Llegué a mi casa. Tenía kilos de tareas, y cero ganas de continuar con este día. Me acosté, y miré hacia el techo, sonrío inconscientemente al darme cuenta de lo que veo, él mismo pegó una foto de ambos ahí, para que lo recordara antes de dormir. Hago memorias de extractos de nuestra relación, lo divertido y adrenalínico que fue el primer año, nuestros puntos de encuentro, como tratábamos de pasar lo mas discretos posibles, pero juntos:
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Caminaba por el pasillo F de la universidad, el menos concurrido, me llegó un mensaje de Enzo. "Ven, te estoy esperando". Pero no fue más específico, hay miles de salones, no hay ningún alma caminando por aquí:
—Este chico—suspiro y vuelvo a mirar a mi alrededor—¿Dónde estará metido? Mas le vale que aparezca o...—de pronto siento que tiran de mi brazo hacia un salón algo oscuro, y veo que es él, Enzo, plantándome el susto de mi vida.
—O que—dice sonriéndome muy cerca del rostro y yo aun con cara de asustada, pero nerviosa por tenerlo tan cerca.
—¿Estás loco? Casi me morí con eso que hiciste, a la próxima se más específico, pensé que me estaban secuestrando—me crucé de brazos—Me asustaste.
—Lo siento—se ríe— tu cara amor. Prometo que seré mas cuidadoso. Es que te extrañaba, y hoy...hoy estas muy linda. Bueno, siempre lo estas...—dice mientras me besa en la mejilla con delicadeza, luego baja hasta el cuello, y ya siento donde va esto—
—Oye...—me separo lentamente—¿Seguro que no hay nadie en este lugar?
—Si, esta vacío—me besa cortamente en los labios—no te preocupes.
—Es algo tonto andar a escondidas viendo que somos universitarios, y no niñitos de secundaria.
—Créeme, también lo odio, pero no quiero que nadie de estos estúpidos se tome de nuestra relación para hacernos daño, y sabes como es mi familia...—hice un gesto que interpretó para que terminara de hablar del tema-.
—A esos estúpidos, llamas amigos, y con respecto a tu familia, creo que tu madre me...¿tolera? Es mejor que odiar—me encogí de hombros.
—Yo se que debería alejarme de ellos...pero son amigos de la familia también...en realidad debería alejarme de todos estos idiotas. Ya falta poco, ya sabes cual es nuestro plan, y ya no quiero esperar para poder pasar toda mi vida junto a ti—dice mientras me abraza y siento la calidez de sus brazos a mi alrededor— sabes que te amo.
—Y yo a ti—le sonrío a medias—
—Eso no me convence—me mira enojado con un toque de broma—
—Y yo a ti—digo mientras alargo la última letra—te amo, pero ya vámonos de aquí que me da escalofríos estar solos, puede aparecer alguien también.
—Si, aquí dicen que anda el espíritu del antiguo director.
—No inventes.
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Hasta que sentí el timbre de mi casa. El cual me despierta de mi ensueño. Obviamente era Enzo. Lo sabía. Se había preocupado y su reacción natural siempre es venir a mi casa y ver que podía hacer por mi cuando tenía mis días grises.
Cuando abrí la puerta, efectivamente me encuentro con mi novio. Guapo, algo ansioso y temeroso, quise abrazarlo, pero no, debíamos hablar:
—Liz, ¿estás bien?—dice acercándose para besarme, pero lo aparto, él se sorprende y me mira confundido, mientras le doy paso a que entre a casa.
