01

780 115 6
                                    

Luego de un par de días de conmoción y un sinfín de advertencias y precauciones que les dió el doctor, Max regreso a la habitación de hotel que anteriormente había estado ocupando antes del accidente para descansar.

Horner se encargó de ayudarlo hasta el último momento, e incluso ahora seguía cuidando de él como si se tratara de su propio hijo.

Max seguía sorprendido por el trato pese a que ya le haya revelado, con algo de cuidado, que ahora él era el primer piloto de red Bull y actual campeón del mundo, lo que le había estado costando digerir, porque para él todas esas verdades no eran más que palabras difíciles de creer.

Y más aún, no se sentía del todo cómodo con el cuidado del británico hacia él. Max se sentía distanciado y a la defensiva.

Era, después de todo, un niño de diecisiete que acababa de despertar luego de un accidente horrible y le acababan de decir que era un hombre que hasta ahora solo había estado soñando ser.

Era difícil de ver lo vieras por dónde lo vieras.

—Entonces, asegúrate de tomar tus pastillas y de no salir de la habitación, ¿De acuerdo? Puedes llamarme a este teléfono. Recuerda no forzar tu mente y mucho menos ponerte bajo presión. Yo tengo que ir a una junta rápida pero volveré en menos de tres horas, ¿Está bien?

Max asintió como un niño que apenas y había logrado comprender, lo que hizo que Horner le sonriera cálidamente.

—¿Y mi papá?

Christian hizo una mueca.

—Tu papá está arreglando todo con los medios de comunicación. No queremos que está noticia se filtre en la prensa, ellos... son muy crueles y podrían perjudicarte gravemente.

Max volvió a asentir no teniendo más palabras.

Si, quizá su padre estaba haciendo algo bien, pero ese Max conocía y sabía perfectamente quien era su padre.

En ese entonces, las exigencias y reproches hacia él eran más constantes y Verstappen hijo sabía perfectamente la presión que su padre podía meter en él si las cosas no salían como él quería.

Y no es que fuera malo, pero Max prefería que siguiera haciendo lo suyo que "cuidando" de él.

No estaba en condiciones, ni físicas ni mentales, como para soportar el martirio que era tener a su padre a su lado. Podía sonar mal, pero no lo quería ni remotamente cerca.

—Entonces me tengo que ir. Recuerda llamarme si lo necesitas, ¿Entendido?

—Si, claro, no te preocupes.

Christian le dió un último abrazo antes de salir de la habitación.

—Nos vemos pronto, campeón.

El rubio se estremeció ante el apodo.

Aunque más que un apodo, era una "realidad", pensó el menor, sintiendo un escalofrío de solo imaginarlo como siempre le pasaba.

Un par de minutos después, seguro se que el británico finalmente se había marchado, Max se levantó de su cama para inspeccionar un poco el lugar, encontrándose con una aburrida y común habitación de hotel, tan simplona y vanidosa que se sintió disgustado, queriendo ver algo más de lo que él llamo "el nuevo mundo", puesto que para él lo era.

No estaba seguro de que tan diferente podía ser, pero Max sabía que el teléfono que Horner le había dejado era, por mucho, más avanzado que los que había cuando él tenía físicamente diecisiete, lo que lo llevo a ir directamente hacia el baño con una latente curiosidad que surgió al preguntarse como es que lucía ahora.

Memorias (Cherlos) (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora