Chapter II: Suppressors

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(...)

Era extraño lo fácil y rápidamente que la protección podía causar destrucción.

Protege a una flor, y destruye los bichos que querían alimentarse de ella.

Protege un edificio y destruye las plantas que crecen a su alrededor.

(...)

El lunes paso como demasiado borroso, se presentó al trabajo, hizo lo que debía, entrego los informes, y salió temprano al ya no tener nada pendiente, eran las cuatro de la tarde cuando salió de la empresa y las cinco cuando estaciono su camioneta en la cochera de su edificio, donde bajo del mismo y se encamino hacia su departamento.

Suspiro queriendo un té con miel ya que sentía sus mejillas congeladas debido a la ventisca fría que le golpeo el rostro, y exhalo el aire que formo vaho frente a su rostro, pensando en que no había estado mucho tiempo fuera.

Entro y se quitó los zapatos, colocándose las cómodas y desgastadas que usaba cada que llegaba a la misma, dejando su maletín en la mesa al lado de la puerta y colgando su abrigo en su lugar mientras se dirigía a la cocina, y solo alcanzo a poner el agua a calentarse cuando la puerta de su departamento fue golpeada cinco veces continuas.

Camino hacia la misma, abriéndola y sorprendiéndose de ver a Yoongi allí, ya que su hyung normalmente usaba aquel lunes para ponerse al corriente en su cafetería con los dulces y postres, por lo que era algo extraño verle allí tan temprano siendo que mayormente eran ellos quienes iban a asegurarse de que se alimentara y durmiera un par de horas para afrontar el dia siguiente puesto que solía descuidarse un poco al sumirse en su propio mundo.

—Hyung— dijo no ocultando la sorpresa en su voz o rostro al ver el afligido rostro del beta que se detuvo a unos pasos de él. — ¿Qué sucedió? — inquirió en voz baja, depositando su mano en el hombro del más bajo para acercarlo a su cuerpo, haciéndolo entrar y caminar a la cocina, sentándolo en una silla cuando vio la mirada levemente perdida.

—Realmente no lo sé— contestó en voz baja.

— ¿Qué paso anoche? — preguntó Taehyung, apoyándose contra la mesada y mirando a Yoongi frente a él que tenía la mirada perdida en la mesa — ¿Se resolvió todo? —

—Un primo me llamo anoche— susurró cruzándose de brazos, y Taehyung sospecho que aquel gesto era más para si mismo. —Perdí el contacto con él hace... años— contó con la mirada fija en las manos que mantenía sobre sus muslos. —Cuando mis padres tuvieron el accidente— murmuró encogiendo un hombro, todavía sin ofrecerle la mirada. —No sabía que se había unido hasta ayer por la noche, cuando me llamo porque... necesitaba que lo vaya a buscar a la estación de trenes— siguió diciendo, y aunque hubiera varios huecos en la historia que su hyung le estaba contando, guardo silencio y le ofreció una taza con té caliente que el beta de inmediato sostuvo entre ambas manos, aferrándose como si aquello fuera a darle coraje para continuar hablando. —No... no me dijo mucho y no quise preguntar, pero Tae— jadeó mirándolo, y el nombrado sintió como su corazón se encogía de dolor en su pecho al verle lucir tan devastado. —Estaba tan mal— susurró, jadeando cuando el aire pareció escapársele, alzando una mano para limpiarse una lágrima que cayó de uno de sus ojos ante los recuerdos y sentimientos.

Taehyung caminó hasta él, envolviéndolo en sus brazos cuando sintió que aquello sería de ayuda, acariciándole la espalda al beta que se encogió en su agarre y escondió el rostro en su cuello, jadeando apenas para controlar el llanto que sabía que no dejaría salir. Pasaron un buen tiempo en aquella posición hasta que Yoongi se recompuso lo suficiente como para liberarlo, sorbiendo la nariz mientras suspiraba y limpiaba sus mejillas sonrojadas y húmedas por las lágrimas que no pudo contener.

LEGADO  -  KTH & JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora