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Cuando llegó el lunes Pavel estaba nervioso dando vueltas en su habitación. Su corazón corría velozmente en su pecho, las palmas de sus manos se sentían sudadas cuando se las frotaba la una con la otra. La espera lo tenía exasperado. Se sento en su cama de golpe.

¿Quién pensaría que de estar despotricando tanto sobre los omegas estaría aquí queriendo cortejar a uno? Era una locura. Parecía irreal, pero era cierto. Se pasó las manos por su cabello y cerró los ojos. Estaba esperando que Nut le avisará.

La espera lo tenía mortificado y su mente daba vueltas imaginando miles de escenarios, ¿cómo reaccionaría su dulce Pooh? ¿Lo rechazaría? La sola idea de un rechazo lo tenía hecho pedazos. Apartó aquellos pensamientos caóticos y se concentró en los positivos pero los negativos volvieron arremeter contra él al darse cuenta que Pooh aquel sábado lo había ignorado y sólo le había dedicado dos miradas relativamente cortas.

El nudo en su garganta se hizo pesado, necesitaba urgente un vaso de agua. Trató de relajarse y dedicó su atención a la coronita de flores que había hecho ayer por la noche. Los hermosos girasoles brillaban con escarcha, sonrió, Nut y sus ideas tontas. El obstinado omega le había dicho "Pooh ama las escarchas, las cosas brillantes y los stickers de gatitos" cada cosa que Nut soltó ese día Pavel la guardo en su memoria. Quería saber todo de Pooh, quería todo de él.

Cursimente se imaginaba un futuro con su dulce omega cuando ambos fueran adultos. Se imaginaba la casa, a sus hijos y como sería la boda. Se dio un golpe en la frente porque se estaba adelantando a los acontecimientos. Definitivamente sonaba como un tonto enamorado.

Nunca creyó en el amor a primera vista pero desde que conoció a Pooh se dio cuenta de que existe. Porque sí, se puede sentir algo intenso por alguien sin conocerlo del todo, tan sólo basta con una mirada y esa persona te pone a temblar y el corazón a tartamudear.

El pitido de su teléfono lo hizo levantarse de un salto. Revisó el mensaje y respondió de inmediato; era su hermano Nut informándole que todo ya estaba despejado. Su respiración se aceleró y su corazón latió con fuerza que hasta pudo sentirlo intensamente en sus costillas. Tomó la coronita de girasoles y agarró el pomo de la puerta y la abrió, tomó respiraciones lentas y se dirigió hacía abajo. Cada escalón se sintio tortuoso y cuando bajó el último escalón sin dudarlo sus pasos se dirigieron hacía la sala de estar.

La dulce imagen de Pooh sentado en el gran sofá de felpa mientras en sus largos dedos sostenía una taza de chocolate caliente mientras soplaba para que se enfriara lo tenía embobado y más cuando el pelicastaño probó un poco y hizo un ruidito gustoso.

"Enamorado, estoy tan enamorado" los pensamientos pusieron a Pavel en una espiral. No esperaba sentir emociones como estas tan rápido pero las siente y más le sorprende que su pomposo y complicado lobo interior estaba feliz y gustoso de que haya elegido a Pooh.

Cuando Pooh terminó su chocolate caliente Pavel se acercó un paso y otro paso. Sus piernas temblaron y su aliento salió en bocanadas. Con manos temblorosas se acercó aún más y Pooh lo perforó con aquellos hermosos ojos almendras sonriendo al verlo y el corazón y todo el interior de Pavel se calentó por aquella preciosa sonrisa. Pavel le devolvió la sonrisa y con más ánimo y valentía colocó la coronita de girasoles en la castaña cabeza con mechones escarchados. Sintió la suavidad de las hebras y el olor a cerezas lo llenó de júbilo. Quería enterrar la cabeza en aquellos suaves rizos, quería impregnarse de su olor a cerezas.

Acomodo la coronita y cuando se sintió satisfecho alejó sus manos. El miedo recorrió a el pelinegro cuando Pooh lo miró con asombro; su boca y sus ojos estaban abiertos, se veía aturdido y sus manos se fueron hacía su cabeza tocando la coronita. Sus mejillas se colorearon y a Pavel le encantó ese color en aquellas pecosas mejillas.

