Cap 3- "¿Enemigos amantes?"

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Días pasaron y Crystal Esmeralda no podía disimular la creciente atracción hacia el pelinegro, pero se obligaba a ella misma a reprimir esos sentimientos con la típica excusa de que "solo estaba confundida" o "solo es una etapa" o también "son las hormonas", mierda, era más fácil declararle a su padre que era lesbiana a admitir que se estaba enamorando de su guapo y coqueto guardaespaldas.

Nuestra protagonista se levanta de mala gana una mañana del quince de Abril, hoy era el día en el que conocería a su futuro prometido, Rodric Voinescu, pensarás que un nombre tan poderoso como este pertenece a un hombre noble y carismático, pues Rodric era todo lo contrario, era un patán, un mujeriego, ¡¡y aún así a las mujeres les gustaba!!
Crystal sale con un vestido no tan pomposo ni tan pegado color rojo vino, collar de perlas reales y anillos de plata, al segundo de terminar de peinar su cabello ondulado castaño, otra de sus amigas entra en escena, Elena, una chica un año menor que Crystal, cabello plateado y actitud un poco 'muy' arrogante.

-¿Por qué te pones tan guapa? Dijiste que no te interesa Rodric- Habla la menor y se sienta en la cama de Crys mientras ve como la mencionada se pone un poco de rubor en sus mejillas

-Así es, pero no puedo salir en pillama aunque quisiera- Crys dice algo molesta y se sienta en la silla de su lujosa peinadora para ponerse sus tacones del mismo color que su vestido

-¿Cómo me veo?- dice mientras se levanta para que Elena vea su atuendo

La peliplateada alza una ceja y la mira de arriba a abajo, Crystal a veces tenía ese sabor amargo en la boca al estar con Elena, no sabía ni recuerda el por qué son amigas ya que la mencionada siempre se la pasa criticando a la castaña

-te ves bien...lastimosamente- Elena susurra esto último en tono venenoso

-¿Disculpa?- Crystal no tenía oído de búho pero estaba segura que Elena la estaba criticando otra vez

-Nada, vete, se te hace tarde- Elena solo tenía permiso de estar en el castillo Esmeralda porque era nieta de un difunto amigo de su padre

La peliplateada se va a paso algo enojado ya que se podía escuchar a través de sus tacones, Crystal se queda confundida pero no por mucho rato ya que cierto guapo y coqueto pelinegro entra en su habitación

-Te ves guapa, princesa- La voz profunda de Sebastian resonó por las paredes y eso hizo que Crystal se estremeciera de sorpresa

-Gracias, ¿vas a llevarme o a comerme con la mirada?- La mujer dice mientras que se cruzaba de brazos, sus cautivadores ojos verdes escaneaban al hombre de traje negro

-Quiero comerte pero no solo con la mirada- Sebastian piensa mientras que se muerde su labio inferior, evidencia inequívoca de su creciente deseo por ella, Crystal, al ver eso, su corazón se aceleró como un animal salvaje atrapado en una jaula, ansioso de libertad pero aterrorizado de ser atrapado.

-¿Y bien?- La castaña pregunta otra vez para evitar sonrojarse al no recibir respuesta, mordiendo su lengua ansiosa
-¡Se nos hace tarde, Díaz!-

-Si, si, ya te llevo, que impaciente eres- Sebastian finge falsa indignación y ríe, ofreciendo su fuerte brazo para escoltar a Crystal fuera del castillo hasta su carruaje, Sebastian no pudo evitar sentir lo cálida y suave que era la piel de la castaña a comparación de sus manos ásperas, ya que rozaba "accidentalmente" estos con el brazo de la chica.

Horas después llegando al Reino Voinescu, Crystal se sienta en la mesa larga del salón con Sebastian atrás de ella, Rodric estaba delante de ella que la miraba con Lujuria y los respectivos padres de los futuros prometidos estaban a los lados, discutían y discutían sobre los beneficios de este matrimonio, la unión de los dos reinos, el dinero, etcétera.

Crystal respondía preguntas cortas pero realmente no estaba prestando atención, quería salir de ahí lo más pronto posible, no quería estar aguantando las miradas lujuriosas de Rodric por más tiempo, no quería casarse con él y ser tratada como otra de sus prostitutas, no quería tener que aguantar infidelidades y ser obligada a dar a luz un heredero con alguien quien ni siquiera amaba, por Dios, el mero hecho de estar en una habitación con puros hombres la dejaba temblando de terror

Sebastian nota la incomodidad de la castaña pero no puede hacer nada, no hasta que la reunión se acabe

Una hora pasó pero Crystal la sintió como si fueran milenios, la reunión terminó, regresaron al reino Esmeralda y Crystal fue directo a su habitación a desplomarse en su suave cama como si fuera un globo desinflado

Andén entró tocando la puerta tres veces para indicar que era él, en una bandeja de plata trajo manzanas verdes cortadas en trozos y una botella de agua saborizada al ver el mal humor de Crys

-Como estuvo la reunión, ¿señorita?- Dijo en su voz dulce y suave como siempre, dejando la bandeja en su mesita de noche y sentándose a un lado en la cama

-No quiero hablar de eso- Dice Crys en voz baja con su cara enterrada en su almohada
-Se la pasan hablando del dinero, es lo único que les interesa, y aparte Rodric es un pervertido que solo me quiere para tenerme de su sirvienta, ni siquiera les importo-

-Linda, literalmente me acabaste de decir que pasó cuando un segundo atrás me dijiste que no querías hablarlo- Andén dice en una risita y acaricia el cabello de la castaña para intentar calmarla

-Cállate, es porque te tengo confianza- el cálido toque de Andén envió olas de calidez y paz en su cuerpo

-bueno, me siento halagado- Andén sonríe y se levanta para dejarla sola, no sin antes decirle un tierno -me llamas si necesitas cualquier cosa-

Crystal logra asentir a regañadientes y se lleva un pedazo de manzana a la boca para levantarse y buscar un libro

Su sorpresa fue que Sebastian entró en su habitación con sus manos en su bolsillo de su elegante y costoso pantalón de tela negro, su mirada era sombría, ¿acaso estaba enojado? Crys no podía identificarlo

-¿Y a tí qué te pasa?- Crys pregunta al verlo así y se endereza cuando encuentra un libro de su interés, lo había leído infinidades de veces pero aún así lograba cautivarla

-¿Qué me pasa?- Sebastian da una risa sarcástica y agarra a Crystal por las muñecas en una velocidad sorprendente para pegarla a su fornido cuerpo -¿Tú y ese debilucho tienen algo?-

Crystal da un pequeño chillido de sorpresa ante el repentino contacto con Sebastian, dejando caer el pesado libro al suelo al lado de ellos

-¿Hablas de Andén? No te interesa si tenemos algo o no, y no te atrevas a volver a faltarle el respeto- Crystal dice en tono amenazante

Sebastian aumenta la fuerza en su agarre y Crystal prácticamente está gimiendo de dolor debajo de él ya que la tira a la cama aún sin soltarla -Te estoy hablando en serio, no quieras verme la cara de estúpido-

-Pues ya la tienes- Crys logra jadear intentando desafiarlo aunque sabía que no ganaría debido a su fuerza

-Vaya, también me saliste chistosita, ¿huh? ¿Qué tal si en vez de besar a un payaso mejor me la besas a mi?- Sebastian dice coqueto cerca de los pomposos y rojos labios de la castaña

-Prefiero besar una rata antes que a ti- Crystal lo provoca un poco más, los dos notaron que había una tensión desde que se conocieron, y eso que apenas fue hace un mes

-¿Ah si?- Sebastian dice en voz ronca, sus respiraciones chocaba los labios del otro -bien sabes que en el fondo quieres ser mía-

-Deja de decir estupideces- Crys susurra, sabe que Sebastian es consiente de como la pone pero al menos quería mostrar un poco más de su dignidad

-Ese lenguaje, princesa, no es digno de una dama, ¿tendré que callar esa sucia boquita a besos?-

El corazón de Crys se aceleró, no sabía si eran las hormonas o algo más pero su mente se nubló y su sentido común se esfumó, solo quería eso, probar los labios del pelinegro hasta quedarse sin aliento, hasta romper su labio de tanto morderlo

-Tendrás que obligarme- Crys susurra mirando esos carnosos labios que tanto estaba deseando probar

Sebastian da una risita y un gemido bajo para luego por fin reclamar los suaves y dulces labios de la castaña en un beso necesitado, sensual y para nada gentil.

Gusto CulposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora