El final de un inicio

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Todo quedó en silencio. Las palabras antes dichas quedaron suspendidas, penetrando en sus cerebros sin creerlo; haciendo que sus corazones sangraran.

Ninguno podía salir de su sorpresa. No estaban preparados para eso. Tanto habían atravesado, tantas tragedias y luchas. Todo para... Nada.

Él la miro a los ojos, furioso y con algo más que ella no pudo descifrar. Ella estaba asustada, pero sabía que no había marcha atrás. Nada ni nadie podría salvarlos. El destino estaba escrito y, con las artimañas del Emperador, no tenían forma de seguir juntos como planearon.

Dió un suspiro y una leve sonrisa—. Hazlo.

Él la miro frunciendo el ceño, tenía la mandíbula tan apretada que casi podía oír el crujido de sus dientes. Estaba tenso, todo en su postura lo indicaba.

— No voy a...— Le dijo mientras miraba sus lágrimas caer. Quería estrecharla entre sus brazos, eliminar toda su tristeza y ver la puta sonrisa que lo volvía loco. No podía, sin embargo... Todo indicaba que debía hacerlo.

— Quizás no puedas pero debes hacerlo. Si no lo haces... Los perderás a todos. En especial a ella. Hazlo.

Él sabía que ella tenía razón. Miro a la esquina donde estaba Ella junto al maldito que había ocasionado todo. Debía salvarla. Salvar también a los otros inútiles, pero el precio era muy alto. Salvaría mucho, pero perdería una de las cosas más valiosas que tenía y la que tanto trabajo le costó tener.

Asintió. No había ninguna salida. Era esto o... Perderla a Ella y no podría vivir con esa culpa. El chico que estaba al otro lado, herido, sucio y amordazado, gritó. La mordaza ahogaba parte de sus gritos y chillidos. Pero el impacto fue el mismo.

La chica lo miro con una inmensa tristeza. Habían pasado tanto en tan poco tiempo... Le dió una cálida mirada, seguida de una dulce, pequeña y triste sonrisa.

— Me encontrarás en el cielo solecito. Estaré siempre en tú corazón. Podrás verme en cada cometa. Podrás pedirme deseos cada que haya una lluvia de estrellas.... Te llevaré siempre en la galaxia y más allá.— Repitió la frase que siempre él le regalaba. Cada qué estaban admirando el cielo, cada que estaban en la galería, cada que le daba un regalo... Sus palabras se grabaron a fuego en su corazón, la quería como no había querido a nadie. Ella era la razón por la que había seguido luchando y si se la quitaban así... Trato de escapar, soltarse de las cadenas y llegar a ella. Protegerla. Tratar de salvarla...

— Muy emotiva la despedida cariño, pero como sabes, el tiempo es oro y no tengo todo el día.— Dijo Él. Estaba disfrutando mucho la escena. Se sentó en su sillón favorito junto a Ella y ordenó que le sirvieran un vaso de whisky—. Quisiera estar aquí todo el día pero quizás quieran darse prisa. La pequeña puede que tenga hambre o frío, cómo saben son muy delicados a esta edad. El Duque perdió mucha sangre y podría morir de un momento a otro. Y los otros... ¿Qué puedo decir?. Están bien, por ahora, aunque eso podría cambiar... Así que, deprisa mi niña, mientras más rápido terminen mucho mejor para los demás.

— Cállate. No digas nada maldito ser despreciable...— dijo él mientras le apuntaba. Lo odiaba, lo odiaba con toda su maldita alma.

—Hijo. Solo termina esto de una vez. Aunque no lo creas esto también me está doliendo a mi.

— Silencio, monstruo.— Ella le dió una mirada en la que deseaba que muriera de la peor de las maneras. Él solo levantó las manos en son de paz y levantó su whisky. Cómo si brindará por ella—. Hazlo. Hazlo ahora. Debes hacerlo para salvarlos a todos. En especial a la niña.

— Sabes qué esto no será así. Yo nunca pierdo, sin importar nada. Yo...

— Por favor... No más. — quería que todo acabara. No podía soportar más y no podía permitir que la pequeña siguiera con él—. No hay salida, no hay opción. Te lo dije una vez y te lo repito: Haré lo que sea por ella, no importa nada más. Solo recuérdale una cosa, Eternamente siempre.

Más lágrimas salieron de sus ojos. Esas dos palabras lo eran todo. Él la miro y pensó detenidamente en sus palabras. Tenía razón, no importaba nada más, al final debemos proteger solo lo que más amamos, no podía mantenerlos a todos con vida.

Levantó el brazo y le apuntó. El tiempo se detuvo. El mundo dejo de girar. El sol empezó a ocultarse, sabiendo qué, lo que vendría después, sería catastrófico. Una ligera lluvia comenzó a caer.

— Eres una Déesse... Dije que jamás te irías de mi lado, aunque lo intentaras no podías irte. Porque eres y siempre serás mía.— Su voz salió ronca y dura. Nada ni nadie podía contra él, aunque pareciera que la jugada ya tenía un vencedor, las cosas podían cambiar rápidamente.

— Cumple mi Último Deseo. Lo prometiste, cumplirías todos y cada uno de ellos. Hasta el último.— El recuerdo de esa tarde en el lago, conversando de sus sueños y deseos llegó a ambos. El lo había prometido y juro siempre cumplir sus promesas y deseos.

— Bien. Eternamente siempre Déesse.

Dijo mientras la miraba sin pestañear. Un disparo, el sonido de la bala llegando a su destino...

Un suspiro.

Todo acabó.

Nada dura para siempre así que hay que aprovechar y disfrutar cada oportunidad que tengamos.

Un último latido y todo terminó.

El Último Deseo se cumplió. Un Último Suspiro y la historia terminó.

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¡Bienvenido/a a esta nueva historia!

Beshitos
Lecs 🌷🌙🌌

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