CAPITULO 4

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Después de llegar a aquel acuerdo, los encuentros entre ellos se volvieron una rutina, cada quien seguía con su vida y se reencontraban varios días a la semana, Sanji realmente no tenia intenciones de seguir con eso, pero cada vez que quería hablar, el marimo lo besaba y después se iba sin decir nada, pero ese día sería diferente, esta vez Sanji cortaría cualquier lazo que tenga con él. Esta vez fue llamado al palacio debido a que Zoro tenía algunos asuntos pendientes, al llegar, camino por los pasillos que tanto conocía hasta la oficina del espadachín. Al abrir la puerta se encontró al peliverde lleno de papeles y escribiendo en uno de los tantos pergaminos que tenía en su mesa.

— Si estás demasiado ocupado, puedo irme — dijo Sanji, aunque en realidad sólo estaba buscando una excusa para no estar ahí, solo quería regresar con su bella y hermosa dama, Nami.

— Está bien, solo tomará un momento — dijo Zoro dejando el pincel en la mesa para después levantarse y acercarse al rubio.

Zoro tomó a Sanji de la cintura y lo atrajo hacia él, Sanji se había quejado de que no lo hiciera más, realmente odiaba ser tocado por aquel alfa, pero al parecer a Zoro poco le importaba si le gustaba o no. El alfa junto sus labios con los del contrario, a pesar de que ya lo habían echo varias veces, esa sensación aún era extraña para Sanji, después de un rato el rubio empujó al peliverde y se cubrió la boca.

— Te dije que no lo hicieras por tanto tiempo — se quejo. — Si eso es todo, ya me voy — dijo saliendo de la habitación, pero fue detenido por el brazo de Zoro.

— Sabes, hay algo que no entiendo — dijo Zoro.

— ¿Acaso hay algo que si entiendas? — preguntó con sarcasmo el cocinero.

— Después de aquel día pudiste haber detenido esto — dijo ignorando aquel comentario. — El dinero sólo era para comprarle algo a Nami, pero el resto que te he dado lo has estado guardando, ¿por qué seguir con esto entonces?

Sanji se quedo en el mismo lugar, soltandose del agarre del marimo,¿acaso le estaba jodiendo? Si hubiera podido terminar desde aquel dia, lo hubiera echo, pero siempre era el quién lo citaba, si tanto quería dejar eso se lo hubiera dicho desde hace días y con gusto lo hubiera dejado, entonces ¿por qué ahora?

— En primer lugar, si lo guardo es para algo, tu no tienes porque meterte en los asuntos de los demás y segundo, si tanto quieres terminar con esto solo dilo y dejaremos esta mierda

— Sólo tenía curiosidad cejas rizadas, no tienes porque alterarte

Ahí estaba otra vez ese olor a menta, se había acostumbrado al aroma del peliverde, pero le molestaba que soltará feromonas sin avisar, aun sabiendo su condición. Lo que más lo molestaba era que en relaidad, el olor no le molestaba, era como si estuviera rodeado de plantas de menta y el olor refrescante le recordaba a la brisa del mar, aunque en su mente se imaginaba estar en una cascada con plantas de menta, el viento refrescante dándole en su cara, haciendo que se relajara, realmente lo odiaba.

Después de una pequeña pelea a causa del olor a menta, salió del lugar pero una duda lleno su cabeza, la conversación de hace rato ¿significaba que ya no tenían que verse? eso esperaba él, pero por alguna razón su omega parecía estar triste, al mismo tiempo se le revolvió el estómago ¿acaso tenía hambre? su omega no era mucho de pedir comida, algunas veces comía poco ya que decidía darle la mayoría de su comida a Luffy cuando frecuentaba el local, así que de camino a casa, decidio pasar a comprar algo para comer, esperando que así su omega se calmara.

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Al día siguiente Zoro se encontraba de camino a visitar el local de Nami para poder comer algo, los últimos días había estado muy ocupado y no le vendría mal un poco de comida de su lugar favorito. Al llegar se sorpendio al ver al rubio hablando alegremente con un chico, ¿quién era? nunca lo había visto.

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