Sabes que te adoro.

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Día 5: "Has estado mirándome toda la noche"

Ella sabía que Loid la admiraba. Observaba cada gesto suyo durante largos minutos, ya fuera mientras realizaba alguna actividad, dormía o simplemente se quedaban mirándose el uno al otro, ya sea sentados juntos o acostados en la cama o en el auto.

Pero Yor sentía que algo había cambiado en él. Durante toda la cena en aquel restaurante, notó su mirada fija en ella mientras comía, sintió sus ojos sobre ella mientras paseaban tomados de la mano por la plaza del centro o cuando estaban haciendo el amor.

Esta vez, él clavó sus ojos azules en ella, con las pupilas dilatadas, atento a cada gesto o expresión que ella mostraba.

Ahora no era diferente; ella estaba recostada a su lado, apoyada contra él, con la cabeza sobre su pecho, escuchando su corazón latir rítmicamente. Su mano izquierda jugaba con los dedos sobre su piel, tocando la cicatriz que ella había causado.

Fue cuando salieron a la luz las mentiras y todo se desmoronó. Ella estaba furiosa, su corazón latía con fuerza en su pecho, la garganta apretada y las lágrimas brotaban de sus mejillas. Llegó a herir su pecho con una de sus dagas mientras él intentaba detenerla, hasta que la tristeza la invadió más que la ira y se detuvo.

Pero eso no borraba el hecho de que ella había causado esa fea y horrible marca en su pecho. Había lastimado a la persona que amaba.

—Tranquila —dijo Loid, tomando su mano y llevándola a sus labios.

Ella apartó la mirada de la marca hacia Loid.

—Lo siento... —murmuró.
—No hay nada que perdonar, amor... Me lo merecía, lo sabes —susurró él en respuesta.

Todo fue un caos. Loid vivió apartado de ellas por un tiempo, y Yor no podía soportar verlo, porque cada vez que lo hacía, las lágrimas volvían a sus ojos. Hasta que ambos pidieron disculpas: él le reveló la verdad sobre quién era, cómo empezó todo y confesó su amor por ella, admitiendo que su matrimonio era un engaño. Entonces ella también le contó su historia, cómo se convirtió en asesina y cómo se enamoró de él.

Fue entonces cuando decidieron darle una segunda oportunidad a su relación, porque ninguno quería dejar ir al otro. Y ahora, cinco meses después, estaban juntos de nuevo.

—Eso fue hace tiempo, ya no importa. Lo importante es que estoy vivo —la reconfortó Loid.
—Aun así, lo siento —murmuró ella.

Loid besó cada uno de sus dedos, presionando sus labios contra su mano izquierda una y otra vez.

—¿Loid? —lo llamó suavemente.
—Dime, hermosa —respondió él.
—Has estado mirándome toda la noche... ¿Sucede algo? —preguntó ella.

Loid sonrió, tomó el muslo de Yor con la mano y la hizo recostarse sobre él. Yor jadeó cuando se acomodó, sus pechos presionando contra el pecho de Loid, sus manos apoyadas a cada lado de la cabeza de él mientras lo miraba fijamente.

—Nada malo... Solo he estado cargando con esto como un arma cargada todo el día, y necesito preguntar —empezó.

La mano derecha de Loid se deslizó hacia el cajón de la mesa de noche y sacó un objeto, hasta que escuchó un "click" y un destello de diamante apareció frente a ella.

—Sé que prácticamente estamos juntos, que en teoría estamos casados.

Loid acarició la mejilla de Yor con la otra mano, deslizando su pulgar sobre su piel sonrojada.

Yor sintió que su corazón podría explotar en cualquier momento. Loid había llevado el anillo consigo todo el día, durante su cita e incluso mientras hacían el amor.

Él había planeado esto.

—¿Puedo casarme contigo, Yor? En verdad, esta vez te amo. Amo a nuestra hija y a nuestro perro. Amo lo que tenemos y lo que podemos tener.

Sus ojos rojos se desviaron del pequeño diamante en el centro del aro de playa hacia Loid.

De repente, su boca se sintió extremadamente seca, sus nervios se intensificaron.

Ella había esperado que esto sucediera eventualmente; después de todo, había vivido casi un año creyendo que estaban casados de verdad, y cuando decidieron volver a intentarlo, sabía que Loid quería casarse con ella en algún momento. Pero no esperaba que fuera ahora.

—Sí —respondió, asintiendo repetidamente con la cabeza.

Loid sonrió y selló sus labios con un beso apasionado.

Ella amaba a Loid Forger. Ya se sentía como su esposa, incluso cuando el certificado era falso. Pero sus sentimientos por él nunca fueron falsos; cada beso, cada caricia, cada deseo que compartieron fue real.

El anillo solo haría que todo fuera aún más real.

—Te amo, te amo —repitió Loid, dejando besos por todo su rostro mientras Yor se reía.

Loid separó sus labios solo para deslizar el anillo por su dedo. Ella sonrió ampliamente, rodeando el cuello de Loid con los brazos y besándolo apasionadamente.

—Te amo, mi amor —susurró Yor.

Por primera vez en mucho tiempo, Loid escuchó esas palabras de ella, lo que hizo que su corazón latiera aún más rápido en su pecho. No entendía cómo era posible enamorarse más de esta mujer cada día, pero lo hacía. Y la amaba por ello.

Sus manos se deslizaron por la curva de su cadera y de su cintura mientras él se sentaba en la cama para poder besar a su prometida que ahora se encontraba sentada a horcajadas sobre él. La caja del anillo terminó en algún lugar del suelo, que a ninguno le importaba.

—Tenemos que planear una boda —susurró entre sus labios.
—Mañana Yor, ahora solo quiero besarte y tocarte.

Yor sonrió, sabiendo que él tenía razón.

Twiyor NSFW Week.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora