¿Podemos estar siempre tan cerca?

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Día 1: Sexo emocional.

Sus labios siempre recorrían su cuerpo como si ella se tratara de la cosa más hermosa que hubiera que admirar.

Las manos de Loid; una sujetando su cintura de forma firme, la otra acariciando su seno izquierdo o derecho, mientras sus labios dejaban un rastro de marcas de amor a lo largo del hueso de su mandíbula, hasta llegar a la unión de su cuello y hombro, entonces sus labios volvían un momento a los de ella y se besaban.

Yor mientras tanto dejaba que sus propias manos recorrieran el pecho de Loid, o tal vez por su espalda y hombros mientras su boca se encontraba a un costado de su oreja derecha, respondiendo a cada toque que él ejercía sobre ella.

Loid era especialmente atentó cuando llegaba a las partes de su cuerpo en donde ella tenía cicatrices. Pero en especial era atento con la que se encontraba en el valle de sus senos. Desde que ganó esa cicatriz, ella miraba con cierto desprecio esa marca. Sabía que las marcas, cicatrices o heridas no eran propio de una dama, de una mujer casada como ella.

Pero cuando él vio la cicatriz, larga, grande pasar por en medio de su pecho, Loid puso la palma de su mano contra su piel, sintiendo la diferencia de piel con el resto de su cuerpo y lo único que hizo en ese lugar fue acariciar el largo con la yema de sus dedos muy despacio, casi como si temiera que si la tocaba esta se volviera a abrir. Hasta que llegó al final los dedos, las caricias en este lugar fueron reemplazadas con besos, cortos y suaves.

-Soy horrible con esas...

-No digas esas cosas -interrumpió él a su habla-. Eres hermosa, esta cicatriz solo es muestra de lo que has pasado y que has sobrevivido.

Él ni siquiera preguntó cómo ella obtuvo esa herida, o la de su trasero, ni todas las demás que estaban regadas en su piel. Y en ese entonces él ni siquiera sabía a lo que se dedicaba ella, o al revés. Yor tampones preguntó sobre las suyas.

Él sin embargo estaba más marcado que ella, heridas grandes y graves por su torso, o la marca de bala en su brazo. Ella tampoco preguntó.

Pero ahora que todas las verdades salieron a la luz, que no hay más secretos en su relación, Yor aprendió cómo se hizo cada una de sus marcas, él también. Conocía lo que ambos tuvieron que pasar para llegar a esta paz que tienen ahora. Y no cambiarán nada.

Sus labios llegaron a esa marca, ella arqueó la espalda entregando más su cuerpo a él, quien solo empezó a succionar dejando besos húmedos por el pecho de su esposa. En ese momento Loid sintió que su corazón se hinchaba en su pecho, dejó de masajear su seno, solo para tomar la mano izquierda de Yor con su derecha. Y encontró el anillo de bodas, entrelazó sus dedos y llevó sus manos sobre la cabeza de Yor en la almohada.

-Te amo -susurró. Mientras volvía a dejar besos por su pecho.

Yor gimió, ladeó la cabeza a un lado mientras su mano derecha se movía al cabello rubio de Loid y enterraba los dedos entre sus mechones de cabello.

Le prestó más atención cuando llegó a la parte que ella quería, Yor gimió más fuerte, apretando su mano y jugando con su cabello mientras él la llevaba al pico más alto de su placer

-Loid -murmuró.

-Shh... Estoy aquí -contestó.

Dejando que ella temblará debajo de su toque, que sus piernas se sintieran débiles y que su boca gritará por él cuando llegó a su límite por primera vez esa noche. Ni siquiera le importaba callarla, Anya no estaba en casa.

-Loid... -murmuró, otra vez, pero está vez sus ojos rojos y oscuros por lujuria se juntaran con los de él.

Él flotó sobre su cuerpo, su mano izquierda la sujetó nuevamente por la cintura, ella apretó sus manos unidas dándole la señal que él necesitaba y entró en ella de forma lenta, observando con detenimiento cuando tocó fondo, ella y él dejaron escapar un suspiro tembloroso.

-Te amo -contestó ella.

Ladeó la cabeza y ocultó su rostro en el huevo del cuello de Loid, restregando su nariz contra su piel y él sonrió ante ese gesto. Apoyó la frente en su cabeza sintiendo el sudor de su cuero cabelludo y como su cabello húmedo se pegaba a su cara. Ella olía a lavanda, flores silvestres y al bosque.

-Puedes continuar -susurró ella.

Loid jamás se iba a mover si ella misma no confirmaba que estaba bien que siguiera adelante con ello. Loid bajó su rostro, la punta de su nariz acariciando los rasgos finos de su rostro hasta que sus labios se volvieron a encontrar en un beso apasionado.

Sus caderas se movieron contra las de ella y en cada movimiento parecía que sacaba todo el aire de los pulmones de Yor, sus labios se abrieron en medio beso para buscar algo de aire y sus uñas se clavaron placenteramente contra su hombro, Loid jadeó contra su oreja dejando en paz la boca de su esposa para que ella pudiera respirar en medio de sus embestidas.

-Loid... -gimió.

-Te amo, hermosa -repitió.

Sus paredes temblaron alrededor de ella, su espalda se arqueó con una última embestida que hizo él quedando completamente unidos, ella enterró su rostro en su cuello de nuevo mientras temblaba a su alrededor y él también la abrazaba por la espalda apretando sus manos unidas llegando a su clímax.

Ambos se quedaron unos segundos abrazados, con humedad por el sudor en todo el cuerpo, Yor soltó sus manos unidas y lo abrazó por completo con sus dos brazos, él cayó a un costado de la cama llevándose con él a Yor. Quedando ambos acostados de lado abrazados y recuperando el aliento

Yor deslizó la mano izquierda alrededor de su brazo derecho, hasta llegar a la nueva herida que se había hecho hace unas horas y de hecho la razón por la que llegaron hasta aquí. Una cortada a lo largo de su brazo que llegaba hasta el codo. Ahora está perfectamente cerrada por los cuidados de Yor. La que se hizo por armar la nueva cama de Anya en su habitación remodelada.

La herida más doméstica qué marcaba ahora su brazo musculoso.

-Esto va a dejar una cicatriz -susurró ella.

-Lo sé.

Sabía que a ninguno de los dos ya les importaba las marcas de guerra o domésticas que tenían en su cuerpo.

-Aun así te amo -se burló Yor.

Loid carcajeó en respuesta.

-También

lo sé -contestó con una risa suave.

Twiyor NSFW Week.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora