ღ Accidente ღ

ɪᴠ

Muy adentrada la noche, Un pilar de ojos Azules estaba en el balcón de la habitación que estaba compartiendo con un cazador herido. Ahora que lo pensaba bien, el también fue atacado. ¿Significaba que también iba a quedar como el chico de la posada?¿Se iba a embarazar? lo más importante ¿De donde chucha saldría el bebé? ah no, eso no, de ninguna manera. El era Tomioka Giyu, nadie se la iba a meter nunca ni en un millón de años, Él la ponía y nadie ni un maldito demonio fetichista iba a cambiar eso. ¿O si? rápidamente dirigió su mirada hasta tu abdomen, estaba normal, palpó con cuidado esa zona y para su alivio estaba totalmente como antes. 

Bien Tomioka Giyu, seguirás poniendo la tula- El pilar estaba notablemente feliz y no midió el volumen de su voz ¿Lo que hace la felicidad verdad? Aunque, el no había vuelto a remojar el fideo desde que se distanció de Kamado, al pasar de los meses el amor que alguna vez sintió hacia el cazador se convirtió en deseo reprimido en su cuerpo y necesitaba liberar todo, aunque había un detalle, cuando él y Tanjiro se quedaron solos en aquella habitación él sentía un hilo, algo que demandaba a su cuerpo a tomar al pelirrojo y hacerlo suyo, a dejarlo como a los muchachos de la aldea, embarazado y satisfecho, él amaba al pelirrojo y necesitaba de él, no de una mujer, no de otra persona, Giyu quería a Tanjiro, a nadie más.

¿Que?-El pelirrojo estaba parado detrás del pilar, sabía que el mayor se expresaba de una manera no muy apropiada  cuando estaba emocionado, de todas formas, esa parte de él le encantaba, a pesar de que pasó mucho tiempo, seguía amando a ese hombre, tal vez sea una buena idea seguir los consejos de Zenitsu.

Unos momentos antes un ojo carmesí despertó inquieto, la vista estaba nublada y algo desenfocada pero a los segundos todo volvió a la normalidad, ese era un lugar desconocido, pero un olor familiar logró que es chico no se alarme. El olor de agua limpia y fresca, junto con algunos toques de almizcle que tanto amaba, el olor de Giyu, de SU Giyu y ahora que tenía la oportunidad iba a arreglar las cosas, pero antes tenía que ocuparse de si mismo pues justo después de abrir su único ojo un calor infernal estaba abrasándolo y se desprendió de la sábana y de su ahori quedando solo con el blanco Yukata del que no tenía recuerdo alguno, miró al lado izquierdo y logró divisar su uniforme de cazador, vaya, Tomioka se dio tiempo de cuidarlo con cuidado se puso de rodillas, aún luchando con su propio calor corporal logró ponerse de pie y caminar hasta la entrada del balcón donde escuchó un grito lleno de alegría y regocijo.

"Bien Tomioka Giyu, seguirás poniendo la tula"

Bueno, al menos no perdí la esperanza ni las posibilidades de que me la entierren -¿Que? ¿Porqué pensaba en eso?, sus mejillas estaba totalmente coloradas tras recordar uno de esos encuentros entre su superior y el, cegado por el calor que se revolvía en sus partes bajas y el recuerdo que invadió su mente llenando su cuerpo de un calor sofocante interrumpió a Tomioka.

"¿Que?"

Una ola de vergüenza invadió el cuerpo del pilar del agua, sin querer tuvo un pequeño desahogo, no tan normal en él, pero a la vez lo hacía sentir mejor pues esa era su verdadero ser, con una actitud totalmente indiferente volvió su mirada al pelirrojo que estaba sonrojado y apoyado en la puerta que daba al balcón, aunque estaba seguro de que su expresión externa era totalmente indiferente a veces la mente puede ser traicionera, pues a la vista de Tanjiro el pilar estaba con un pequeño sonrojo y una sonrisa demasiado sincera, a decir verdad si él no conociera al pilar pensaría que su cara sonriente da escalofríos. 

El pelirrojo levantó su vista hacia los ojos cian del mayor que lo miraban con deseo camuflado de tranquilidad o hasta nostalgia, de algún modo también quería camuflar su deseo pero su mirada nunca mentía y ese era su mayor miedo, no quería ser rechazado por la persona que amaba, está bien, lo admitió al fin, Tanjiro Kamado ama a Giyu Tomioka y hoy, si el destino lo permite un cazador iba a aliviar su calor y un pilar iba a dejar volar su lujuria, solo necesitaban un empujón.