—Beom, era un novio bastante organizado pues odiaba el desorden y los ruidos también podría decirse que los olores fuertes, por estos detalles es que prefería mantener todo limpio a su manera y claro por sus alergias.Cuándo decidió mudarse con Yeon, el amor de su vida decidió hacerse cargo de la casa pues el pelinegro le daba un toque sombrío mientras que el de cabello castaño solía transformarlo todo en colorido.
Esto le gustaba más al alto de lo que debería, y bueno cómo tal también le preparaba el desayuno todos los días son excepción alguna pues Beom cocinaba exquisito. Así que ahora Yeon estaba en la cocina tratando de entender porqué un día después de que su bebé se disgustara la forma de tratar de Beom había cambiado.
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—Cariño— Le abrazó por la cintura para plantar un beso en su cuello.
—Buenos días— Finalizó sirviendo su plato.
—¿Eso es para mí?— Sonrió ampliamente por lo bien que se veía aquella comida.
—No— Llevó el plato a la barra para tomar asiento frente a éste.
—¿Hoy no tendré desayuno? — Le miró incrédulo.
—Beomgyu metió una galleta a su boca mientras veía su teléfono, ignorando por completo al mayor.
—Lindo— Llamó moviendo su mano frente a éste.
—Yeonjun, si te importa estoy desayunando— Metió otra galleta a su boca.
—¿Yeonjun?— Abrió su boca.
—Es tú nombre— Alzó una ceja.
—¿No más Junnie?— Rascó su cuello.
—Beomgyu término su desayuno y tomó las llaves de la casa.
—No te preocupes por salir, tengo llaves.
—Pero, yo no sé cocinar— Intentó detenerle.
—Aprende con un tutorial— Aclaró su garganta —Adiós.
—Gyu— Le miró con súplica.
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—Yeonjun no entendía nada, pero de algo estaba seguro. Beomgyu estaba enojado y no planeaba cocinarle.