Contrato Matrimonial

capitulo 28.

Despierto por un dolor en mi cabeza.

Miro a mi alrededor, está oscuro todo.

Solo hay una ventana y un punto de luz que entra por ella.

¡Dios!

Cálmate.

Suspiró.

Estoy en un colchón, que al menos está limpio, atada de manos y pies y a una mordaza.

Escucho el ruido de la puerta.

Volteó.

- vaya hasta que al fin despertaste - me ve y ríe - lo hiciste muy fácil, tomaste ese atajo y todo surgió - la veo, es un asco de persona - oh! Pero que mal educada soy?! Déjame quitarse eso de la boca.

Se acerca a mi y bruscamente me quita eso.

Ahora puedo respirar mucho mejor.

- jamás pensé verte en ese estado, ¡¿como la hija de una gran diseñadora de ropa, puede terminar así?!

- y yo jamás pensé que estás mal de la cabeza.

- un poco si debo admitirlo.

- ¿Cómo saliste de la cárcel?

- nada es imposible para mí papá.

- ¿Que haces esto?

- ¿Porque? ¡¿Y todavía lo pregunta?!

- no te he hecho nada.

- claro que sí, me arruinaste la vida, tu y el me arruinaron la vida más tu.

- nos obligaron a casarnos, al igual qué tú somos víctimas.

- no te compares, no eres como yo.

- ¿Que?

Está muy mal de la cabeza.

- tu no necesitas ir a una cárcel, necesitas ir a un hospital psiquiátrico.

- antes de ir, me aseguraré de tú y él pagen.

En sus ojos veo sed de venganza.

- disfruta de la estadía en este lugar, porque será por poco tiempo, espera la cena es muy rica, la puedes comer con confianza - abre la puerta - ahh una cosa más - regresa - no te preocupes por el colchón está nuevo, lo compre para ti, también una manta para el frío, ahora sí, hasta mañana.

Se va.

Mis lágrimas comienzan a salir.

¿Dónde estás, Alexander?

Ven pronto.

....

Por otro lado.

- ¿no es posible que no den con ella?

- ya llevan una semana.

- hacemos lo mejor que podemos.

Estoy desesperado.

- esto no es un secreto común, dónde hay dinero de por medio, sino ya hubiera llamado hace mucho, lo que quiere ella es...

- no lo digas.

- iré a casa.

- Alexander no creo que sea buena idea.

- papá debo ir a casa.

Salgo de ahí.

Entro a mi auto y conduzco a toda velocidad a casa.

- ¿Señor?