OO3. Lo que el invierno trajo.

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Estaba viendo cómo el viento jugaba con él. A veces simplemente le daba la vuelta al objeto o lo recogía y lo llevaba. Estuvo bien; Se suponía que debía mirar ese viejo y vibrante sombrero de paja moverse así. 

Seguía vestido con su casaca y short y aunque el viento seguía siendo una mala excusa para usar el sombrero, el gorro siempre encontró la fuerza para levantarse del suelo y flotar nuevamente hacia el cielo.

No estaba destinado a permanecer quieto por mucho tiempo, ya que destrozaría el espíritu que habitaba en su interior y si bien faltaba una hora, el sol comenzaría a ocultarse y anunciaría una hermosa noche.

Una figura cruzó la corta distancia que se había hecho entre el sombrero y el suelo. Y cuando escuchó una alegre risa, supo que era Luffy quien se acercaba a pasos agigantados. 

— ¡Oye! ¡Dijiste que serían solo dos horas! —hasta entonces, su voz había alcanzado nuevos niveles pero Dalton era un niño inteligente. Sus dientes blancos como perlas estaban entrelazados en un ceño indefinido—, estoy seguro que mi nueva amiga sigue esperando en el campo.

Una risa fue su respuesta, sin embargo, esto no había conmovido a su hijo que con furia se ajustó el sombrero en su cabecita. 

— Estas exagerando —bufó y al rato,  el Rey Pirata infló su pecho de forma absurda—. Además soy tu padre, no deberías gritarme de esa forma. 

El pirata simplemente parpadeó antes de volver a centrar su atención en el pequeño.— ¡No soy un mentiroso! En realidad... ¡Hice dos amigos de camino a casa!

— Estoy seguro que se trató de una cucaracha o algo así —murmuró antes de llevarse un sándwich de esos que preparaba Sanji a la boca. Porque sería correcto que Luffy sólo pensara en su estómago y en las formas de llenarlo, pronto llegó el ruido de los platos y el ruido de los cubiertos, Dalton instintivamente se estremeció al imaginar el desastre que sin duda él estaba haciendo.

Un pequeño gemido escapó de su boca, no duró mucho porque él se alejó de papá, y se fue un poco irritado y rechazado. Se sentía mas agotado y con sueño de lo normal y lo asoció a que jugó mucho. El clima es templado casi todo el año y al final se dejaba sentir algún frío; pero Dalton es tan saludable que nunca enfermó a su corta edad. 

Su padre era un idiota testarudo, siempre parecía nunca preocuparse por todo y nada. El sombrero cayó sobre sus piernas convertido en un montón arrugado de tierra y paja. Se dice que en un hogar hay muchos disturbios; hijos alegres, un padre que olía a jardín y una mamá pura como una estrella que cuidaba de flores. 

Aquel rasgo de amor maternal nunca lo tuvo, Robin era como un jazmín; siempre tan buena consolándolo y Luffy... Luffy hacía lo que podía.  Nunca había sabido exactamente lo que era tener a su mamá con él.

Y pese a que sentía que aquello era todo lo que necesitaba, en la noches justo como hoy, arrugó sus manos en un puño y rompió a llorar, dejando caer su cabeza sobre los grises almohadones que manchaba con sus lágrimas. 

Entonces, cuando llegó una fiebre bastante fuerte, el pobre niño ni siquiera encontró fuerzas para levantarse de la cama. Sentía su cabeza como si fuera un globo demasiado inflado, le dolían todas las extremidades y no pudo evitar estremecerse ante la pequeña brisa que entraba por la ventana. 

Enterrando su acalorado rostro en la almohada, el pequeño Dalton gimió de miseria mientras contemplaba llamar a su papá. 

 — ¡Papi! —la voz era infantil e inocente. Podía oír el suave crujido de la alfombra cuando los pasos se acercaban al dormitorio. Para alivio del pequeño, los pasos se detuvieron en el borde de la puerta, demorándose sólo un segundo antes de retroceder, y después de un rato pudo escuchar el golpe de las sandalias contra las baldosas.

Hurts. One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora