Ippo Makunouchi.

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" Confesión. "

Estuviste todo el mediodía limpiando la casa de Takamura; era un desastre, sin mencionar el mal olor que había. No podías creer lo desordenado que podía ser tu hermano. Takamura no te quería ahí; él era feliz con su desorden.

— ¡Ya deja de limpiar, mujer! Pierdo de vista muchas cosas así. —  Reclamó en voz alta, cruzándose de brazos frente a ti mientras sostenías una caja pesada. Él ni era capaz de ayudarte.

— ¿Pierdes qué? Has convertido esta casa en un desastre, cierra la boca. —  Te defendiste, no permitirías que Takamura te intimidara; no eras sus amiguitos.

— Agh, mujeres, quién las entiende. —  Bufó, dándose la vuelta y comenzando a caminar para salir afuera; seguramente saldría a correr.

No tardaste en suspirar con molestia, ni siquiera perdiste el tiempo en gritarle algo. Él era así, pero sabías muy en el fondo que te apreciaba; bueno, eras lo más cercano a un familiar que tenía en estos últimos años, y tú jamás te irías, sin importar sus actitudes.

Proseguiste limpiando y ordenando la mayoría de las cosas que yacían en el suelo u otros sitios, notando la diferencia entre tener un hogar limpio y cómodo y tener uno desordenado y con mal olor.

Después de unos cuantos minutos, ya habías terminado. Exhausta, te dejaste caer al suelo, mirando el techo con los ojos entrecerrados. ¿Era sueño? No te vendría mal dormir. Lentamente cerraste tus ojos, sintiendo una placentera calma. Lástima, no duró mucho, tu teléfono sonó, un mensaje. ¿De quién?

Te sobresaltaste al ver el nombre: era Ippo Makunouchi. En tus labios rápidamente apareció una sonrisa. Sí, estabas lo bastante enamorada de él. Pero, si no mal recordabas, lo habías visto más de una vez junto a Kumi Mashiba. No estabas celosa, no eras de pelearte por un hombre, lo veías como un amigo a pesar de tus sentimientos románticos por él.

En fin, leyendo el mensaje, pudiste ver que decía: "¡Ah, hola ___! Estoy deseoso de verte. Iré a casa de Takamura, espero que estés ahí." Y luego, otra vez sonó tu teléfono. Era él de nuevo. "Quiero decir, estoy contento de verte, no me malentiendas". Comenzaste a reír en bajo. Era tan tonto y lindo a la vez, te tenía encantada su personalidad.

No te molestaste en responderle; después de todo, él ya venía en camino. En cambio, tú, de un brinquito te pusiste de pie. Saliste casi corriendo al baño; necesitabas lavar tu rostro y retocar tu maquillaje. Estabas llena de polvo y sudor, y no querías que Ippo te viera así. Una vez en el baño, lavaste con cuidado pero un tanto apresurada tu rostro. Tras secarte, comenzaste a usar algo de labial y rimel; no te gustaba sobrecargarte tanto de maquillaje. Tu ropa estaba bien; por suerte, no estaba sucia, así que no te molestaste en cambiarte.

— Ah, ¿por qué estoy tan nerviosa? — Murmuraste, mirando tus manos, las cuales temblaban ligeramente. Era la primera vez que Ippo te mandaba un mensaje de ese estilo; algo nuevo. Aún así, no te hacías ilusiones; podía simplemente necesitar ayuda o contarte algo emocionante para él. Sí, estabas deprimiéndote tú misma, qué tonta.

En ese preciso instante, yacías en la sala, sentada en el suelo, bueno, sobre un cojín. Sobre la mesa reposaban algunas golosinas, galletas y otros dulces. Estabas impaciente, ¿por qué tardaba tanto ese chico en llegar? Apoyaste el codo sobre la mesa, usando la palma de tu mano para sostener tu mejilla.

Después de unos minutos, percibiste una sombra bajo la puerta y algunos ruidos. Eso te alarmó, pero se te pasó por la mente que podría ser Ippo, ¿pero por qué no golpeaba? Lentamente, te pusiste de pie, dando pasos silenciosos. Y sin previo aviso, abriste la puerta. Ahí estaba él, justo con la mano levantada para golpear la puerta.

Hajime no Ippo: One-shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora