Volg Zangief.

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" Un adiós definitivo. "

— ¿Te gustaría salir a caminar conmigo? El clima está agradable hoy, deberíamos aprovecharlo. —  propuso el pelirrojo, esbozando una leve sonrisa llena de ternura.

Asentiste, aunque un poco desganada. Pero si se trataba de pasar tiempo con él, estarías dispuesta a hacer cualquier cosa.

Con una suavidad casi imperceptible, él tomó tu mano, ayudándote a levantarte. Murmuraste un agradecimiento, a punto de apartar la mano, pero él la entrelazó con la suya, creando un contacto cálido y cómodo.

Te pareció algo inesperado, pero no te resististe. Ambos caminaron hacia la salida y, una vez allí, contemplaron el cielo azul. La brisa era fresca, lo suficientemente agradable como para no necesitar mucho abrigo.

— Entonces, ¿qué planes tienes al terminar tus estudios? —  preguntó Volg, buscando iniciar una conversación. No le agradaba el silencio incómodo.

— Si te soy sincera... no lo sé. No sé qué dirección tomaré, estoy insegura al respecto. Yo... solo no lo sé. —  confesaste, apretando los labios con suavidad. La pregunta te provocó un nudo en el estómago; hablar sobre tu futuro te ponía muy nerviosa.

— Lo entiendo. Estoy seguro de que encontrarás la respuesta más pronto de lo que piensas. —  respondió, mientras acariciaba tu mano con la yema de su pulgar, intentando tranquilizarte.

Guardaste silencio, deseando disfrutar de la caminata, probablemente la última que tendrías con Volg.

Habían mantenido una relación de un año. Sin embargo, debido a las complicaciones de la vida, las metas y responsabilidades de cada uno, la relación fue perdiendo esa chispa que los había mantenido enamorados.

Volg siempre fue un buen chico contigo, no tenías quejas. Probablemente sería el mejor hombre que habrías conocido, te había brindado una experiencia romántica hermosa. Pero nada es para siempre, y todo tiene un comienzo y un final. ¿Es posible evitar ese final con la persona que más amas? No lo creías.

Porque cuando algo se rompe, es imposible repararlo completamente. Por más que te tomes el tiempo de recoger cada pieza y colocarla en su lugar, siempre quedan marcas.

— Lamento haber descuidado nuestra relación. Creo que me enfoqué tanto en el boxeo que olvidé lo importante que eres para mí. —  confesó el pelirrojo, cambiando de tema de repente. Su voz, impregnada de tristeza, a la vez que apretaba suavemente tu mano.

Te encontraste sin palabras. Él se estaba disculpando por algo en lo que ambos habían fallado. No podías culparlo, ni deseabas que antepusiera la relación a su pasión por el boxeo.

Pero, a pesar de todo, dolía. Dolía profundamente.

— No tienes nada de lo que arrepentirte. Ambos cometimos errores, al fin y al cabo. Yo... nunca me perdonaría si dejaras tu sueño de ser boxeador por mí. —  respondiste finalmente, deteniendo tu caminar y, con un movimiento lento y deliberado, retiraste tu mano de su agarre.

— No digas eso, jamás serías culpable de nada. Te amo demasiado, ___. —  su voz denotaba una profunda desesperación, su expresión reflejaba el tormento que sentía. Una vez más, tomó tus manos, apretándolas suavemente mientras las acariciaba con ternura.

— Yo también te amo, Volg. Te amé con una intensidad que jamás imaginé, y no me arrepiento de ello. —  suspiraste, desviando la mirada. No podías sostener su mirada, no en una situación tan cargada de emociones.

— Mírame, ___. —  imploró él, como si esa fuera su única necesidad en ese momento. No fuiste capaz de mirarlo; sentías las lágrimas acumulándose en tus ojos, quemándote.

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⏰ Última actualización: Jul 27 ⏰

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