Crystal se levanta una mañana del mes de marzo, su cabello ondulado castaño estaba despeinado, sus ojos estaban entrecerrados y sus suaves y pomposo labios entreabiertos, no quería levantarse, no después de enterarse que tenía que casarse con Rodric.
Pero todo enojo, angustia y preocupación se esfumó cuando Andén entró a su lujosa y espaciosa habitación.
-Buenos días, señorita- dice en su voz suave, un poco aguda pero tan dulce que relajaba hasta los animales.
-Buenos días Andén- responde Crystal abajo de las sábanas en tono somnoliento, su brazo se asomaba por debajo de estos y se podía ver sus largas uñas pintadas de rojo carmesí.
Andén dio una risita y dejó la bandeja de plata con el desayuno para sentarse al lado de la princesa en su cama.
-Vamos señorita, tiene que levantarse- dice él chico mientras que le destapaba la cara, revelando una adormilada y desarreglada pero hermosa Crystal.
-¿Cuál es tu secreto para siempre levantarse temprano y de buen humor?- dice la chica mientras que se sentaba en su cómoda cama.
-Dormir temprano y no gastar mi tiempo leyendo en la madrugada en vez de dormir- responde Andén en un tono juguetón mientras que veía su estantería de madera pintada de blanco llena de libros de todo tipo, desde astronomía y anatomía hasta fantasía y romance.
-¡Oye! ¡Los libros son arte escrito! Aparte te hacen más inteligente-
-¿Ah si? Pues no veo que te hagan efecto- Andén se ríe del pequeño puchero de la chica.
-Ya, bonita, desayuna y báñate, tu agenda de hoy no tiene nada pesado que te aburra así que puedes procrastinar todo lo que quieras- Dice Andén, sonriente mientras que se levanta de su cama, antes de salir de su habitación le dice un dulce -estaré aquí si me necesitas-
Crystal suspira y hace toda su rutina, desayuna, se viste, se peina, se maquilla, blah blah blah, lo normal.
Ella se pone un vestido pegado color lila y tacones transparentes, tenía el tamaño y temperamento de un chihuahua pero tenía cuerpo de diosa.
Andén la acompañó a las afueras del castillo, específicamente al pueblo, donde van directamente hacia el puesto de fresas en donde está la mejor amiga de Crystal, Meredith Escarlata, campesina e hija del guardia real.
-¡Mer!- llamó Crystal en tono alegre, la contraria volteó y sonrió apenas vio a la princesa, ella fue corriendo a abrazarla.
-¡Crys! ¿Como has estado?- Dice la pelirroja mientras que se alejaba ligeramente para mirarla y hacerle una reverencia a Andén.
-Todo bien, linda, ¿qué tal el negocio?-
-¡Todo va de maravilla! Las ventas han subido estos últimos días- Responde Meredith emocionada mientras que le entrega a Crys una cesta llena de fresas deliciosas con apariencia apetecible -ten, la casa invita!-
-Muchas gracias, Mer, nos vemos- dice Crystal mientras que le daba el cesto a Andén y se dirigían hacia el castillo, lo que no saben es que Sebastian los seguía de lejos, y como no? Si era el guardaespaldas de la chica.
Y hablando del pelinegro, Andén frunce el ceño cuando se acuerda de él al poner un pie en el castillo.
-Oye, ahora que me acuerdo, ¿y tu guardaespaldas? ¿No se supone que debería estar con nosotros? ¿Como se llamaba? ¿Santiago...? ¿Celestino...?-
-Sebastian, joven- Dice el pelinegro que estaba detrás de Andén.
El castaño por su parte da un saltito y se volteó rápidamente.
-¡Sangre de Cristo tiene poder!- Dice Andén mientras que se tocaba el pecho en una forma dramática de demostrar su susto -te reprendo hijo del diablo-
Sebastian alza una ceja y Crystal da una risita
-Joder, es guapo- Andén le susurra a la chica y ella se ríe un poco más.
-Okay Andén, que tal si lavas las fresas para poder hacer mermelada más tarde?- sugiere Crys con una sonrisa.
Andén duda por unos segundos pero luego asiente, hace una reverencia a Crys y se va hacia la cocina del castillo.
-¿A donde se había ido, mi reina?- Sebastian sabía muy bien donde estaba pero quería ver si le mentía.
-En el jardín del castillo- ella responde como si fuese cierto, desviando la mirada.
-Es muy mala mintiendo, mi reina~ sé que ha estado por las afueras del castillo- responde el pelinegro mientras que se acercaba a ella con sus fuertes brazos cruzados.
-¿Si sabes entonces para qué preguntas?- responde Crys mientras levantaba una ceja, manteniendo la compostura ante su poderosa figura.
-Porque pensé que me diría la verdad, pero ya veo que en usted no se puede confiar- responde el pelinegro en tono burlón.
-Salí con Andén al pueblo a buscar fresas en el puesto de mi mejor amiga, es todo- dice Crystal algo molesta y confundida, está bien que sea su guardaespaldas y todo pero...¿no estaba siendo un poco muy protector? Quizás era porque le pagaban excelente.
-Buena chica- susurra el pelinegro y toma del mentón a la joven -recuerda no mentirme la próxima vez, te quedó claro, ¿muñeca?- Crystal se sonroja debido al apodo y se suelta de su agarre, dándole la espalda para caminar hasta su cuarto mientras que se abrazaba a sí misma para ocultar su piel de gallina.
-Si ajá...como sea- ella trató de sonar indiferente pero el pequeño temblor en su voz la delataba, maldita sea, ¡¿por qué tenía que ser tan coqueto!?
Sebastian sonríe arrogante mientras que veía como la contraria se alejaba, el pelinegro camina triunfalmente, sabiendo que ha logrado meterse un poco dentro de su piel, y no tenía pensado parar nunca hasta someterla y tenerla a su merced.
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Gusto Culposo
RomanceEn un mundo de la época medieval/moderna en donde los reinos eran el principal tema de conversación de la gente, Crystal Esmeralda, nuestra protagonista y la princesa, se entera que está a punto de heredar el trono de su madre para convertirse en re...