#3🪷

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Era otro día de trabajo para el omega Iván, uno de esos días donde no había mucho movimiento más que los clientes habituales y uno que otro nuevo, sí, era uno de sus días favoritos, dónde se podía sentar en una silla unos minutos y esperar que llegara un cliente.

O un alfa alto, ente oscuro y millonario, para ser específico.

Y es que desde que aquel hombre había llegado esa mañana a pedir ese café helado, su omega no había parado de pensar en él.

No me eches toda la culpa a mí, tú también has pensado en él, hasta búscaste fotos de él en internet.

Le recordó su lobo algo indignado, pero no es algo que Spreen estuviese dispuesto a aceptar.

Saliendo de sus pensamientos, vio como una pareja entraba al local.

Este día había sido muy bueno para ser real. Pensó, odiaba atender parejas.

— Buenas tardes, ¿qué van a pedir? — les preguntó, mirando a la omega.

— Queremos dos cafés y una rebanada de pastel red velvet, el pastel es para llevar — informó el chico alfa, el omega asintió y se puso manos a la obra.

— ¿Me podrían dar sus nombres? — pidió mientras tomaba dos vasos y un marcador.

— ¿Para qué quieres saber su nombre, mmm? ¿No ves que tiene pareja? — preguntó con enojo la omega.

— Es para colocar sus nombres en los vasos — explicó mostrando los dos vasos y el marcador — Si gustan puedo no ponerlos.

— No, no hace falta, mi nombre es... — El alfa le dio el nombre de ambos y Spreen se apresuró a terminar los pedidos, estaba bajo la mirada de una omega celosa y su experiencia le decía que eso no era nada bueno.

— Aquí está su pedido, que lo disfruten — les dio el pedido, normalmente se los diera con una sonrisa, pero eso significaba peligro.

— Gracias, vámonos — se despidió el alfa, mas la omega se acercó a Spreen por encima del mostrador.

— Ese alfa que ves ahí, es mío, más te vale mantener distancia — amenazó, Spreen asintió algo incómodo.

— Amor, vámonos — el alfa tomó el brazo de la omega y la sacó del local, Spreen pudo respirar.

— Dios, aún no puedo creer que existan novias así — exclamó Conter, Spreen asintió.

— El calor anda endemoniando a las personas — concluyó el omega.

La campanita del local volvió a sonar, anunciando un nuevo cliente.

Es él. Pensó al ver al alfa bonito de hace unos días, pero esta vez no venía solo.

— Buenas tardes, ¿qué van a pedir? —

— Quiero un café helado -el alfa se volteó para ver a su acompañante — ¿Qué vas a querer tú? —

— Un frappuccino está bien — El omega tomó dos vasos y un marcador.

— ¿Me podrían decir sus nombres? — pidió aunque él ya supiera el nombre del alfa.

— El es Shadoune y yo soy Destri — respondió el beta, Spreen asintió con una sonrisa e informó que ya les prepararía el pedido.

— Uhh, me están llamando, ya regreso — Destri salió del local.

— Aquí tiene su pedido — le extendió los dos vasos al alfa.

— Gracias — agradeció tomando los vasos — ¿Cuál es tu nombre? — se atrevió a preguntar.

— Spreen, Iván Spreen — no sabía porqué sintió la necesidad de responder, anteriormente le habían pasado situaciones iguales, con la diferencia que siempre evitaba responder.

— Tienes un nombre muy lindo, muy propio de ti — halagó el alfa, sonrojando al omega.

Antes de que Spreen pudiese decir algo el beta llamó al alfa.

— Me tengo que ir, espero verte pronto — el alfa le guiñó un ojo antes de irse, dejando a Spreen y a su omega alborotados.

Ice coffee - Shadreen [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora