Capítulo 18

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El primer día habían hecho muchas actividades: aprendieron a hacer fogatas, manualidades, pescar e hicieron un círculo alrededor de una fogata. Josie había pasado todo el día con Hope, para la alegría de ella, ya que le habían colocado en su grupo de expedición, junto con Olivia, otra vez. Así que mientras las tres andaban por el sendero, estaban dando una caminata con el resto del grupo, podía observarla todo el tiempo que quisiera.

Olivia charlaba con ella, pero Josie no le prestaba la gran atención, y cada vez que Olivia parecía querer tocar a Josie, la cobriza llamaba a la chica para que fuera adelante con ella. Josie pensaba que era debido a que Hope no quería estar con ella, eso la deprimió, pero volvió a estar feliz cuando tuvieron que agarrarse de la mano, para cruzar el río sin caerse. La mano de Hope era cálida y su piel extremadamente suave, sintió un choque eléctrico recorrerle todo el cuerpo el cuerpo cuando la tomó, fue una lástima que tuvieran que soltarse al llegar a la orilla.

—Me duelen los pies—dijo Olivia al rato, los otros grupos estaban a unos pasos más adelante.

Josie había notado las miradas desaprobatorias de sus amigas, cada vez que la pillaban mirando a Hope. Había intentado evadirlas cuando tuvieron que cruzar el río, ya que sospechaba que más tarde la reñirían por mostrarse como una boba al agarrar la mano de Hope.

—Podría cargarte— ofreció Josie y por un momento la cobriza delante de ellas les prestó atención, ladeando la cabeza para escuchar mejor. Olivia le sonrió a la castaña— Pero ya que a mí también me duelen las piernas, no lo haré.

—¡Oh, vamos! — dijo dándole un golpecito juguetón en el hombro, Hope bufó.

—Dejen de hacer el tonto. El grupo nos está dejando atrás, Salvatore— dijo y se fue unos pasos lejos de ellas, avanzando, y las dos chicas se apresuraron a alcanzarla.

Al llegar a la cascada todos quedaron impresionados, caía sobre unas rocas enormes y el agua parecía transparente. El profesor pidió a los estudiantes no perderse entre el bosque y que nadaran con precaución. Josie recordó haber visto el bañador azul por debajo de su camiseta blanca. El corazón se le aceleró, la vería casi desnuda, pero, sintió como las manos de sus amigas la jalaban y la llevaban a un lugar más apartado.

—Ni creas que vamos a dejar que pases el ridículo allí, mientras miras a esa perra— le dijo Lizzie y Maya asintió

—¿De-de qué hablan? — preguntó, nerviosa.

—Hablamos de que aún no se había quitado la ropa y ya estabas babeando— la retó la morena y Josie se impresionó, le habían dado justo en el clavo.

—Yo no estaba haciendo eso.

—¡Claro! No planeabas quedártela mirando mientras se desvestía, ¿verdad? — preguntó Lizzie sarcásticamente y Josie se sonrojó.

—¡Si lo ibas a hacer! — la acusó Maya, muy exasperada.

—Yo soy un ser humano, perdonen— dijo apartándose malhumorada de sus amigas— Ahora, vamos nosotras a bañarnos.

Lizzie y Maya la siguieron, aun enumerando las razones por las cuales Josie era una idiota, y se encontraron a Elena con un bañador rojo en la orilla del claro. Las chicas ya se habían quitado la ropa, Josie llevaba un bañador con la parte superior de color blanco y la inferior negra. Elena silbó al verlas.

—Vaya Salvatore. Quién diría que estuvieses tan buena— se burló su amiga y Josie le dio un empujón, haciendo que callera al agua.

Las tres empezaron a reír al ver el cabello empapado de la castaña, parecía un perro mojado. Josie intentó no gritar tan alto cuando Lizzie la tumbó a ella también. Al hundirse en agua su piel se le erizo, estaba fría, muy fría. Se cubrió los brazos con sus manos y comenzó a frotarlos, miró a Lizzie con ojos amenazantes.

Rivales | HosieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora