Capítulo 3

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ESTELA

Un mes después.

Acaricio mis piernas en cuanto me siento en la cama.

A pesar de haber transcurrido tantos días, mi cuerpo no puede adaptarse a desempeñarse en las tareas de nuestro hogar.

Hace poco más de un mes, me servían el desayuno, ahora soy quien tiene que prepararlo si quiero comer.

Me levanto y me muevo hacia la ventana, el sol está a punto de esconderse.

Patrick regresará en cualquier momento.

Voy hacia la pequeña cocina en busca de los ingredientes para preparar un poco de sopa.

Tras aquella noche terminamos durmiendo un día más a la intemperie, el camino al pueblo más cercano estaba a dos días de camino.

Mientras caminábamos un buen hombre nos llevó en su carreta, lo que nos permitió hacer nuestro trayecto más corto.

Los pocos ahorros de Patrick nos permitieron comer durante unos días y dormir en una pequeña cama de un hotel de muy baja categoría, pero agradecí un poco de calor.

Esa era nuestra vida hasta que un día regreso Patrick con una enorme sonrisa diciendo que había encontrado trabajo en una de las fincas cercanas, lo mejor era que le otorgaron una pequeña cabaña para que pudiera vivir con su esposa.

Tuvimos que mentir.

Tengo que fingir que nos hemos casado para no ser vistos de forma incorrecta.

Solo es una mentira temporal, eventualmente nos casaremos.

Palabras de Patrick.

Quiere hacer las cosas bien conmigo, no pretende que vivamos para siempre en unión libre.

Tampoco es algo que me entusiasme.

La mujer que se encuentra en presencia de un varón sin tener una relación matrimonial, no se considera una mujer digna de respeto en la sociedad. Es la querida de un hombre.

Sacudo mi cabeza ante los pensamientos.

No soy la querida de nadie, Patrick me ama y me respeta, no podemos permitirnos casarnos en este momento, no tenemos dinero, pero algún día pasará.

No tendremos hijos sin antes estar casados.

-Hola amor. –Es Patrick.

Su ropa está tan sucia, trabaja tanto, intento fingir que no me importa el estado de su ropa, aunque sé que mañana me dolerá la espalda tratando de sacarle toda la suciedad.

-Hola. –digo con una sonrisa. –La comida casi está lista.

Se acerca para dejar un beso en mi boca.

-Estoy tan cansado, iré a darme un baño.

Asiento antes de salir e ir por unos baldes llenos de agua.

Todos los días debo ir al río más cercano varias veces durante el día para que no nos falte agua.

-Detente. –no me deja salir. –Yo lo hago.

-No te preocupes, lo haré, debes estar exhausto.

Niega con la cabeza.

-No soy el único que está cansado, lo veo en tu rostro.

Aparto la cara para que no vea mis ojeras.

Las tareas del hogar no son tan pesadas, solo que no estoy acostumbrada.

Todas las vidas de EstelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora