𝐖𝐄 𝐁𝐄𝐋𝐎𝐍𝐆 - [Daniel Ricciardo]

12. Double Date

▬▬▬ CHAPTER TWELVE ▬▬▬
Cita Doble

📍🇬🇧 Londres, Inglaterra

ADHARA

Ya olvidé cuando fue la última vez que tuve una cita.

Quería creer que por esa razón me sentía tan nerviosa, que la incertidumbre que representaba sentarme a la mesa con el hombre del que en secreto estaba enamorada y por el otro lado con él que fingía una relación, no me afectaba en lo absoluto. Quería creer que lo tenía todo controlado, aunque lo cierto... lo cierto es que estaba a punto de volverme loca.

Por cuestiones de agendas y porque esta vez éramos tres personas las que teníamos que hacernos coincidir, la cita que convencí a Daniel de aceptar se aplazó hasta antes del GP de Gran Bretaña. Así que ahora estaba en Londres, preparándome mentalmente para lo que yo estaba segura que sería un desastre.

Necesitaba tanto acorralar a Daniel de alguna manera que no me detuve a pensar lo que implicaba sentarlo en la misma mesa que Joe. Para empezar, el piloto me conocía muy bien, he llegado a pensar algunas veces que incluso mejor que yo misma. Con esa presión encima y los nervios de actuar todo este teatro de la pareja enamorada con Joe, apenas me quedaba fuerza para respirar. No sobreviviría.

En primer lugar ni siquiera estaba segura de qué ponerme. Llevaba dos horas cambiando un atuendo por otro, combinando prendas, desfilando frente al espejo de cuerpo completo del vestidor sin sentirme realmente satisfecha con mi aspecto.

Lo cierto es que la idea de que tenía que impresionar a dos hombres no me dejaba en paz y entre tanto pensar y reprocharme a mí misma una y otra vez haber organizado esta reunión, terminé llegando al vestíbulo del Hotel con el primer conjunto que me probé: me acomodé la base de la camisa azul de manga larga dentro del short de vestir en el mismo tono pero más oscuro. Sentía mis piernas temblar sobre los altos tacones de correa en color vino, y el cabello me lo recogí en una coleta media que sujeté con un listón, eso hacía más evidente que fui al estilista recientemente a cortarlo.

—Estás hermosa.

Aunque las primeras palabras que salieron de la boca de Joe fueron un halago capaz de ponerme las mejillas como manzanas, no pude evitar sentirme insegura.