El impacto rítmico de la música electrónica embestía mis tímpanos con una fuerza que trascendía lo físico, las luces de neón, danzando en una coreografía hipnótica que pintaban el ambiente con destellos de surrealismo. Entre la multitud, emergían figuras vestidas con prendas que parecían extraídas de un universo paralelo, cada una revelando su propia esencia en un desfile de autenticidad y singularidad.
En la barra, algunas chicas vestidas con estampados de leopardo se acomodaban con gracia, mientras que otros, ataviados con abrigos de cebra u otros diseños animales de pelaje blanco, compartían risas y humo animadamente, sopesando la posibilidad de invitar a alguien a la cautivadora pista de baile. Los rostros ocultos tras máscaras dotaban a la multitud de un aura de misticismo, donde la realidad se entrelazaba con la fantasía y colores: cuervos, leones, conejos, liebres, zorros, gatos y una infinidad de otras formas y criaturas, cada una portando consigo una esencia única.
A pesar de que aquel entorno no encajaba exactamente con mi zona de confort habitual, me resultó imposible resistirme a la vibrante energía que saturaba el lugar. Había escuchado previamente acerca de la experiencia fantástica que ofrecía, pero nunca encontré el momento adecuado o las ganas suficientes para aventurarme fuera de mi casa en el ultimo tiempo.
En medio de la vibrante atmósfera del lugar, sentí una determinación renovada y una mezcla de emociones que iban desde el adelanto hasta una sutil ansiedad por no dejar pasar esta ocasión crucial. Era consciente del peso de la responsabilidad que conllevaba no defraudar este encuentro, sabiendo que el destino a menudo se teje con hilos tan delicados como impredecibles.
El peso de mis sospechas recaía sobre el hecho de que Dalton me había recomendado, lo cual añadía una nueva capa de presión a la situación. Sentía la urgencia de impresionarlo, de dejar una huella imborrable en su mente y en su percepción sobre mi trabajo.
La idea de convertirme en una especie de hechicera, capaz de encantar y cautivar al "extraño conocido" de Dalton con mi arte, se instaló en mi mente como un desafío. Sabía que este encuentro representaba una oportunidad única para demostrar mi valía, y estaba dispuesta a desplegar todos mis encantos y habilidades para lograrlo.
―¡Escuchen! ―nos gritó Chaewon, plantándose delante de nosotros con una determinación que casi podía sentirse en el aire. ―¡No se despeguen de mí! ¿Entendido? ―intentó buscar nuestras miradas en la oscuridad, aunque sus ojos se perdieron en la penumbra.
Con un gesto de cabeza firme, nos indicó que lo siguiéramos a través del bullicio de personas que se interponían en nuestro camino. Se abrió paso entre la multitud, solicitando cortésmente permiso para despejar el espacio delante de nosotros, con cada disculpa, un paso hacia adelante; una muestra de su habilidad para navegar entre la masa de cuerpos que llenaban el lugar.
Y entonces llegó mi turno.
Inspiré profundamente y tomando ejemplo de Chaewon, me deslicé entre la multitud con gracia y respeto. Cada disculpa que pronunciaba se convirtió en un mantra, recordándome mi propósito y fortaleciendo mi determinación para alcanzar el otro lado; con mis brazos extendidos, procuraba mantener una distancia respetuosa con los demás, tratando de proteger mi espacio personal en medio del tumulto. Sin embargo, la presión de la multitud era palpable, y luchaba por mantenerme erguida mientras lidiaba con el espacio limitado que me brindaban aquellos que me rodeaban. Mientras avanzaba entre la multitud, un repentino tirón en mi muñeca me hizo detenerme en seco y con un escalofrío de incredulidad, noté que mi pulsera se había desprendido y ahora yacía perdida en medio del caos. Maldije en un grito, invocando a todos los santos posibles por la mala suerte que me perseguía en ese preciso momento.
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Colorimetría del Amor
Romance..."Voy a perturbarte, cada fibra de tu ser anhelará por mí y pedirás ser mi musa. Desde ahora, seré yo quien capture tu esencia en esa cámara."... ..."Pierdes tu tiempo, siempre he tenid...