Pooh sonrojado era la cosa más linda y adorable que sus ojos habían visto jamás. Sus pecas sobresalieron más con el tinte rojo. El omega bajó sus manos y miró al alfa con confusión, Pooh estaba tan perdido y Pavel se golpeo mentalmente por ser tan tonto. Debía primero hablarle y después le daría la coronita, pero su emoción por ver cómo se vería la coronita en Pooh lo hizo actuar apresuradamente.

—Lo siento... Soy tan tonto—se disculpó y su mirada estuvo fija en Pooh—A veces me ganan los impulsos—suspiró y tendió su mano mostrando una sonrisa suave y dulce—Soy Pavel Naret y yo sólo quiero que sepas que me gustas y quiero cortejarte, ¿me lo permites?—la duda tiño su voz y al Pooh no agarrar su mano la retiro y juego con ellas con nerviosismo—Yo aceptaré cualquier cosa que decidas darme. Si quieres una amistad podemos ser amigos o si en cambio aceptas mi cortejo podemos tener muchas citas—cuando Pavel se enfocó bien en el rostro de Pooh sólo se encontró con la mirada perpleja de este —Lamento si te hice sentir incómodo.

El corazón de Pavel se apretó y el rechazo lo sintió como una brasa quemandolo. Sabía que Pooh no lo aceptaría y esa confirmación lo enfermo porque él quería hacer feliz al omega y no le importaba lo diferente que fuera Pooh con su estilo llamativo y infantil y tampoco le importaba que este fuera mudo porque Pavel llenaría todos los espacios vacíos de las charlas.

Su dulce corazón de 16 años quería entregarle el universo entero al lindo omega de 15 años y sabía que sería para siempre, que desde aquí su corazón estaba sellado, enjaulado y entregado a Pooh.

—Entiendo si no te gusto...Yo...—se detuvo cuando vio como la cabeza de Pooh negó frenéticamente y el omega buscar su libreta garabateando algo y se lo dio.

Pavel agarró tembloroso la libreta y leyó su contenido.

"También me gustas... Pero soy mudo y no creo que quieras un omega así"

Pavel alzó la cabeza y se encontró con aquellos orbes marrones mirándolo con angustia, tristeza y pena. Y cuando sus delgados dedos estaban apunto de tocar la coronita de flores para quitarsela Pavel lo detuvo y se sento a su lado.

—No me importa que seas mudo, yo te quiero así—confesó y apretó sus manos juntas. Sus ojos brillaron y le sonrió a él tímido e incrédulo omega—¿Me permites cortejarte?

Todo alfa respetuoso y de buena familia utilizaba el cortejo y en este mostraban sus buenas intenciones.

Pooh se mostró dudoso, sus emociones confusas nadaban por sus bellos ojos. Soltó un suspiro y apretó las manos del adorable alfa. El olor a mar y madera lo llamaban, lo discolocaban.

Desde la primera vez que sus ojos conectaron Pooh quedó flechado, tan cautivado. Aquellos bellos ojos negros y misteriosos lo llamaban suplicantes. Fantaseó toda la noche con el bonito alfa, pero también llegaron pensamientos pesimistas que le hacían doler el pecho "Ningún alfa se fijara en alguien como yo. Soy defectuoso. Ese alfa jamás se fijara en mí"

Pero ahora que el alfa estaba ahí pidiendo cortejarlo apretando sus manos con suavidad y sonriéndole tan bonito, Pooh sentía la esperanza inundar su corazón. Este alfa elegía cortejarlo y no le importaba su condición.

Una temblorosa sonrisa se adueñó de su cara y asintió con mucho entusiasmo, sus ojos brillaron acuosos y sus labios se movieron pero no salió sonido. Pavel no necesito palabras, esa sonrisa y ese asentimiento para él significaron el mundo entero. Su cortejo había sido aceptado y eso era lo que importaba.

Su cuerpo se inundó de dicha y felicidad y envolvió al omega en sus brazos.

Todo calzaba. Todo se sentía perfecto.

¿Puedo ser tu omega? // PavelpoohDonde viven las historias. Descúbrelo ahora