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Lisa entró a la cafetería, haciendo resonar sus tacones contra el brillante y limpió suelo de mármol blanco, algunas miradas se posaron rápidamente en ella y las personas empezaron a murmurar

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Lisa entró a la cafetería, haciendo resonar sus tacones contra el brillante y limpió suelo de mármol blanco, algunas miradas se posaron rápidamente en ella y las personas empezaron a murmurar.

La pelinegra se acercó a la barra, en dónde estaba un hombre alto, musculoso, piel bronceada y cabello negro, él cual le sonreía.

Jungkook.

—¿Ya terminaste? — preguntó Lisa, sentándose en un banco y posando unos documentos en la barra, dándole una mirada de reojo a su esposo y después a sus papeles.

—Aún no, cariño, falta media hora para que me vaya — dijo Jungkook, sonriendo al ver a su esposa enfocada en los papeles, sabía que ella lo esperaría. —¿Quieres algo de beber?

Lisa suspiro y lo miró. —Café, por favor.

Jungkook sonrió y asintió, antes de tomar una taza y empezar a moler café para dárselo a su preciada esposa.

Lisa lo miró atentamente mientras preparaba su taza de café, la pelinegra suspiro y miró a su alrededor, su vista se detuvo en las flores que había en la esquina de la barra, las flores estaban sueltas, como si las hubieran traído personas diferentes.

Lisa supo que así había sido cuando noto algunas rosas de color rosa y rojas. Frunció el entrecejo y se levantó de su asiento, caminando hacia las rosas, las tomo en rollo y camino hacia la basura, bajo la atenta mirada de las clientas que habían regalado esas rosas a Jungkook, su esposo.

Lisa las tiro a la basura y no conforme con eso, las piso dentro del bote, destrozandolas para que no pudieran ser recuperadas nuevamente. Con su rostro inexpresivo regreso a su asiento y miro a Jungkook, quien tenía el entrecejo fruncido.

—¿Qué? — preguntó Lisa, tomando su taza de café y dándole un sorbo.

—¿Por qué hiciste eso? Me las regalaron a mi — dijo con tono de reproche.

Lisa tomo tranquilamente su café, dejando la taza encima de la barra y mirando a su marido.

—Resulta que estás casado y no puedes aceptar nada de otras mujeres — dijo.

—Eso es egoísta.

—¿Acaso te gustaría que otro hombre me tocará? — aquello causó que el rostro de Jungkook se oscureciera y se mostrará más serio.

—No, Lisa.

La pelinegra alzó los hombros y lo miró con una suave sonrisa de lado.

—Así me sentí yo al ver las flores — dijo, mirándolo fijamente a los ojos, mostrándole que no estaba jugando y que aquel acto tampoco había sido algún berrinche suyo. —Apresúrate, quiero ir a casa.

Jungkook bufó antes de salir detrás del mostrador y caminar hacia ella, tomándola del brazo y llevándola hacia los cambiadores de la cafetería, entraron al cuarto y Jungkook la pego a la pared, Lisa lo miró curiosa pero de manera seria.

»Positions 🍓 +18 [ Lizkook ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora