Él huele a girasoles. [PoohPavel Adapt.]

ocho

Babe mentiría si dijera que no se sentía el ser más afortunado que alguna vez existió, porque, vamos, ¡Charlie era su novio, su alfa! Solamente suyo, y Dios, se sentía en extremo bien poder decirlo.

Había pasado ya un tiempo desde que fue en busca de Charlie en aquella montaña, aunque el menor tenía planeado que ambos vivieran en ese palacio que él llamaba hogar, accedió vivir en la pequeña cabaña de su novio, diciéndole; pero cuando tengamos cachorros tenemos que mudarnos P'Babe.

Babe era muy tímido y no era la primera vez en que el alfa insinuara ese tipo de cosas, y joder que quería hacerlo, pero también sabía lo cohibido que podía ponerse y eso hacía pensar a Charlie que no estaba listo, ¡Y eso era ridículo! Estaba listo desde hace mucho, Babe quería llevar la marca orgullosamente en su cuello y enseñarle a todos en la manada de que Charlie era solo suyo.

Por otra parte, sus padres saltaron en eterna felicidad al enterarse de la unión, claro, después su pobre alfa recibió regaños porque no me importa que seas el próximo a líder, ¿sabes lo mucho que sufrió mi bebé? Pero todo quedó en buenos términos cuando Babe les pidió amablemente a sus padres que se comieran el pasado.

Quien tuvo mayor problemas para aceptarlo fue Alan, pero con unas cuantas rociadas de parte de Jeff lo hizo aceptarlo a regañadientes, por su parte, Jeff había quedado muy encantado con la noticia tanto que le dio un fuerte abrazo a Charlie; aquello no termino bien, Alan terminó gruñéndole y punto de saltar sobre su novio, agradecidamente Charlie sabía lo impulsivo y celoso que era su cuñado así que se fue rápidamente del lugar, a Babe le daba gracia que a pesar de tanto que lo odiaba, Charlie y su hermano eran iguales.

Estaba con su querida abuela, mostrando mucho mejor humor y armonía con su lobo, la dulce anciana lo había felicitado por su reciente unión —Que aparentemente estaba esperando hace un tiempo—Pero no le pasó desapercibido el hecho de que su pequeño nieto aún no llevaba la marca en su cuello, y a pesar de que tenían mucho que aprender ese día, la abuela no perdió la oportunidad de darle unos consejos a Babe sobre cómo complacer a su alfa.

Pero a pesar de la incomodidad que sintió con su querida abuela, lo extraño comenzó cuando al salir de la casa de la alfa, el aire era espeso y se podía percibir a la perfección el aroma a canela y girasoles.

Oh, no sabía cómo pudo pasarle desapercibido el celo de Charlie, el alfa se había mostrado mucho más posesivo y le gruñía a cualquier persona que se le quisiera acercar, Babe en su ensoñación no se percató de las claras señales de posesión de su alfa.

Su lobo salto como loco en su interior, nuestro alfa esta en celo, ¡está en celo! Gritaba con emoción en el interior del pelinegro, Babe olisqueó el aire llenándose de ese delicioso olor, sus mejillas se habían teñido de rojo pero por nada del mundo no iba a escapar, la luna solo sabía lo tanto que había esperado este día, y nada le iba a evitar que Charlie tomara su cuerpo como tango había soñado. Así que sin esperar más se fue camino a su cabaña en busca de su alfa.

A medida que se acercaba el olor de hacía más fuerte, en el camino a su cabaña pudo ver cómo algunos omegas merodeando por ahí, extasiándose con el aroma de su alfa, Babe les dedicó una mirada advertencia y gruñó al ver como uno caminaba hacia la puerta de su casa porque, quiere asistir al hijo del alfa líder.

—Él ya tiene a alguien para eso, largo. —Espetó fuerte con una voz muy grave, que asustó al omega, este lo miró con molestia y se fue.

Respiró profundamente antes de entrar a su cabaña, abrió lentamente la puerta y el aroma de Charlie se intensificó, el rubio estaba apoyado en el marco de la ventana, sus ojos estaban cerrados y respiraba con dificultad, Babe sabía muy a que se debía esto, se estaba conteniendo, Charlie aún tenía ese ridícula pensamiento de que él no estaba listo.