Se apresuró a abrir la puerta, ahora de cara al mundo exterior y los rayos del sol brillante, la hacían protegerse de la reprochable mirada de Luffy. Aunque ahora estaba en la sombra, era fácil ver su mirada aterradora desde debajo de su sombrero de paja.
Podía ver muy bien que él estaba enojado, su brazo volvió a su rostro frotandolo, y sabía que cuando Luffy estaba enojado generalmente había un precio que pagar.
— Dejémoslo, ¿si? —sugirió Nami tan pronto como se alejó. Entonces apartó la mirada de Luffy, evitando el contacto visual para no irritarlo una vez más. Sintió su corazón tan oprimido, que le fué imposible dejar de llorar por sus sentimientos que le destrozaron el pecho.
— Solo dímelo y te dejaré en paz —empujó una vez más a Nami y tratando de mirarla a los ojos, pero falló ante la persistencia de ella de no hacer contacto visual. Empezó a enojarse — Te fuiste antes de que llegaramos a la última isla y el estúpido mapa que dejaste no fue suficiente por haber huido.
Luffy en realidad quería gritar y reprocharle tantos años de abandono.
Pero Nami, aunque sentía que cada célula de su cuerpo le gritaba que huyera y se escondiera en algún lugar; en cualquier otro lugar, se obligaba a permanecer sentada y mirar los ojos de Luffy.
Al hacerlo, sintió una repentina necesidad de besarlo. Era como si admitir que sus sentimientos se habían vuelto incluso mucho mas fuertes por la distancia y eso ocasionó que se desataran las compuertas de sus hormonas. En realidad lo extrañaba muchisimo más de lo que creyó.
Nami agarró las solapas de su chaqueta y le sonrió con el infinito amor que siempre había sentido. Ella finalmente encontró su voz y respondió con tristeza:
— Ahora soy más feliz Luffy.
— No fue divertido —gruño con una mueca falsa porque simplemente no podía sentir resentimiento hacia ella. Él le sonrió entre dientes entonces, porque Luffy volvió a ver a la misma Nami de hace años—, Zoro a veces creía que no volverías pero seguías siendo mi nakama. Asi que simplemente te esperé, no sé porque decían esas cosas estúpidas.
— Eso es muy egoísta, Luffy —balbuceó, sintiendo de repente vergüenza al darse cuenta de que su corazón latía como nunca antes—. ¿Y si no hubiera regresado?
Entonces preguntó.
Luffy se tensó y arrugó la frente. Tal vez él no se dió cuenta de lo alterada que se sentía, de lo repentinamente insegura de sí misma en la situación en la que estaba.
— Tú no me dejarías —se detuvo y frunció el ceño al ver la expresión de Nami—. No te equivoques, Nami, no te voy a dejar marchar aunque me lo supliques.
Y Nami le sonrió con profunda tristeza. Se preguntó si siempre iba a tener esa sensación de hundimiento en el pecho porque aquel anillo de promesa pareció burlarse de ella cuando recelosamente brilló en el dedo de Luffy.
— Oye, no soy de tu propiedad —ella río jalándole la nariz.
— ¿Entonces te quedarás? — preguntó amablemente, como si sospechara de sus vacilaciones. La mano de Nami acarició suavemente su mejilla.
Ella asintió con ternura, pues amaba a Luffy tanto que no le importaba si algún día sus sentimientos serían correspondidos.
Finalmente, Luffy rompió el contacto visual y fue a por su equipaje. Ella casi respiró aliviada. Sería mejor que aprendiera a controlar sus reacciones hacia él, si no, no sobreviviría a aquello.
—Ven arriba, te enseñaré dónde vas a dormir —le dijo Luffy emocionado, cuando volvió un momento después.
Nami asintió y se giró para seguir a Luffy. Estaba empezando a sentirse abrumada. Había anticipado tener que lidiar con Luffy y el niño, pero la incertidumbre era insoportable.
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Hurts. One Piece
FanficElla no podía ser sólo una amiga. Ella quería ser alguien especial para él.