Relajado con ella.

649 38 3
                                    

Día 2: Después del sexo.

Hay un momento en el que Loid está tan acelerado como ella; su boca abierta, respirando agitado al igual que ella, su aliento choca contra el de ella haciendo mover los mechones de su cabello oscuro que caen por su rostro. El pecho musculoso de Loid sube y baja, ella mira atenta los movimientos de su pecho, no pudiendo evitar notar lo atractivo que es él. Y lo mucho que ama cada parte de él.

Loid también está perdido en ella, observando sus ojos rojos, con las pupilas dilatadas y el cabello oscuro haciendo un perfecto contraste con su piel blanca. Al igual que sus labios, tiene algunas marcas rojas esparcidas por su pecho y hombros. Mechones de cabello desordenados a su alrededor y su cerquillo pegado a su frente por el sudor. 

—¿Estás bien? —preguntó Loid.

Cómo siempre, no importaba si era suave o rudo con ella, él siempre preguntaba si ella se encontraba bien después de sus encuentros. 

—Sí... —respondió, con la voz suave.

Loid pasó sus dedos por el cabello de Yor, acomodando los mechones detrás de su oreja y apartando lo más que pudo su cerquillo de su frente. Apoyando la suya contra la de ella, ambos cerraron los ojos, mientras sus respiraciones volvían a la normalidad.

La luz del sol entrando por la ventana, brindando la suficiente luz y calidez a sus cuerpos. Yor abrió los ojos, encontrando las cejas y pestañas rubias de Loid, ella sonrió de forma suave. Llevando sus dedos a sus cejas y acariciando las mismas a un lado. De inmediato él se sintió más relajado. 

Loid se acostó sobre su espalda, Yor se fue con él, apoyando la cabeza sobre su pecho. Podía escuchar lo acelerado que todavía estaba su corazón, lo mismo que en de ella. Una sonrisa apareció en su rostro y pasó los dedos por los músculos de su pecho, cerrando los ojos y disfrutando el momento con su esposo.

Ella tomó su mano izquierda con su derecha, encontrando el anillo en su dedo anular. Ella abrió los ojos y atrajo sus manos unidas a su rostro, solo para poder contemplar con detalle su mano adornada con el brillo que hacía la sortija contra la luz natural.

Ahora en verdad estaba casada con él. Ahora todo era real. Ni una pizca de mentira entre ellos, retirados ambos y viviendo como dos personas normales cuidando de su hija. 

—¿Todo bien? —preguntó Loid otra vez.

—Sí. Todo bien... —murmuró sin apartar la vista de su anillo.

Sintió que Loid tomaba su mano izquierda y también jugó con el anillo del dedo de ella.

—A veces se siente como un sueño... ¿verdad? —indagó Loid.

—A veces... Pero, ya no tanto. Digo llevamos un año casados. Ya no se siente tan irreal.

Loid asintió con la cabeza, soltó la mano de Yor y volteó la cabeza a su derecha para poder encontrarse con la mirada dulce y suave de su esposa.

El sonido del viento chocando contra la ventana y algunos pájaros cantando afuera fueron lo único que por segundos le hacía saber que el tiempo estaba pasando y ni se habían congelado en el tiempo.

Yor besó la mano de Loid y lo soltó, solo para poder abrazarlo, pasando los brazos por su cuello y trepando sobre él. Loid la abrazo de inmediato, las manos en su espalda, mientras que la punta de sus dedos jugaban con su cabello negro.

—Te amo, no me iré.

Susurró Loid.

Era algo que pasaba. Antes con más frecuencia que ahora. Las emociones acumuladas en su pecho de todo lo que pasó antes de la revelación de sus verdaderas identidades, lo que llevo todo eso y el caos que género entre ellos volvían a ella. Yor se abrazaba a Loid con fuerza, escuchando su corazón y entonces volvía a la realidad.

En la que están casados, viven juntos. Tiene una hija y su perro está descansando en la habitación de Anya. En la que están juntos.

—Lo sé —respondió ella.

El rostro de ella se ocultó en el hueco de su cuello dejando que su aroma a menta la envolviera en realidad. Que él fuera todo lo que necesitara en ese momento.

Fue cuando la alarma del despertador sonó. Ella jadeó contra él mientras que Loid apagaba la alarma con su mano. 

—¿Quieres ir a desayunar o hacemos el desayuno? —inquirió.

—Quiero quedarme aquí un momento más.

Loid asintió con la cabeza, envolviendo a Yor de forma protectora con sus manos una vez más. Se quedaría con ella el tiempo que Yor quisiera. Después de todo, hoy no había obligaciones y Anya volvería a casa por la tarde. Tenía tiempo para abrazar y besar a su esposa.

Twiyor NSFW Week.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora