𝚅𝚒́𝚗𝚌𝚞𝚕𝚘𝚜 𝙸𝚗𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚊𝚍𝚘𝚜 (𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑐𝑒𝑚𝑏𝑒𝑟 𝟐𝟎𝟐𝟑)

𝙱𝚘𝚣𝚊𝚕

🖤𝐊𝐞𝐧𝐭𝐚𝐦𝐢 (𝐀𝐥𝐟𝐚 𝐃𝐨𝐦 𝐱 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚)💙
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𝙈𝙞 𝙘𝙤𝙣𝙩𝙧𝙤𝙡 𝙘𝙪𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙚́𝙨𝙩𝙤𝙮 𝙘𝙤𝙣𝙩𝙞𝙜𝙤 𝙣𝙤 𝙚𝙭𝙞𝙨𝙩𝙚.
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La relación entre Draken y Tamaki, a ojos de todos era la relación más bonita y dulce que había.

Amaban ver cómo Draken siempre cuidaba y mimaba al omega; ver cómo Tamaki se sonrojaba cada vez que recibían un detalle del alfa era muy tierno. Literal era la pareja más pura que tú pudieras ver, pero obviamente hay cosas de la intimidad que solo lo sabian ellos.

🖤💙

Tamaki se encontraba en el departamento del alfa, Draken no vivía en las residencias ya que prefería su propio espacio. Así que era idóneo para que pudieran tener su momento a solas.

—Mgh~ K...ken— gimió bajito el añil al sentir los besos de su novio en su glándula del cuello.

Se encontraba sentado en el regazo del alfa mientras esté tenia sus brazos fuertemente aferrados alrededor de su cintura y su boca se encontraba en su cuello, y es que siempre pasaba así, cuando estaba a punto de empezar su celo, su aroma se empezaba a intensificar y el alfa se volvía loco con el aroma a arándanos de su lindo omega.

El alfa no contestaba nada, simplemente se concentraba en besar aquella zona que lo hacía perder la razón, mientras que el omega cada vez sentía el aroma a Jengibre de Draken más y más denso. Y hubiera seguido así hasta que empezó a sentir como los colmillos de su alfa empezaban a salir cosa que lo saco de su ensoñación.

—D..Draken, 𝙙𝙚𝙩𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙖𝙝𝙤𝙧𝙖— habló Tamaki con su voz omega, logrando que Ken reaccionara y se detuviera.

Tamaki se levantó del regazo del pelinegro para voltearse a verlo y corroborar lo que sucedía, los colmillos de Draken habían crecido.

—¿Volvieron a crecer verdad?— decía el alfa mientras se tapaba la cara por la vergüenza.

Y es que siempre que el celo del añil se aproximaba, el alfa empezaba a querer estar sobre su cuello, pero lo que siempre sucedía era que sus colmillos salían y quería intentar marcarlo.
Y no es que no lo quisiera marcar o que Tamaki no quisiera la marca, simplemente querían que fuera un momento especial y no algo de un momento de calentura.

—No te preocupes Alfa, igual como ya casi empieza mi celo, estaré encerrado en mi apartamento— dijo el añil tratando de quitar importancia al asunto para no hacer sentir mal al alfa —Mejor ven, vamos a ver una película ¿Si?—

Draken obviamente que acepto al ver las intenciones de su omega, pero eso no quitó que en su mente no pensara en la manera de tener un momento íntimo sin tener el pendiente de que el realice la marca.

🖤💙

—Haber, déjame adivinar— decía Mikey hacia su amigo —¿Otra vez intentaste marcarlo, no?—

—Si, de nuevo—

—Amigo, si que estás perdido— ahora el que hablaba era Baji, y es que se encontraba con los chicos platicando.

—Ni me lo digas, siempre que está próximo su celo, me vuelvo loco y solo pienso en encajarle los colmillos y marcarlo— dijo en un tono frustrado mientras se aventaba hacia la cama de la habitación donde estaban.

—Oye ¿Y por qué no compras un bozal?— propuso Kazutora muy pensativo.

—Ni que fuera perro Tora, osea parece pero no es— contestó Baji de manera burlesca.

—Gracias Baji, que gran amigo eres— contestó Ken de manera sarcástica, sacando una carcajada a Baji.

—No, enserio, la otra vez escuché decir a Tomura que compraría uno para evitar morder a Take... Aunque el que debería comprar uno serías tú Taiju ¿No crees?— dijo el ojimiel mientras se echaba a correr ya que el enigma se le lanzó.

Draken se quedó pensativo, era una buena idea investigar sobre los bozales y ver si era una buena idea comprar uno.

Así que al día siguiente fue al centro comercial para ver dónde podía conseguirlos; no tardó mucho en encontrar una tienda solo para eso, al entrar vio todo tipo de bozales.
Al ir preguntando, su mejor opción fue un bozal abierto, que dejaba libre su boca pero evitaba que la abriera de más como para dar una mordida.

Con su nueva compra, fue directo hacia donde su omega para probar de una vez si era útil o no.

🖤💙

Tamaki ya llevaba un día con su celo, por lo que se encontraba encerrado; Izuku y Mina se encargaban de llevarle comida y ir a verlo para que tomara los supresores. El tampoco vivía en las residencias, el vivía en un apartamento cerca de la escuela, así que la mayoria del día se la pasaba acostado, total, las únicas personas que tenían llave era su novio e Izuku.

—𝘌𝘯𝘴𝘦𝘳𝘪𝘰 𝘲𝘶𝘪𝘴𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘒𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘷𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘢𝘲𝘶𝘪— pensó el omega.

Estaba apunto de irse a dormir de nuevo cuando escuchó como alguien ingresaba a su apartamento, trato de olfatear para ver quién era, pero su aroma estaba por todos lados lo que impedía percibir el aroma contrario.
Cuando abrieron la puerta de su cuarto fue cuando percibió ese aroma a Jengibre que tanto le gustaba, el de su alfa.

—¿Ken?— preguntó el omega extrañado de ver a su alfa, pero más extrañado se sintió al verlo usar una especie de bozal —¿Eso es un bozal?—

El alfa no le respondió, estaba más concentrado en olfatear ese aroma a arándano que hacía su boca salivar, así que sin perder tiempo fue hacia su novio para subirse sobre el y empezar a besarlo.

Tamaki no se opuso al beso, se sentía muy necesitado y quería a su alfa con el. Los besos iban y venían, eran demandantes, necesitados, solo se separaban por oxígeno.

Poco a poco las manos del pelinegro fueron metiéndose por debajo de la playera del omega para acariciar su piel, mientras su boca iba recorriendo toda la extensión del cuello del añil. Para ese momento Tamaki era un manojo de leves gemidos que aumentaron al sentir los besos húmedos en su glándula.

Fue un rato en esa posición, Draken encima de Tamaki disfrutando de la piel de su omega, llegó el momento en donde los colmillos empezaron a hacerse mas grandes; pero cuando quiso abrirla para morderlo, el bozal se lo impidió, cosa que le saco una sonrisa de suficiencia al alfa.

—Esto funciona mi amor, 𝙖𝙝𝙤𝙧𝙖 𝙨𝙞 𝙣𝙤 𝙩𝙚 𝙚𝙨𝙘𝙖𝙥𝙖𝙧𝙖𝙨 𝙙𝙚 𝙢𝙞 𝙊𝙈𝙀𝙂𝘼— dijo Ken mientras sus ojos cambiaban a un dorado brillante, su alfa había salido.

Queda de más decir que pasó durante los tres días que duro el celo de Tamaki, pero lo que si es que despues de eso el omega se veia muy contento y el alfa ni se diga.
Ese bozal se volvió un objeto importante para ambos durante los celos, una pieza perfecta en lo que decidían hacer la marca definitiva.