, mordiéndose el labio inferior para no escapar ningún sonido fuerte.

Se vino en su mano, gimiendo de satisfacción.

¿Sanji se vería bien salpicado en semen?

Ese pensamiento cruzó por su mente por un momento, endureciendo su entrepierna otra vez.

En esos momentos odiaba ser un vírgen hombre de goma.

•••

Habían embarcado en una isla muy poblada, así que le prohibieron salir.

Se quejo, pataleando y refunfuñando.

"¡No es justo!" exclamó.

"Luffy, deberías quedarte, ya que de todos ahí eres quien más crea problemas, lo mejor es pasar desapercibidos" intento convencer Sanji.

"Bien..." se resigno el monito, frunciendo los labios.

Una vez todos se fueron Luffy fue a la cocina, buscando que podría hacer, hasta que encontró el delantal que Nami le había regalado a Sanji por su cumpleaños.

Olía completamente a Sanji.

Lo descolgó y se bajo los pantalones, su polla ya dura y goteando presemen se dejó ver.

One Piece; Lusan OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora